Clup Hipico
¿Quieres reaccionar a este mensaje? Regístrate en el foro con unos pocos clics o inicia sesión para continuar.
Clup Hipico

Para los amantes de los caballos o ponis, que pueden ser desde amazonas o ginetes hasta caballos y ponis


No estás conectado. Conéctate o registrate

Reencuentro [Caballos-Humanos] -ABIERTO-

+15
Tormenta
Shawna
Cammeron
Montserrat
Pampa
Soy Africano Z
Ares
Layla (epi)
Anita
Ethan (Ukyo)
Marismeño
eimy
Tornesch
Bevanlee
Wild
19 participantes

Ir a la página : Precedente  1, 2, 3, 4, 5  Siguiente

Ir abajo  Mensaje [Página 3 de 5.]

Shawna

Shawna

Transcurrieron varios minutos en los que tanto Mishaal como yo nos dejamos llevar por el silencio del lugar, el cuál fue interrumpido por el sonido de los cascos de otros caballos y voces humanas. ¡Voces humanas! Qué alivio el saber que toda aquella pesadilla acabaría, vaya que sí. Observé al tumulto de caballos, incapaz de pensar en nada que no fuese Tornesch. ¿Cómo se suponía que debía reaccionar? Me maldije internamente por no haber dedicado algunos minutos a planear cuáles serían mis palabras, pues ahora me encontraba increíblemente perdida. No tenía idea de qué decir. Siquiera tenía claro cómo actuar: ¿dejar de lado la tristeza y el enfado debido a aquella mentira de Tornesch? ¿Simplemente hacer de cuenta que nada había pasado? Me habría encantado poder hacerlo, pero cegada por la rabia del momento apenas y podía concentrarme en las ganas que tenía de verlo. Ahora necesitaba respuestas, necesitaba un porqué antes de decidir si realmente podía hacer de cuenta que nada había pasado e ignorar lo herida que me sentía. Suspiré, buscándolo con la mirada con todo el disimulo que me fue posible, sin saber si me correspondía acercarme a mí o sencillamente debería esperar. Lo que sí sabía era que pese a todo las ganas de saber que estaba bien me mataban, las ganas de comprobar que nadie se había atrevido a herirlo de ninguna forma. Me quedé en silencio, expectante, observando a la misma vez el reencuentro de algún que otro caballo con su dueño, mientras que trataba de averiguar dónde se había metido el semental Hannover. Sí, no tardé en darme cuenta dónde se había metido, pues su voz me sorprendió justamente a mis espaldas. Un tono de voz que nunca habría creído que era propio del semental, un tono cargado de...¿miedo? ¿Realmente era eso? Entrecerré los ojos, tratando de modular el latido desesperado de mi corazón, conteniendo las ganas de saltar a abrazarlo, pues tenía bien claro que mi amor por él seguía intacto. Lo que sí tenía claro era que mi confianza respecto a él había disminuido bastante luego de que me había enterado de su mentira. Me voltee con suavidad, suspirando en cuanto lo tuve de frente. Tan magullado, herido y sumamente asustado que tuve que hacer un esfuerzo por no anteponer mis sentimientos a mis ideas.
-Hola, Tornesch- no, ya no era "Tor", aquél apodo cariñoso con el que solía dirigirme al semental. No tuve que simular nada, pues el tono de voz dejó bien en claro que estaba enojada, y sobre todo, muy herida y triste por toda aquella situación. -¿Te encuentras bien?- las palabas salieron casi en un susurro, pues las ganas de ir directamente al grano y preguntar sobre la tal Indi me carcomían. Realmente tenía intenciones de asegurarme de que estuviese bien, sin embargo, también tenía la necesidad de saber porqué me había mentido.

Cammeron

Cammeron

La miré con desconfianza y me levanté sobre mis patas traseras, relinchando con fuerza, levantando las patas delanteras. No confiaba en aquella chica. Hablaba como si fuera una amiga, pero aún así seguía desconfiando. Bajé mis orejas, signo de desconfianza para que la amazona dejara de avanzar.
Metió la mano en uno de los bolsillos de su pantalón, bajé las orejas y relinché, dando un paso... Otro y otro. Sacó una zanahoria y levanté levemente mis orejas, pero finalmente al escuchar sus palabras y entenderlas, levanté mis orejas y me dirigí hacia la amazona.
Troté alrededor de ella y luego caminé, en círculos olfateandola y mordiéndole el pelo y su extraña ropa.
No parece ser peligrosa pensé.

Wild

Wild

Sacudí suavemente mi cabeza y escuché unos cascos, ¿Más caballos? Quizás había la esperanza de que fuesen los humanos con los machos, oh sí, sería la mejor noticia del mundo ahora. Doblé mi cabeza y una repentina sonrisa se dibujó en mi cara ¡Eran ellos! ¡Al fin! ¿Tanto tiempo había pasado? No lo sabía, pero parecían 100 años sin Buce, Perseo, ni Afri. El primero en verme fue Afri, Relinché bien alto y di una mini-elevada de felicidad -¡Afri!- Grité y me apuré a abrazarlo con mi cuello -¿Como has estado?¿Te has hecho daño?¿Como llegaron hacia allí?- Woo, wo, no quería parecerme a su mamá, aunque parecían demasiadas preguntas yo las necesitaba todas y cada una.
Esperen, esto era genial, hermoso, nos habíamos vuelto a encontrar.. Pero, ¿Y Karsten? ¡Tenía que agradecerle lo más pronto posible! Sabía que podría irse en cualquier momento sin saludar y no tenía que gastar el tiempo. Necesitaba, tenía, quería agradecerle con todo mi ser. Observé a Afri por el rabillo del ojo, ¿Ahora como le decía que tenía -y quería- ir con Karsten para agradecerle?.

Soy Africano Z

Soy Africano Z

Le devolví el abrazo a Wild con fuerza, peros in hacerle daño alguno. Ella parecía en perfectas condiciones para mi alivio, por lo que suspiré como liberándome de una enorme carga de encima. Antes de poder decirle algo me bombardeó con alguna preguntas, a lo que reí por lo bajo.
- Estoy perfectamente bien, no me han echo daño, Ares nos ha guiado... -respondí, lentamente apartándome para poder mirarla a los ojos- y lo mismo me gustará preguntarte a ti... -hice una mueca- ¿está todo bien, Wild? -le pregunté algo preocupado.

Montserrat

Montserrat

Lo miré a los ojos, algo preocupada no sólo porque estaba herido, sino también por aquella extraña mirada suya.
- Bev, ¿qué ocurre? -realmente me dolía verlo así, no sabía como había logrado llegar hasta aquí con aquellas heridas- necesitas descansar... -me quejé, haciendo una mueca. Apenas había prestado atención a la situación a mi alrededor, tenía todo mi ser concentrado en Bev, preocupada principalmente por su estado físico. ¿Un amigo quería verme?- ¿de quién se trata? -pregunté curiosa y un tanto confundida, hasta que reaccioné, puesto que no tenía amigos casi en esta Hípica, un sólo equino se me vino a la mente: Ares. ¿sería él, realmente? Miré hacia donde Bev había orientado sus orejas. Con los ojos abiertos como platos, entre nerviosa, confundida y feliz descubrí, con bastante dificultad, la silueta del fantasma muy escondida entre los árboles del lugar.

Ares

Ares

Solté una sarta de blasfemias por lo bajo en cuanto el poni sugirió que yo quería verla. A ella. ¿De qué me iba a servir verla en aquellos momentos? Después de todo, únicamente lograría revivir los malos recuerdos que poblaban mi mente. No quería pasar nuevamente por la situación en la que ella se alejara sin dar explicaciones, sin tener intenciones de mirar hacia atrás, ignorando que yo todavía necesitaba su ayuda. La había llegado a querer mucho, muchísimo...pero el tiempo había pasado. Había aprendido nuevamente por las malas que no me convenía confiar en nadie, que no valía la pena realmente abrir lo que quedaba de mi magullado y herido corazón, y sabía con exactitud que no cometería nuevamente el mismo error. Le dediqué una mirada a la poni, fría, tan fría como el mismo hielo. Mantuve la distancia, avanzando únicamente unos pocos pasos para que mi silueta lograse vislumbrarse en su totalidad. Mi semblante seguía inexpresivo, imperturbable pese a todo, y realmente tenía la esperanza de que Montserrat fuese lo suficientemente astuta como para no acercarse, pues prefería que siguiese teniendo una imagen buena de mí, realmente las cosas terminarían mejor así. Pero bah, sólo sería cuestión de tiempo para que Bevanlee fuese corriendo a contarle que yo había sido el culpable de sus heridas, así que de nada serviría.

Montserrat

Montserrat

Miré a Bev y le dediqué una sonrisita- gracias por venir Bev... -me sentía feliz pero culpable por ello. Ares se acercó apenas un poco, pero ahora lo pude ver bien. Estaba tal cual lo recordaba... aunque no había manera, creo yo, que cambiase demasiado. En ese momento estaba insegura sobre qué hacer, ¿estaría enfadado conmigo? no había tenido oportunidad de hablar luego del campamento, disculparme con él o darle alguna explicación, y me sentía terriblemente mal por ello. Temía por su reacción, por lo que pensara de mí, después de todo me seguía importando y lo seguía queriendo- en seguida vuelvo, no te preocupes -noté su mirada no muy agradable al mencionar a Ares. No lo pensé demasiado, sino no haría nada más que quedarme allí parada como idiota, salí corriendo hacia el fantasma, mi viejo amigo, tan rápido como mis patas pudieron en esos instantes. No le di tiempo a reaccionar, pues no quería ver su reacción, no quería que mi amigo se alejara de mí o me rechazara, a sí que lo abracé como pude apenas estuve lo suficientemente cerca suyo.
- Ares... -susurré, con la voz quebradiza- lo siento... -fue lo primero que salió de mi garganta, un lastimero pero sincero perdón. Me temblaba todo el cuerpo, conteniendo unas lágrimas las cuales creía que carecían de significado. En ese momento que terminé de hablar por el simple echo de no romper a llorar, intenté hacerme a la idea de cualquier reacción posible por parte de Ares.

Ares

Ares

Aquél abrazo me descolocó, pues esperaba quizás algún reproche o queja por el estado en el que le había devuelto a su amiguito. Además, después de todo había sido ella la que se había alejado, por lo que había tratado de grabarme la idea de que Montse no tenía intenciones de saber nada más de mí. Me aparté con toda la rapidez que mis patas pudieron, pese a que en realidad había necesitado unos segundos para caer en la cuenta de que estaba nuevamente a su lado, ni más ni menos. No podía caer nuevamente en lo mismo, no podía dejarme llevar los encantos naturales de ella, realmente no me convenía. Ante sus palabras no pude contener la risa amarga que brotó de mi boca, dejando finalmente una sonrisa ladeada en mi rostro. Tenía poco de alegría, ciertamente. -Lo sientes- repetí, posando mi mirada en otro sitio. Lo sentía, sin embargo no me servía de nada el saber que lo sentía. El daño estaba hecho y era irreversible. -Yo también lo siento, es una lástima que las cosas hayan terminado así- hice una mueca, ladeando ligeramente mi rostro. ¿Realmente lo sentía? No, para nada, siquiera me arrepentía de nada. -En fin, no tienes que venir a darme unas palabras de aliento solo porque tu noviecito te lo haya sugerido, no necesito la lástima ni el perdón de nadie- le aseguré, firme y severo, duro como una roca y manteniendo la frialdad en mis palabras y en mi mirar. Con algo de suerte ella simplemente se marcharía, por lo que me mantuve sumamente quieto.

Montserrat

Montserrat

Eso realmente dolió, pero me lo tenía bien merecido y tenía que asumirlo. Agaché la cabeza, negando y con miedo a mirarlo de nuevo, pero me obligué a hacerlo.
- Es en serio, Ares... -no esperaba ninguna reacción amable de su parte, ni anda por el estilo, comprendía a la perfección que no estuviese feliz de verme, aunque no era lo que quería- no te pido que me perdones, sólo quiero que lo sepas... te he extrañado, luego del campamento no pude dejar de sentirme mal -me tono de voz fue alcanzando un nivel casi inaudible- cierto es que no te busqué, que con el tiempo fui ocultando eso, no voy a negarlo... pero no quiere decir que ya no te quiera -intenté mantenerme firma antes mis palabras, lo cual salió mejor de lo que esperaba- y si te refieres a Bev, no me ha dicho nada, de hecho dudo que quisiera que me acercara a hablarte -fui encajando las cosas de a poco, pensando en como se había terminado por conocer- tú... fuiste tú, ¿verdad? -sabía que comprendería a lo que me refería, aunque no sabía sus razones, tampoco estaba segura de querer hacerlo- y nada de lástima o perdón, Ares. Si quieres alejarte de mí, si me odias o lo que sea, no te voy a impedir hacerlo, no puedo... sin embargo no voy a negarte que realmente va a doler y mucho, eres mi amigo y siempre vas a ser importante para mí, pase lo que pase -¿sabía él cuánto lo quería, lo mucho que me había llegado a encariñar con él? supuse que no, y quería decírselo, pero también me aterraba hacerlo.

Wild

Wild

Todos mis músculos se relajaron al enterarme que no le había pasado nada a mi Afri -Oh, me alegro mucho- Le dije sonriendo y tirando mi cabeza hacia arriba, me acomodé un poco y me acerqué más a el, prestando atención a sus palabras ¿"Lo mismo me gustará preguntarte a ti"? Eso había sido por el hecho que no nos habíamos visto durante horas o días o.. ¿Por otra cosa? No encontraba explicación, y su tono me daba muchas vueltas también. -¡Claro que está todo bien! ¿Por qué no habría de estarlo?- Respondí velozmente con un tono alto.

Soy Africano Z

Soy Africano Z

- Me alegro que estés bien, Wild... -aquello me salió un poco seco, pero sincero. Había estado tan preocupado que ahora me sentía algo débil, tal vez demasiado- por cierto... quisiera preguntarte sobre el famoso Karsten, ¿qué relación llevas con él? -escupí esas palabras como si nada, sin detenerme, sin dudar. Simplemente, quería saberlo todo. Sin embargo, mi tono de voz no era hostil ni mucho menos, no estaba enfadado con ella.

Ares

Ares

-No tengo nada que perdonarte. No tenías ninguna obligación de quedarte a mi lado- aseguré, ceñudo, molesto y bastante incómodo con aquella situación. Todo era muy extraño, ya que había imaginado que la alegría le ganaría a cualquier sentimiento amargo al verla. Ahora podría comprobar que no, que el rencor e incluso los celos me ganaban. Sonreí un poco más, incrédulo. ¿Cómo se atrevía a venir a hablarme de aquella manera? Como si fuese mi verdadera amiga, como si nunca se hubiese alejado de mí. -Bueno, yo también me sentí mal luego del campamento- más que mal. De hecho, hubiese preferido nunca conocer a Montse, nunca acercarme a ella. Me quedé callado al oír sus palabras, todavía molesto. Parecía que ella era la víctima en aquél asunto, y si bien yo tampoco lo era, tenía bien claro que Montserrat no había sufrido tanto luego de la acampada. Yo por mi parte no podía decir lo mismo. -De todas formas, ahora tienes a Bev, no tendrás que preocuparte más por mí- le aseguré, dirigiendo nuevamente mi mirada hacia ella y posándola en sus ojos celestes, intensos, llenos de vida. Una sensación de malestar me recorrió todo el cuerpo. Ignoré su pregunta, dejándola correr sin molestarme en responderla, tratando de hilvanar mis ideas y establecer una barrera invisible entre ambos. No quería más cercanía, no quería más heridas ni distanciamientos. -¿Crees que de verdad me alejé y me alejo de ti porque quiero? ¿Crees que podría llegar a odiarte realmente?- mis palabras adquirieron cierta brusquedad al salir, mis ojos centellearon producto de la pura rabia y tuve que retroceder unos pasos para controlarme. -No te imaginas cuánto me dolió que tú no tuvieses interés en ver cómo habían terminado las cosas para mí luego de Atila. No te haces una idea- pronuncié aquellas palabras con cuidado, intentando esconder todo el dolor sin éxito, pues se hizo presente en todas y cada una de mis palabras. -Ahora ya no importa- aseguré, desviando mi mirada hacia Bevanlee. No importaba, después de todo, lo tenía a él. ¿Por qué iba a necesitarme a mí? Sí, definitivamente yo sobraba allí. Ya había guiado a los sementales, así que no tenía nada más que hacer en ese lugar.

Wild

Wild

-Eh...- Susurré, sus palabras eran demasiado secas, si estas hubieran sido un poco más suaves me habría tranquilizado, pero no. Seguido nombro a Karsten ¿Y esto que rayos era? ¿Que tenía que ver Karsten en todo esto? Bueno, está bien, mucho, pero no era de lo que estábamos hablando hace unos minutos. -Con Karsten.. ¿Mmmm? Sólo somos amigos, lo ayudé en el Campamento, ¿Recuerdas?. No tienes porque preocuparte Kars-Africano. - Pronuncié las últimas palabras más bajas por la equivocación que acababa de cometer "Rayos" pensé buscando con la mirada a Karsten.

eimy

eimy

Camm seguía retrocediendo,yo aguardaba pacientemente...
Luego creo yo,"tomo confianza" y empezó a moverse a mi alrededor y jalarme los cabellos.
-te gusta jugar-le dije lo mas dulce y tranquila posible,cuestión de que mi yegua no se asustara.
En fin me senté en el piso,a ver la reacción de camm.Mientras pensaba que tendría que irme desaciendome de la idea de volver montada en camm.En fin volví a concentrarme en la yegua appalosa,que me miraba atentamente.

Cammeron

Cammeron

Entendí perfectamente las palabras de aquella amazona. Asentí con la cabeza, en modo de "sí", jugetonamente. Se sentó en el suelo lentamente para que no me asustara, supuse, sin embargo retrocedí de un pequeño salto por pura seguridad, a pesar de que iba ganando lentamente mi confianza.
Olisqueé su mano y le robé el trozo de zanahoria que guardaba en ella y me lo comí, algo glotona, pero feliz. Hacía mucho tiempo que no probaba una zanahoria.
Relinché nuevamente y comencé a jugar de nuevo con su pelo.
¿Qué es esto? ¿Es comestible? me pregunté en mi mente, olsiqueando y tratando de morder con cuidado el cabello de aquella mujer.

eimy

eimy

una vez sentada en el piso,cam se acercó un poco mas a mi y tomó el pedazo de zanahoria que le había ofrecido.Eso me puso realmente feliz,que no puede evitar embozar una sonrisa.
De nuevo mi yegua empezó a jalarme los cabellos.-no se pueden comer,eh- -además son no son muy ricos- le dije bromeando.mientras estiraba mi mano para poder acariciarle el morro.

Cammeron

Cammeron

Esbozó una sonrisa. Dí un paso hacia atrás, pero me acerqué de nuevo olisqueando su cabello.
Escuché de nuevo sus palabras. Ohh, no son comestibles y no son ricos... pensé, algo apenada ciertamente tenía algo de hambre en ese momento, pero dejé aquellos deseos para más tarde.
Acercó su mano, lentamente, a mi morro. Me eché para atrás y golpeé algo fuerte el suelo con mi pata izquierda. Todavía desconfiaba, no tenía la suficiente confianza como para que me acariciara, ni mucho menos como para montarme.
Dí un salto y fui más atrás, comenzando a trotar por todas partes.

eimy

eimy

-AGHHHHT- susurré,esto va a ser mas difícil de lo que pensé en fin, esta vez me tendí en el suelo.
-cammeron- le dije dulcemente como si la estuviera llamando ..-tranquila preciosa,nadie te hará daño-....
luego sujeté con mi mano un poco de pasto del suelo,con un fuerte tirón lo arranque y se lo ofrecí a la yegua.

Tormenta

Tormenta

Las heridas de mis patas ya casi no me dolían. Ahora estaba concentrada en lo que estaba ocurriendo allí. Varios fantasmas habían aparecido por allí y nos separado de los caballos de la manada para agruparnos a todas. ¿Por qué? ¿Nos estaban ayudando? Ni idea. Lo único que me alegraba era saber que aún podíamos tener esperanzas de volver a ver a nuestros dueños, a nuestras parejas, volver a ver el club... Sonaba fantástico. No paraba de mirar a todas partes, con todos mis sentidos puestos sobre Ginger, claro. Al poco tiempo, logré oír el sonido de los cascos de unos caballos, algo que me hizo esbozar una gran sonrisa. Poco a poco, una gran alegría se fue adueñando de todo mi ser, a medida que iba viendo llegar a varios sementales que conocía, algunos sólo de vista, pero que eran del club y llevaban sobre sus lomos a varios humanos. En ese momento, busqué a Maris entre ellos. Aquel semental al que tanto amaba y que por un momento pensé que no volvería a ver. Cuando logré verlo entre los demás sementales, solté un relincho cargado de alegría e hice una gran levada, que no mostraba ni la mitad de la alegría que sentía en aquel momento. Miré ahora a los sementales de la manada. ¿Qué pasaría con ellos? Sus dos líderes habían caído y ellos estarían solos. Estaba segura de que se las apañarían, lo que no sabía es si se quedaría allí, ahora que los humanos sabían de su existencia. Traté de dejar de pensar en aquello y centrarme ahora en lo que más me importaba; Maris y Ginger. Mis dos pilares fundamentales. Mi vida. Aquellos que lo eran todo para mí. Maris llevaba sobre su lomo a su dueña, así que decidí ser yo la que fuese hacia donde él estaba. -¡Maris!-exclamé, mientras galopaba hacia él y le abrazaba con fuerza. -Te he echado de menos.-dije, dándole un toquecito con mi morro en su cuello. -¿Cómo estás? ¿Qué ha pasado? Ya veo que encontrasteis el camino al club. ¿Cómo están tus heridas?-le asalté con un gran bombardeo de preguntas, que sabía que tarde o temprano serían respondidas, pues estaba segura que en el camino de vuelta él me contaría todo lo ocurrido. Le observé de arriba a abajo, prestando atención a cada una de sus heridas, que parecían bastante superficiales y que ya parecían estar sanando un poco. ¿Cuánto tiempo llevaba sin verle? Lo ocurrido y la oscuridad del bosque apenas me habían dejado calcular cuántos días habíamos pasado allí, secuestradas por aquella manada. Pero ahora todo había terminado. Todo volvería a la normalidad. Volveríamos a estar los tres unidos y esperaba que fuese así por muchísimo tiempo; que nada nos volviese a separar.

70Reencuentro [Caballos-Humanos] -ABIERTO- - Página 3 Empty Re: Reencuentro [Caballos-Humanos] -ABIERTO- Sáb Abr 21, 2012 10:26 pm

Marismeño

Marismeño

Me detuve, revolviéndome nervioso en mi lugar. Agradecía que Anita comprendiese la razón por la cual estaba tan nervioso, sin mencionar que el hecho de no localizar ni a Tormenta ni a Ginger me alteraba muchísimo más. De todas formas me mantuve quieto dentro de lo posible, por mi dueña, pues pese a que las ganas de salir al galope a buscar a mi pareja e hija me ganaban, no podía hacerle eso. De pronto la voz que tanto había añorado, la que estaba esperando me sorprendió. Mis ojos centellearon de pura felicidad y solté un relincho al ver a Tormenta galopando hacia donde yo me encontraba, justamente. -¡Torm!- mi tono de voz se elevó producto del nerviosismo, del alivio de saber que finalmente se encontraban bien, ambas. Correspondí su abrazo con más fuerza y efusividad de la necesaria, rodeando el cuello de mi querida Tormenta, sintiendo como mi corazón comenzaba a latir desesperado. Me saqué todo aquella preocupación, finalmente, suspirando y separándome únicamente para observar su precioso rostro. Me acerqué luego a Ginger, dándole también un enorme y cariñoso abrazo. -Y yo a ti. No sabes cuánto, mi amor, no sabes cuánto...- le dediqué una sincera sonrisa, paseando mi mirada entre ella y Ginger. -Estoy bien, no tienes que preocuparte por mí- cuánta verdad, ¿qué importaba cómo estaban mis heridas? Afortunadamente ya no dolían tanto, sin embargo lo que importaba ahora era como estaban ellas. -¿Cómo están ustedes?- pregunté, si alguien había llegado a tocarles un pelo...refunfuñé por lo bajo, bufando y observando todo el panorama, a la defensiva. No volvería a permitir que me las arrebataran, nunca más. Suspiré, girando mi cabeza y observando a Anita, dándole un toquecito con mi morro en su pie, como agradeciéndole que me hubiese sabido entender con tanta facilidad. Ahora mi vida estaba nuevamente completa, con ellas a mi lado todo resultaba ser increíblemente perfecto. Teníamos un hermoso hogar, humanos que se preocupaban permanentemente por nuestra seguridad y salud, ¿qué más se podría pedir? Todo aquello resultaba tan perfecto que parecía un sueño. -Oh, no saben lo preocupado que estaba- quizás más de la cuenta, pues debía admitir que siempre me había caracterizado por ser algo sobreprotector, y en esta situación había logrado descubrir aquella faceta mía en su totalidad. A cada segundo que pasaba nuevas ideas cruzaban por mi mente, plantando los peores pensamientos imaginables, pensamientos en los cuales ellas ya no estaban a mi lado...cada segundo que me hacía la idea de cómo sería mi vida sin ellas me daba cuenta de que evidentemente no sería una vida, pues ellas eran mi todo.

Tormenta

Tormenta

Esbocé una enorme sonrisa al oír sus palabras. De nuevo, me sentía llena, completa, feliz. Tenía a mis dos amores a mi lado, tenía todo lo que cualquier yegua podía desear. Todo. -Claro que tengo que preocuparme por ti, es lo menos que puedo hacer para agradecerte todo lo que haces por mí; por nosotras.-miré ahora a Ginger, sin borrar de mi rostro aquella enorme y alegre sonrisa que ya hacía tiempo que no se dibujaba en mi rostro. -Estamos bien, no te preocupes.-respondí, haciendo una leve pausa antes de seguir. -Ahora que te tengo a mi lado vuelvo a estar bien.-añadí, abrazándole nuevamente con mi cuello y soltando un leve suspiro lleno de tranquilidad; toda la que no había tenido hasta ahora. Al fin, toda preocupación y agobio había desaparecido, todos los nubarrones negros que nublaban mi mente se habían ido y ahora todo era tranquilidad y felicidad junto a los míos. Nunca más iba a dejar que me separaran de él o de mi hija. Nunca. Antes preferiría morir. Sólo quería estar junto a ellos y eso nunca cambiaría. Jamás. -Yo también lo he estado por ti. Mucho.-aseguré, asintiendo con la cabeza. -Pero ya todo ha terminado. Ya ha pasado. Ahora volvemos a estar juntos y nadie nos va a separar. Nadie. Nunca.-añadí, totalmente segura de aquello. Nunca antes me había preocupado por alguien tanto como lo había hecho ahora por Maris, nunca había pensado tantas cosas que le podían haber pasado. Realmente había sido terrible. Sólo pensar que le hubiese pasado algo me hacía estremecerme, me apenaba tanto que probablemente no lo hubiese soportado. Pero gracias al cielo, todo había terminado. Todo volvería a ser como antes. Volvía a ser feliz y mi vida tendría sentido nuevamente.

Soy Africano Z

Soy Africano Z

A medida que ella hablaba me calmaba poco a poco, hasta que terminó su frase confundiendo el nombre del fantasma con el mío. No sabía cómo interpretar aquella confusión y, maldiciendo entre dientes, la miré lleno de dudas nuevamente. Habría muchas posibilidades de que dijera la verdad, de echo le creía, pero así como podían ser amigos no quería decir que él no se sintiera atraído por Wild, o viceversa...
- Y, ¿estás segura de eso? -ahora sí que no podía evitar sonar algo tosco y enojado, aunque no estaba seguro de con quién estaba enfadado... probablemente, conmigo mismo. De manera rápida miré a mi alrededor en busca del famoso Karsten.

Wild

Wild

Bajé las orejas un poco y busqué la mirada de Afri -Claro que lo estoy- le dije bajando un poco la mirada hacia el suelo, moviendo mi cola de lado a lado ¿Por qué me habría confundido? Mis sentimientos estaban muy claros hacia ambos, Karsten era solo un amigo ¿Que tenía de malo? "O eso creo" retumbó en mi cabeza. Suspiré y me acerqué más a Afri -¿Por qué no habría de estarlo?- Pregunté preocupada a Afri, por su tono de voz.

Montserrat

Montserrat

- No es verdad -mi tono de voz apenas lograba oírse a causa de cada palabra que soltaba Ares, haciéndome sentir cada vez peor, pero necesitaba enfrentar lo que había echo- no tenía ninguna obligación, pero tendría que haberlo hecho... aunque mi obligación era volver al club -quería acomodar las idea antes de decir todo lo que quería, pero no podía. "Bueno, yo también me sentí mal luego del campamento", oír eso me destrozó, lo que menos hubiese querido era lastimar a Ares, pero aún así lo hice. Así como él ignoró mi pregunta, yo ignoré su comentario acerca de Bev. Cada palabra que fue escupiendo era como una daga que se incrustaba directo en mi corazón, una por una lo iba destrozando. Tal vez así se sintió él, ahora comprendría el grave error que había cometido- quería ayudarte... pero al final, en lugar de ayudarte, terminé por arruinarlo todo, por empeorar las cosas -¿de qué serviría decirlo, si él ya lo sabía?- dime que puedo hacer para no arruinarlo de nuevo, por favor -oculté mis lágrimas detrás de mi flequillo, con la cabeza gacha- pero no te vayas... no te marches, se que no merezco tu perdón ni tu compañía... debería de sufrir lo mismo que tú o incluso peor, pero no quiero... no quiero que te alejes, no quiero perderte -pero probablemente ya lo había echo. Que estúpida e incrédula.

Soy Africano Z

Soy Africano Z

Suspiré. Sí, estaba enojado conmigo mismo, por no confiar en Wild, por hacerme la idea de cosas estúpidas y por tener celos sin sentido. Sin embargo, había algo que no lograba convencerme del todo, pero con todas mis fuerzas intenté reprimirlo, aunque con resultados bastantes pobres.
- Por nada... sólo curiosidad -le dedique una sonrisa torcida, pequeña, como arrepentida, pero sonrisa al fin- no importa, perdona -le di un toquecito con el morro en la frente y me aparté rápidamente para acomodar un poco todo en mi cabeza.

Contenido patrocinado



Volver arriba  Mensaje [Página 3 de 5.]

Ir a la página : Precedente  1, 2, 3, 4, 5  Siguiente

Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.