Bueeno, desde el evento de Halloween se me ocurrió sacarles unas screenshot. Lo único que tiene de malo es que fui una burra y no le saqué a los comentarios y solo tengo uno de Circe .. Pero bueno, a medida que vallan haciéndose los eventos iré poniendo las fotos para acordarnos de ellos!.
-¿Ya viste lo tierno que eres cuando te pones protector?- canté con voz aguda, casi como exigiéndole su rendición.-Te dejaré que te acerques a ella si te marchas de una buena vez. Ustedes dos no son bienvenidos aquí- persuadí, sin quejas ni prisas. Mi voz era más dedicada a seducir al semental, a hundirlo; para después tomarlo de un punto bajo y sacarlo rápidamente de mi hogar.
-No querrás que le toque ni un solo pelo...¿o sí?- arqueando una ceja me acerqué a Wild. Había descubierto que su familia y sus seres queridos eran su punto débil, un lugar donde podía moverlo y usarlo a mi antojo con la mayor facilidad posible.
No coqueteé con ella, sino todo lo contrario. Dejé que mi odio hacia la raza humana aflorara y lo encaucé en un solo golpe con mi pata, la cual estiré con todas mis fuerzas hacia la frágil pata de la yegua de carreras. Le dejó un buen golpe, y con la fina punta de mi casco de plata logré hacerle un rasguño, el cual al ser efectuado en una zona de piel blanda comenzó a sangrar enseguida.
-Puedo seguir, de no marcharte- giré mi cabeza hacia donde estaba Africano, retándolo con mi mirada coqueta, con un brillo similar a un fuego fatuo resplandeciendo en ellos.
-Son los primeros lo suficientemente osados en pasarse por estos lares...y me aseguré que jamás lo vuelvan a hacer- gruñí, acercándome de nuevo al semental negro.- Elige, o marcharte...- me acerqué a su cabeza.- O perder a tu amada yegua- susurré con voz gélida, seca; sin vida total.
Circe.
Cuanto termine este evento pondré las que tomé de éste.
-¿Ya viste lo tierno que eres cuando te pones protector?- canté con voz aguda, casi como exigiéndole su rendición.-Te dejaré que te acerques a ella si te marchas de una buena vez. Ustedes dos no son bienvenidos aquí- persuadí, sin quejas ni prisas. Mi voz era más dedicada a seducir al semental, a hundirlo; para después tomarlo de un punto bajo y sacarlo rápidamente de mi hogar.
-No querrás que le toque ni un solo pelo...¿o sí?- arqueando una ceja me acerqué a Wild. Había descubierto que su familia y sus seres queridos eran su punto débil, un lugar donde podía moverlo y usarlo a mi antojo con la mayor facilidad posible.
No coqueteé con ella, sino todo lo contrario. Dejé que mi odio hacia la raza humana aflorara y lo encaucé en un solo golpe con mi pata, la cual estiré con todas mis fuerzas hacia la frágil pata de la yegua de carreras. Le dejó un buen golpe, y con la fina punta de mi casco de plata logré hacerle un rasguño, el cual al ser efectuado en una zona de piel blanda comenzó a sangrar enseguida.
-Puedo seguir, de no marcharte- giré mi cabeza hacia donde estaba Africano, retándolo con mi mirada coqueta, con un brillo similar a un fuego fatuo resplandeciendo en ellos.
-Son los primeros lo suficientemente osados en pasarse por estos lares...y me aseguré que jamás lo vuelvan a hacer- gruñí, acercándome de nuevo al semental negro.- Elige, o marcharte...- me acerqué a su cabeza.- O perder a tu amada yegua- susurré con voz gélida, seca; sin vida total.
Circe.
Cuanto termine este evento pondré las que tomé de éste.