La Manada Salvaje -APARTADO ABIERTO-

Cammeron:
-Te equivocas, no iré tan fácilmente con ustedes, no sin dar pelea- Dije mientras posaba una mirada frívola y desafiante a Altanero. Le dí un empujón y luego me di vuelta, dandole una coz en el cuello con la fuerza que tenía, a pesar de que había estado realmente enérgica y activa en la playa.
Soy un lío, ni siquiera se lo que hago pensé con desdén, sin dejar de mirar al semental appaloosa.
Observé que Dark Night golpeó de nuevo a Lucero, por lo que no pude evitar empujarle, lo suficiente como para interponerme entre ambos.
-No me importa lo que él diga- Dije mirando al semental blanco-, o voy con ustedes y le dejan a él en paz, o no cooperaré y no iré- Dije clavando una mirada fulminante en Dark Night.

Altanero:
-Disfruta Dark-Dije carcajeándome mientras observaba la lucha entre los dos sementales,bastante desproporcionada ya que Dark Night le ganaba en fuerza,tamaño y experiencia.El golpe de la yegua no me hizo el menor daño.Me carcajeé-Eso es todo?No sabes otra cosa?-Le di un mordisco en el cuello-Será mejor que estes quietecita.

Dark Night
-Lo hare.-le respondi a Altanero, riendo despues. Observe la desesperacion de la apaloosa por que no le hiciese nada al semental blanco. -Si el se va, deja que tu cooperes y lo obedeces, te aseguro que no os ocurrira nada a ninguno de los dos.-le respondi a la yegua, lanzandole una mirada fulminante. Me carcajee al ver como la yegua trataba de hacerme daño. -No me hagas reir. No te esfuerces. Ahora ve con Altanero hasta las demas yeguas.-añadi, volviando a clavar mi fria mirada en el semental blanco.

Cammeron:
Hice una mueca por el mordisco del semental appaloosa, no me había echo mucho daño pero si me había dolido. Me volví hacia él y le devolví el mordisco en el cuello. -¿Cómo dices? No puedo estar quieta en una situación en la que voy a ser secuestrada- Le dije, algo irónica.
Observé a Dark Night y luego me puse en frente de él. -¿Quién te crees? No eres nadie más que un bastardo- Le dije con desdén.
Di un pequeño salto y me alejé de él. Si le provoco supongo que servirá para ésto pensé irónica. No podía creer lo que estaba diciendo, haciendo y pensando. Una gran idiota, pero si podía hacer algo al respecto... Todo estaría perfecto, supongo. Me acerqué a Lucero y le susurré al oído, en un tono lo suficientemente bajo como para que los otros dos sementales no lo escuchen; "Te daré tiempo, escapa mientras puedas ¿Si? No quiero que salgas herido"
-¿Qué les parece si jugamos el juego del gato y el ratón?, sólo ustedes dos y yo. Lucero se queda aquí.- Dije con la voz algo indecisa. Era definitivamente obvio que serían más rápidos que yo, siendo dos contra uno, pero si era tiempo suficiente como para que alguien pudiera escapar, eso me bastaba. -Si yo gano dejarán a todos en paz, si ustedes ganan iré con ustedes...- Dije, de nuevo, indecisa.
Di media vuelta y me eché a correr lo más rápido que pude, sin mirar atrás. Procuré doblar en varias esquinas del bosque, tratando de perder de vista a mis perseguidores.

Altanero:
-Una carrera?JAJAJAJA.Mal pensado yegua,no podrás con nosotros,te cojeremos-Dije echando a correr detras de ella.Era rápida,me costaba alcanzarla-Ratoncita,ven aquí-Dije con una voz psicópata.Estaba cegado por la rabia y no miraba por donde iba.Tropecé y me levanté,rápido y decidido.Iba a coger a esa yegua costase lo que costase.

Dark Night:
Dude ante la propuesta de la yegua. ¿Y si era una estrategia para escapar? Tarde. La apaloosa ya habia salido al galope por el bosque. No me lo pense dos veces y, ignorando al semental blanco, sali al galope detras de la yegua y de Altanero. Galopaba a una gran velocidad, saltando los arbustos que se interponian en mi camino, elevando mis patas en cada zancada, abarcando el mayor espacio posible. Mis largas crines se movian ritmicamente con mi galope. La yegua era rapida. Iba algo mas aventajada, pero no dudaba en ningun momento que la alcanzaria en poco tiempo. Acelere un poco, colocandome a escasos metros de distancia, alejandome un poco de ella; desapareciendo entre la niebla.

Montserrat:
Estaba atónita, completamente perpleja. Intenté ayudar a Bev pero en el instante que pretendí hacerlo, otro caballo me tomó por sorpresa, dejándome inmovilizada. Al no poder usar las patas, usé la cabeza empujando con todas mis fuerzas al caballo, mordiéndolo en uno de sus flancos.
- ¡Déjame ne paz! -logré escabullirme, por lo que di gracias también a mi tamaño. "Es mi amiga", sólo su amiga, nada más. Pensé en mis adentros; sacudí la cabeza, maldiciéndome a mí misma. Le había prometido a Bev que no tendría que preocuparse por mí y pensaba cumplir con mi promesa, siempre que él también cumpliera con la suya, pero se ponía difícil. Vi como aquél semental, al parecer el líder, hería a mi mejor amigo.
- ¡¡Bev!! -no quería pensar en nada malo, pero ese caballo era diabólico y parecía que el poni no tenía demasiadas probabilidades, por eso tenía que ayudarlo.

Dracco:

Aquello no me agradaba demasiado, pero nada podía hacer al respecto... tenía que obedecer y acatar las ordenes de líder. Me mantuve alerta en caso de que alguien necesitara ayuda o que alguna de la yegua intentara escapar. Mi atención se dirigió a una pequeña poni, blanca como la nieve, que se escabullía de Theron para ir a encuentro de ¿Bevanlee? no quería pensar que hacía él allí. Corrí hacia ella, puesto que no estaba muy lejos y detuve su marcha, colocándome en frente e impidiendo cualquier movimiento evasivo de su parte. Miré a Theron y pregunté si estaba bien, pues divisé a la pequeña yegua morderlo con rudeza.
- ¡Quédate quieta! si cooperas será más fácil para todos -aseguré con frialdad, serio pero intentando que comprendiera que no tenía elección, al menos si no quería hacerlo por las malas.

Miré por un instante fugaz detrás de mí. Al parecer calleron en la trampa. Supongo que puedo ser oficialmente una "carnada" pensé, irónica. Altanero y Dark Night estaban alcanzándome, por lo que apreté el paso, y decidí ir más rápido, sin gastar demasiada energías, tratando de regular mi respiración. Doblé en un lugar lleno de arbustos y comencé a saltar los arbustos y cada ramita, tronco, piedra. Todo, iba saltándolo sin detenerme ni un instante. Noté que Dark Night se alejó de mí y desapareció en la niebla, lo que me alarmó. Traté de agudizar mi vista y mis oídos, para escuchar todo y ver todo lo que pasaba a mi alrededor.

Ignoré por completo las advertencias, no iba a pelear si no era necesario, en ese momento lo único que me importaba era encontrar a Wild. Lo hice, entre todo el alboroto distinguí a la preciosa yegua pura sangre, junto a Ghali, sometidas por el semental negro. Bufé, corriendo a toda velocidad, moviendo mis patas con agilidad, esquivando demás equinos que se encontraran en el camino. No frené en lo más mínimo y choqué de lleno al caballo que las tenía acorraladas, tumbándolo con fuerza al suelo. Caí en sima suyo y rodé hacia un lado, pero me levanté rápidamente, bastante dolorido y me junté con Wild. Examinando que no tuviesen heridas graves, tanto ella como Ghali.
- Rápido, corran -dije secamente, mirando de reojo al caballo que, seguramente, pronto se pondría de pié.

Dark Night:
Todo quedo en silencio. Segui a la yegua, lejos de ella, oculto entre la niebla. Me conocia aquel bosque al completo, cada piedra, cada hoja. Todo. Me adelante a ella, viendo como poco a poco se iba olvidando de galopar y se iba concentrando mas en saber donde estaba yo. Bufe, rompiendo el silencio sepulcral que alli reinaba. Posteriormente, relinche. Aquel relincho pudo notarse en todos los alrededores. Sin dejarme ver, oculto en la maleza, me acerque mas a la yegua. -No tienes escapatoria.-dije, con una voz seca y desafiante. Tenia la mirada clavada en ella y me encontraba en un lugar lo suficientemente cercano a ella, pero en un angulo en el que la apaloosa no podia verme.

Escuché todo lo que pasó y comencé a correr cada vez más rápido, sin dejar de agudizar mi oido y vista. Sentía al semental negro como si estuviera justo detrás de mí, pero cada vez que me volteaba, no había nadie. -Eso es jugar sucio, esconderte no vale- Le dije tratando de despistarlo de una vez por todas, pero al parecer, seguía siguiendome como si nada.

Dark Night:
Me cambie de lugar, agil y silencioso, para que no pudiese averiguar por mi voz donde me encontraba. Habia bastantes angulos en los que la apaloosa no me podia ver, sobretodo siendo de noche y teniendo aquel oscuro pelaje. -Es este juego no hay reglas.-respondí, esbozando una sonrisa algo diabolica. Mientras ella miraba hacia detras, yo me acerque por delante, dejandome ver. Bufe, dejando salir de mis ollares unas nubes blanquecinas de vapor. -Ya no te escaparas. Ahora te he alcanzado. Rindete.-dije, dando por finalizada la carrera.

Al voltear mi cabeza de nuevo hacia delante, me vi con Dark Night. Clavé mis cascos en el suelo para frenar por la tremenda velocidad a la que iba. Frené justo detrás del semental, me levanté y comencé a correr de nuevo, sin embargo, me tropecé con una piedrecilla cayendo en seco en el suelo, sin poder levantarme.
Inútil piedresita, me has lastimado pensé, en forma de queja mirando la piedra, mientras trataba de levantarme.
Era inútil, no podía levantarme y veía como el semental negro se acercaba tranquilamente hacia mí.

Anwar:
Todos atacaban, pero no seria suficiente, llame a dos o tres caballos que arremetieron contra los otros y evitaron que avanzaran, estaba malherido y me dolía la pata al caminar, pero no podía rendirme, no podíamos rendirnos.
Arrinconen a las yeguas, frenen a los machos, todos juntos, rápido, terminemos con esto! - Ordené a los demás

Ghali
Wild y yo aprovechamos la confusion para correr, pero era inútil, estábamos acorraladas - Esto no tiene sentido, no pueden seguir arriesgándose por nosotras, necesitamos a los humanos! Lo mejor sera que vallan por ellos, se recompongan y luego en todo caso vuelvan para ayudarnos, así solo lograran lastimarse a tal punto en el que no podrán escapar - Dije esquivando las coses y mordidas de los machos que nos acorralaban

Dark Night:
Vi como la yegua se giro y volvio a salir al galope, pero justo en ese momento tropezo y cayo a causa de una piedra. Hice una mueca, sin querer pensar lo que diria Anwar cuando la viese asi. No podia levantarse. Me acerque a ella. Podia ser malo, podia querer llevarla hasta las demas yeguas, pero no iba por eso a dejarla alli abandonada a su suerte. -¿Estas bien?¿Necesitas ayuda?-pregunte, dandole un toquecito con mi morro, tratando de ayudarla a levantarse. No quise que se diese cuenta de que queria ayudarla asi como asi, por lo que volvi a ponerme serio. -Vamos, levanta, no seas tan debil y deja de quejarte.-dije, con un todo orgulloso.

Farouk:

El semental estaba decidido a quedarse allí defendiendo a la yegua hannoveriana. Farouk logró percibir con suma facilidad que le tenía un gran cariño, detalle que únicamente hacía más divertido el hecho de separarlos por la fuerza si es que era necesario. -¿Sobre tu cadáver?- soltó una gran carcajada, ya que con facilidad podrían acabar con él de así desearlo. -No será nada difícil cumplir con ello- aseguró, logrando anticipar la reacción del semental y dando un salto hacia su izquierda, recibiendo la coz pero con mucha menos fuerza de la que Tornesch había previsto al realizar aquella arriesgada acción. El semental lo observó, con aquellos ojos tan increíblemente fríos y distantes, esbozando nuevamente otra sonrisa. -¿Ser amable? ¿Contigo? ¿Por qué debería serlo?- preguntó, con un tono incrédulo en su voz, sacudiendo la cabeza. -Deberías hacer caso a la yegua, es mucho más sensata que tú. Vete. Es tan sencillo como eso, retírate y puede que te perdone la vida- gruñó entre dientes, saliendo al galope de improvisto hacia Tornesch, levantándose sobre los cuartos traseros poco antes de llegar a su lado y clavando sus cascos en el flanco derecho del semental, llegando a causarle alguna que otra herida como advertencia. -Vete- sentenció nuevamente, dirigiéndose ahora hacia la yegua, su verdadero objetivo.

Shawna:

La desesperación se hacía cada vez más grande, a cada momento. En parte porque Tornesch no quería retirarse, cosa que era fundamental para mí. Al ver al semental embestir contra él solté un relincho, intentando interponerme sin éxito entre ambos. Empujé al caballo salvaje con verdadera agresividad, colocándome justamente delante de Tornesch. Sabía que no le haría daño a una yegua, por lo tanto quería asegurarme la seguridad de aquél caballo que se había vuelto tan necesario en mi vida. Lo había atacado. Bufé, mirando directamente a Tornesch, tratando de que así me hiciese caso. -Por favor, vete. Saldrás herido y no quiero que sea por mí. Yo estaré bien: ellos no nos harán daño, no pueden. Vete- le dí un empujón con mi morro, intentando que así desistiese y fuese hacia donde se encontraban los demás sementales, asegurándome a mí misma que así al menos él sí estaría a salvo.

Todo pasó lo suficientemente rápido como para que apenas me diese tiempo de reaccionar, atacando a aquél semental negro con todas mis fuerzas con el simple objetivo de proteger a Tormenta y a Ginger. Sin embargo, no fue suficiente. La pata me dolía y había recibido alguna que otra coz de los demás sementales, por lo que se me hacía extremadamente difícil coordinar mis movimientos con la misma precisión que antes. Al oír a Tormenta supe que su idea era la mejor, pero el simple hecho de rendirme, de dejarlas ir así como así causaba estragos en mi interior. -No puedo- mascullé, quedándome en blanco. Ellas se alejaron y luego el semental también lo hizo, no sin antes ordenándome que fuese con los demás caballos. No. Estaba decidido, no dejaría que aquello quedase así. ¿Y si nunca volvía a verlas? No podía permitirlo. Me alejé, acercándome hacia donde estaban ambas, sin que me importase en lo más mínimo el punzante dolor de mi pata, que había dejado de sangrar. -Tienen que irse- le dije a Tormenta, con verdadera desesperación, buscando una posible salida. Todo el terreno estaba rodeado por los caballos salvajes, que parecían más que entretenidos con la situación.

Observé a Dark Night, me sorprendió aquella actitud amable que tuvo por un instante fugaz. Me levanté con cierta dificultad, me dolía un poco la pata debido a la caida, pero le resté importancia y finalmente estuve de pie.
-Sí, estoy bien, gracias- Dije mientras se dibujaba una pequeña sonrisita en mi rostro.
Me enfadé un poco ante el comentario que hiso luego, pero solté una pequeña risita. -Que grosero, yo no soy débil, al menos no tanto coo las yeguas normales- me quejé.
-Supongo que perdí el juego. Yo cumpliré mi parte, tú cumple la tuya- Le dije mientras comenzaba a caminar hacia donde estaba el grupo de los caballos de la hipica y la manada salvaje. Resignada. Supongo. Un juego es un juego pensé, irónica pero riéndome para mis adentros.
-Fue divertido, ese juego- Dije casi en un susurro al semental negro, sin dejar de caminar.

Me había quedado algo atrás con el tema de agrupar a toda las yeguas, sin embargo no tardé en reanudar el paso.
Observé que la mayoría de los sementales se estaban encargando de la situación de forma medianamente fácil, tratando de que nadie saliese lastimado. Algunos, otros por su parte atacaban a diestra y siniestra sin preocuparse por la seguridad de sus pares o de las propias yeguas. Me coloqué en un punto estratégico para arrinconar a las yeguas, evitando de esta manera que alguna escapase. Detuve mi mirada en Farouk, el enorme semental que estaba al parecer dialogando con dos hannoverianos no parecía estar teniendo mucho éxito. Me reí por lo bajo y me acerqué a él, dispuesto a ver si ncesitaba ayuda. - ¿Todo en orden, compañero? -pregunté, dedicándole una mirada inquisitva a los demás, tratando de guardar distancia entre Farouk y los otros dos caballos.

Farouk:

La voz conocida de uno de los sementales de la manada hizo que se detuviese en aquella idea de llevar a la yegua por la fuerza, observándolo con cara de pocos amigos, bufando posteriormente. Se acercó a él, dándole un empujón con su flanco derecho, dejando bien en claro que no toleraría ninguna broma de su parte. -Mejor de lo que tú crees- aseguró, clavando sus ojos en los suyos, los de Gale. Dudaba que él lograse algo con aquél carácter tan manso y sumiso que tenía, así que esbozó una amplia sonrisa burlona, haciéndose a un lado. -Si tú crees que puedes hacerlo mejor... Adelante- aseguró, retirándose con un trote suave y fluido, aprovechando para descargarse llevando a algunos sementales hacia la zona dedicada para éstos, olvidando el tema de los hannoverianos luego de un rato.

Me reí por lo bajo ante la actitud de Farouk, negando con la cabeza.
- Tranquilo, ¿te vas a poner a pelear conmigo? -pregunté con tono burlón, dedicándole una amplia sonrisa luego, sin demostrar signo de malhumor nunca. Además, la verdad era que estaba acostumbrado a las actitudes de Farouk tan prepotentes, y por eso me llegaba a caer bien el semental- no se si puedo hacerlo mejor, creo que el hecho es hacerlo -comenté, dejando que se fuese, no sin antes dedicarle una sonrisa burlona, viendo que se concentraba en otras cosas. Observé ahora a la yegua, para ver posteriormente al semental que la acompañaba. Eran los únicos que traían verdaderos problemas a aquella misión que teníamos, y peleando poco lograría conseguir. - Nadie tiene porque salir lastimado, ni tú ni la yegua -comencé, paseando mi mirada entre ambos, deteniéndome unos momentos en la preciosa yegua castaña- de hecho, te entiendo, aunque no lo creas. No puedes hacer nada al respecto, así que antes de que tu compañera salga herida por tu comportamiento, piénsalo bien -recomendé. Manipular se me daba más que bien, así que le dediqué una sonrisa al semental. Falsa, claramente, pero luego de años manteniendo aquella faceta tan amigable nadie tenía como sospechar.

Lo que temia habia pasado por mi curiosidad me había separado de Cammeron todo por seguir una mariposa que estupido. Después de varias horas de caminata por fin encontré a Cammeron, me acerque a ella y le dije -¿Que paso, me perdí de algo?-.

-Malditos- mascullé. Ahora Dracco también se unía al juego. Pero Anwar había perdido fuerzas de un modo considerable, lo que dio un empujón a mis patas para seguirle el paso, escabulléndome entre los sementales que le hacían escolta para morderle una pata trasera. Acto seguido lo rodeé por el frente, dando traspiés demasiado seguido para mi gusto puesto que él también había sabido atacarme: cojeaba en dos patas y el lomo me ardía horrores, pero me aseguraría que el líder la pasara igual o peor que yo. Nuevamente saqué provecho de mi tamaño y lo empujé hacia atrás, obligándolo a apoyar peso sobre la pata que antes le había herido yo mismo, haciéndole frenar y perder fuerzas. -En éste juego pueden participar dos- gruñí, clavando mi mirada sobre él. No era el único, al parecer todos los machos hacían frente, pero había un pequeño error: todos estábamos separados. Tan veloz como lo permitían mis malheridas patas me acerqué al primer semental que vi, que al igual que yo luchaba con el único propósito de defender a quienes más querían. Era un semental de capa castaña, con la fuerza y conformación típica de los de raza andaluza. Los conocía bien. -Hey, tú- gruñí, casi con el mismo tono huraño de aquellos que secuestraban a las yeguas: era inevitable en casos como éste, puesto que yo mismo había participado en algún que otro ataque similar, y al verme en las mismas condiciones...el cuerpo tenía memoria, ¿eh? No había tiempo para presentaciones, ni para reírme de la enorme diferencia en tamaño entre él y yo: era aliarnos o era nada. -Tenemos que agruparnos. Así, solos, no lograremos nada- sabía que lo entendería, estábamos los dos bajo el mismo aprieto y entender mis planes no era cosa de alienígenas.

Antes de poder encontrar una salida que estuviese despejada de los caballos salvajes para indicarle a la yegua negra que intentase escapar por allí, varios sementales me alejaron de Tormenta y de Ginger. Repartí coces y mordiscos, ya totalmente desesperado ante la idea de que algo les sucediese. No podía ver un final feliz en aquellos momentos. De hecho, todo resultaba ser lo suficientemente sombrío y oscuro como para concebir una buena imagen de mi mente sobre todo aquél tema. Me dí vuelta, decidido a no resignarme aún, encontrándome con un poni justamente enfrente de mí. Éste me llamó con un tono lo suficientemente hostil como para hacerme pensar que se trataba de otro de los sementales de la manada. Claro que con su tamaño no me costaría demasiado explicarle de la forma lo más amable posible que no me molestase. Sin embargo, momentos antes de que me decidiese a atacarlo finalmente, éste habló. Me quedé en mi lugar, estático por apenas unos momentos. Tenía razón. Y no, no se trataba de otro de los caballos salvajes; a lo que me castigué mentalmente por haber estado a punto de atacar a un potencial aliado. -¿Qué pretendes?- pregunté, en voz lo suficientemente baja como para que nadie más oyese. Los sementales estaban concentrados en acorralar a las yeguas y desquitarse con los amigos o compañeras de éstas, así que no nos prestaban demasiada atención. Tenía claro que no podríamos sacar a las yeguas pese a ser dos, ya que ellos nos superaban ampliamente en número y seguramente también en fuerza, cosa que no podía siquiera dudar.

Anwar:
Diablo - Avise - Tenemos que apresurar esto, hay que llevarse a la yeguas de una vez por todas, y otra cosa, si algo sucede, quedas al mando - No lo dije muy alto, sabia que mi compañero tenia un oído finísimo y no quería gastar fuerzas en gritar como un loco; aunque no le temía a la muerte, estaba herido, y ese ultimo golpe me había desestabilizado y me había hecho doler la pierna. Bevanlee sin embargo estaba prácticamente en la misma situación...
Cuando me recompuse del golpe me impulse todo lo que pude y lo empuje fuertemente, luego el con la misma dificultad que yo tenia para caminar el fue a hablar con otro caballo y maldije por lo bajo, manipulador...