Hipodromo

Ya se vislumbraba la meta, por lo que disfruté lo máximo de esos últimos momentos. Parecía que estábamos volando, ya que con la suavidad que Wild se movía daba esa sensación. Pasamos la meta y fui haciendo que disminuyera gradualmente su velocidad, hasta mantenerla al trote. - Lo hiciste genial, preciosa -felicité, acariciándola amistosamente- eres realmente muy veloz.

Relinché contenta y miré a la chica y luego el piso.
-Esto fue grandioso!- Dije parando y respirando hondo, andaba demasiado agitada.
Fijándome de no tirar a la chica me recosté en el piso del hipódromo y la miré.

Al ver que se iba a tumbar, me quité los estribos y desmonté con agilidad.

Cuando estuvo tumbada me arrodillé a su lado y le acaricié el cuello observándola con la cabeza ladeada y una sonrisa. - ¿Cansada? -pregunté soltando una risita- no es para menos, ibas volando.

Relinché con aires de risa, y moví mis orejas. Le mordí el pelo un poco nuevamente y me sacudí un poco.
Esperé a estar menos agitada y poder volver.

Me reí también y me quedé acariciándola.

Cuando estuvo menos agitada me levanté, dándole un leve tirón de las riendas para animarla a pararse. En cuanto lo hizo, la llamé, comenzando a caminar hacia los boxes con un paso contento y animado.

Moví mi cabeza de lado a lado contenta y seguí a paso alegre a la chica hacia los boxes.

Clavé mi mirada fija en la pista cuando llegamos..
"Genial, extrañaba la pista ya.." Pense con la cola meneandola, retrocedí y me dirigí a las casillas.. Ahí.. Abiertas esperando a que alguien las ocupe y desgaste el piso del hipodromo..

- Bien, primero vamos a calentar un poco -anuncié- y no te hagas la tonta, no quiero que te termines lastimando por estar en frío -bromeé, pero hablaba en serio, por lo que, una vez listas, le pedí que trotara, hasta media pista, luego volvimos y nos metimos en las casillas. Puse el cronómetro en cero y miré a la yegua torda, acariciándola- cuando tu quieras, preciosa -dije, sujetándome bien.

Suspiré hondo mirando de reojo las curvas de la pista..
Enterré las puntas de mis cascos traceros y dí un impulso hacia adelante, comencé a correr ...
Desde ese momento empecé a clavar las puntas de mis cascos delanteros para tomar inpulsos con las patas.. Luego dejé de enterrar mis cascos y seguí recorriendo , esto me era habitual.. Recorrí todo hasta pasar a la segunda vuelta..
En los primeros pasos de la segunda vuelta una herradura perdió todos sus clavos y se soltó ..
Sentí al instate mi pata más liviana de lo normal y perdí el equilibrio .. Hiba demasiado rapido como para parar antes de caerme y no lastimarmé..
Caí, fuerte, se escuchó el ruido muy potente cuando me tumbé, mi pata, mi pata quedó debajo de todos mi cuerpo, con ralladuras y .. Sangre..

"Diablos", pensé cuando sentí la herradura safarse, y no pude evitar soltar un grito cuando caímos. Todo fue muy rápido, muy confuso y muy doloroso. Quedé tumbada a unos metros de mi yegua, aturdida, dolorida, pero como pude me arrastré hasta ella, mirando sus heridas.
- ¿Wild?... ¡Wild! -la llamé, intentando averiguar si aún estaba conciente. Me espanté al ver tanta sangre, de ella y mía, pero me aguanté como pude y llamé al veterinario de urgencia, y a una ambulacia.

Mi vista se nubló y mi pata empezó a pegar tirones, la moví rapidamente de lado a otro con dolor, no veía nada ..
Relinche fuertemente ante el dolor y sentir que mi pata se quemaba lentamente..
Cerré mis ojos lentamente y respiré fuerte ... Sentía la sangre pasar por toda mi pata..

- ¡Wild, contéstame, por favor! -le rogaba con lágrima sne los ojos, apenas logrando moverme. Acaricié a la yegua con seuavidad, intentando sujetar su pata, para que no la moviera, tomé parte de mi camisa y la até para detener la emorragia- quieta, pequeña, quieta... -jadeé y me tumbé a su aldo unos momentos, me costaba respirar, y me dolía mucho las costillas, maldije por no llevar al chaleco...

Paré de mover mi pata un poco .. Sentía que Nahiara me hablaba, por primera vez no pude escucharle bien ni entender lo que decia..
Abrí a medias mis ojos y relinché suavemente con los ojos fijos en Nahiara..

Vet:
Llegamos con la ambulancia y bajamos un maletín de Primeros Auxilios , abrímos la puerta de atrás de la ambulancia y pusimos una pequeña rampa no tan elevada.
Apreté con una venda la herida de la yegua, Wild.. Que tanto la había visto a lo largo de los años.. -Tranquila preciosa..- Dije haciendole unos masajes lentos en el cuello para que se relajara .. Llamé al hospital y pedí que trajieran una Ambulancia para la chica.

Miré al veteriario llegar, al igual que la ambulancia, lo cual me relajó, pues él sabría que hacer exactamente. Suspiré y lo dejé con Wild, mientras me apoyaba poco a poco en la baranda para intentar levantarme, pero no lo logré, pues me dolía mucho el cuerpo y unas fuertes punzadas en las costillas no me dejaban más opción que gritar de dolor. Miré al vet, y con mis últimos esfuersos le pedí que se fuera con la yegua, que hiciera lo que fuese para ayudar a mi preciosa amiga, mientras yo esperaba la ambulacnia.

Relinché mirando a mi dueña, Nahi.. Estaba asustada, quería quedarme junto a ella.
El veterinario me obligó a alzarme en las tres patas que tenía bien, Nahiara desapareció de mi vista, me subieron a la ambulancia del vet y me llevaron a la Veterinaria..

Vet:
Me subí a la Ambulancia -Chica, ya viene la ambulancia, cuidate..Tengo que irme ya, está en mal estado- Miré preocupada a la niña y prendí el auto.

Miré como se alejaban, rezando por la salud mi Wild.
- Ay niña, resiste, esres fuerte mi vida... por favor, no te rindas -dije al aire, pues mi querida yegua ya no estaba allí.
La ambulancia no tardó en llegar, no me dijeron mucho, o al menos no logré oír a los médicos, pues perdí la conciencia.

*El cielo se comienza a nublar y empiezan a caer pequeños y blancos copos de nieve, que inundan en lugar cubriendolo de un manto blanca de nieve *

Llegué junto a Jake, Talou y Sea. Observé todo el hipódromo, era enorme. Nunca antes había corrido con un caballo como Sea y deseaba poder hacerlo cuanto antes. Por suerte, en el camino al hipódromo pudimos calentar un poco, aunque, de todas formas prefería trotar y galopar despacio un poco por la pista antes de empezar. Le palmeé el cuello a Sea y le pedí trote, mientras que Jake y Talou se quedaban a un lado de la pista. Busqué un punto exacto en el que empezar a galopar, encontrándolo de inmediato. Tras unos minutos al trote, le pedí a Sea un galope corto y tranquilo, hasta llegar al punto imaginario en el que comenzaríamos. Me acomodé en la silla, con mis pies colocados correctamente en los estribos. No estaba acostumbrada a ir así, pero todo era probar y practicar. Cuando llegamos a aquel punto imaginario que había señalado con mi mente, le pedí a Sea que lo diese todo de sí. -Vamos campeón, es tu momento.-le animé, agarrando bien las riendas. En milésimas de segundos, el semental alcanzó una gran velocidad. Era una sensación increíble. Un gran subidón de adrenalina. Aquello sí que era velocidad. No podía creerlo. ¿Cómo un caballo podía correr tan rápido? Estaba totalmente asombrada. Era impresionante. Por unos instantes, me olvidé de todo. Olvidé todo lo que ocurría a mi alrededor. En ese momento, sólo estábamos Sea y yo, éramos como un equipo; éramos uno. Sentí sus cascos rozar la tierra para impulsarse y volar de nuevo. Volar. Aquella palabra que en ese momento se vio totalmente definida a la perfección. Tras dar una vuelta por toda la pista, a máxima velocidad, fui frenando poco a poco a Seabiscuit, palmenándole el cuello, felicitándole por lo bien que lo había hecho. -Perfecto precioso. ¡Eres un campeón! Lo has hecho genial, ¡qué veloz!-le dije, sin dejar de palmearle el cuello. Ya al paso, saqué los pies de los estribos y nos acercamos hasta donde estaban Jake y Talou. Esbocé una sonrisa ladina, mirando a Jake, soltando un suspiro después, tratando de recuperar el aliento. -¿Qué tal hemos estado? Bueno, mejor dicho, ¿qué tal ha estado Sea?-pregunté, sonriendo y acariciando el cuello del semental. Lo cierto es que él era el que tenía todo el mérito, pues era el que poseía toda aquella velocidad. -Tienes que probarlo, es impresionante.-añadí, sin dejar de mirar a Jake. Desmonté de un salto y acaricié a Sea, depositando un beso en su frente después. Le ofrecí un terrón de azúcar como premio a lo que había corrido.

El ver aquél hipódromo tan enorme me produjo una enorme sensación de alegría, soltando un relincho.
Sabía que teníamos que calentar un poco antes de comenzar a correr, así que me moví por la pista con suavidad, pasando de un trote a un galope ligero, que podía resultar rápido comparandolo con el galope de otros caballos, sin embargo para mi resultaba algo sumamente lento. Me seguí moviendo, esperando a la orden de Ana para comenzar con el verdadero entrenamiento. Me sorprendió que no me llevara hacia las casillas, sin embargo tampoco marcaba demasiada diferencia para mi. En cuanto escuché aquellas palabras de aliento de su parte no esperé más, di un salto, impulsandome con fuerza con mis posteriores y comenzando con un galope tendido en cuestión de segundos. Estiré al maximo mis patas, haciendo lo mismo con mi cuello, comenzando a respirar de forma más agitada cada vez. Segui avanzando, pese a que no estaba en mi punto de maximo rendimiento ya que estaba acostumbrado a otro jockey, aún así Ana lo hacía de forma espectacular. Al llegar a los últimos tramos de la pista comencé con el sprint, aumentando aún más la velocidad y llegando al final, disiminyendo lentamente la velocidad hasta quedarme al trote. - Eso estuvo genial -aseguré, masticando un poco el bocado y bajando un poco la cabeza- estuvimos geniales -me corregí, riendome levemente y yendo hacia Jake y Talou, sonriente, quedandome estático para que Ana desmontase y dándole un toquecito amistoso con mi morro.

Desmonté en cuanto llegamos, quedándome apoyado en la valla que delimitaba la pista del hipódromo con los exteriores, justamente donde estábamos con Talou. Observé atentamente toda la rutina de calentamiento que necesitaba Sea, que me pareció un tanto más larga que la de un caballo de salto, por ejemplo. Observé con atención aquél galope tan ágil y flexible del semental, esbozando una amplia sonrisa al ver como Ana lo acompañaba con total facilidad. En cierto punto comenzaron a correr enserio, dejando todo rastro del anterior galope que servía únicamente para calentar. Volaban. Ni más ni menos que eso, estaban volando sobre la pista. Observé asombrado la velocidad que había logrado tomar Sea en cuestión de pocos segundos, siguiendo maravillado la trayectoria de ambos hasta el final, en el que Sea comenzó a disminuir la velocidad progresivamente, sin necesidad de ninguna orden de parte de la chica. Esbocé una sonrisa al verlos acercarse, dándole también unas palmadas en el cuello a Sea. -Lo hicieron genial- aseguré, aún sorprendido. -Nunca había visto a un caballo de carreras tan de cerca, es maravilloso- aquella velocidad que había logrado obtener en cuestión de momentos me había eclipsado, prácticamente. -Hacen un gran equipo- me reí levemente, con aquella sonrisa aún en mi rostro.

Sonreí al oír las palabras de Jake, observando la escena en la que él acariciaba a Seabiscuit. Ante lo siguiente que dijo, no pude evitar reír. -Yo tampoco he montado nunca a un caballo de carreras como éste. Y es increíble.-comenté, riendo por lo bajo. Recordé aquella nueva experiencia que había vivido hacía unos pocos minutos, aquella que le recomendaría a todo aquel que quisiera sentir lo que era volar. Una sensación alucinante e imposible de describir con palabras. Hice una mueca con el siguiente comentario que dijo Jacob. -Sea necesita un compañero que sepa sacar lo mejor de él, que sepa cómo convertirlo en un campeón; y creo que yo no soy esa persona. No sé ni la mitad de lo que debería saber para sacar lo mejor de Sea.-dije, palmeándole el cuello. -¿O acaso no es cierto?-añadí, mirando al hermoso semental de carreras. -Y estoy segura de que pronto encontrarás a ésa persona.-le susurré al caballo. Todo lo que decía era totalmente cierto; pues sabía que el caballo incluso podía ser más veloz aún, siempre y cuando se sepa cómo; algo que yo no sabía. Miré nuevamente a Jake. -¿Estás seguro de que no quieres probar?-le pregunté, con un tono de voz con el que intentaba animarle a probar aquella sensación. Seguí mirándole sin retirarle ni un momento mi mirada de encima.

-No dudo que así lo sea- esbocé una sonrisa entusiasta ante las palabras de Ana, seguro de que efectivamente la sensación de montar a un caballo como Sea sería única, ni más ni menos que eso. Hice una pausa, dándole otras caricias al semental. Lo increíble era que además no lucía demasiado cansado y había recuperado en cuestión de pocos minutos el ritmo normal de su respiración. Había sudado, pero nada excesivo. -Sea necesita antes que un compañero que sepa sacar lo mejor de él en las carreras, un compañero que logre sacar lo mejor de él como caballo. Alguien que se preocupe por su bienestar. Y luego, en un plan secundario, alguien que se adapte a él a la hora de correr carreras. Y estoy seguro de que tú serías perfecta, con un poco de práctica en el hipódromo pasarías a ser la mejor del mundo si así lo quieres- aseguré, pese a que sabía que no tenía experiencia en aquella disciplina, sería cuestión de tiempo. -No trato de convencerte de nada, tranquila. Solo es mi opinión- aclaré, riéndome levemente, asintiendo con la cabeza ante las palabras de la chica. Encontraría, seguramente, un buen jinete que se preocupase por él. Me apoyé en la valla del hipódromo nuevamente, acariciando a Talou aún. -No, creo que será en otro momento. Estoy lejos de ser un buen jockey- me reí levemente, era algo que estaba más que claro. Más allá de la experiencia que pudiese tener, que ciertamente era nula, mi contextura física no era la más adecuada para hacer de jockey.

Escuché con atención las palabras de Jake, esbozando una dulce sonrisa. -¿Siempre tienes que tener razón?-bromee, cruzándome de brazos, riendo. -Aunque, sigo pensando que a Sea le vendría mejor alguien mejor que yo. Y no son pocas las personas que son mejores.-añadí, clavando mi mirada en un punto imaginario del hipódromo. Las palabras de Jake me hicieron pensar. Le agradecía todo aquello que me decía, todo el tiempo que pasaba conmigo de forma incondicional. Jacob era el mejor. Una joya de persona. Un gran amigo... Y de nuevo, todo aquello de por qué me llevaba tan bien con él en tan poco tiempo. Reí con lo siguiente que dijo. -¿Crees acaso que yo valgo para jockey?-bromee, soltando una leve risita simpática. -Pero en fin, tú te lo pierdes.-finalicé, encogiéndome ligeramente de hombros. Él tendría sus motivos, y yo los entendería y respetaría en todo momento. Me dejé caer suavemente sobre la valla del hipódromo, paseando mi mirada por el lugar, losvsementales y, finalmente, clavándola en Jake.

Me reí levemente, encogiéndome de hombros como respuesta. -Puede ser. Suelo tener razón, ¿qué puedo hacer con ello?- bromee, esbozando una amplia sonrisa. Estaba más que claro que pocas cosas me gustaban más que tener la razón, era algo que no podía negarlo de ninguna manera. Ante sus siguientes palabras fruncí levemente el ceño, sin llegar a estar de acuerdo con aquellas palabras.
-No, no pienso eso. ¿Qué quieres qué te diga? Para mí no hay nadie mejor que tú- acepté, claro que veía la situación con cierta subjetividad al ser amigo de Ana y quererla tanto; pero no tenía forma de mentir en temas así. Y además, más allá de mi aprecio personal hacia ella, sabía que era una amazona genial pese a no destacarse en las carrera. -¡Claro que lo creo!- exclamé, riéndome levemente. Sí. Tenía la estatura y peso adecuado para jockey, ¿por qué no? Ya me la imaginaba corriendo en el hipódromo, con Sea o con otro caballo.

Me encogí de hombros ante las palabras de Jake, riendo por lo bajo después. -No, no puedes hacer nada para remediar éso.-dije, sin dejar de reír. -Es más; no lo hagas.-añadí, esbozando una simpática sonrisa. Estaba segura que gracias a que él siempre tenía razón, sus palabras habían servido de ayuda y apoyo a muchas personas, entre ellas, yo. Y no quería que aquello cambiase en lo más mínimo. Esbocé una dulce sonrisa al oír lo siguiente que dijo. -Está claro que sabes cómo sacar una sonrisa.-dije, sin querer darle más vueltas a aquello de quién era mejor para Sea. Siempre tenía algo con lo que me conseguía sacar una sonrisa hasta en el peor de los momentos; su forma de ser y personalidad no la tenía todo el mundo. Me reí ante su siguiente comentario. -Eres un pelota. ¿Yo de jockey?-dije, suspirando y riendo después, negando con la cabeza. Nunca había sido una aficionada a las carreras y tampoco nunca me había planteado aquella idea. Puede que practicando mucho llegase a ser medianamente aceptable, pero para llegar a aquello tendría que pasarme años entrenando y tener un buen caballo para esta disciplina, algo que, por lo que me había fijado, la raza perfecta para esta disciplina era bastante escasa en la Hípica.