Me levanté algo entumida, al parecer las heridas no sólo se limitaban al esguince y al corte; podría jurar que también me había torcido el tobillo pero también que ella estaba mucho peor. Hice gesto de dolor mientras el veterinario tomaba una jeringa y la inyectaba, un sedante para calmarla y examinarla a fondo.
Le acaricié el morro una vez que estuvo inconsciente, pero vigilada. Me mordí las uñas a su lado mientras el vet la examinaba ahí mismo sin tomarse la molestia de llevársela al cuartito. Después de un largo rato, habló por fin.
-Bueno, tiene varios rasguños y un par de cortes, pero éso es lo de menor importancia. Me temo que se ha lastimado una pata, no podrá hacer el menor ejercicio durante al menos un par de días, si se le cuida bien-diagnosticó con algo de pesar. Mis ojos se volvieron cristalinos al escuchar la siguiente noticia.
-Y respecto a la potranca que me traje, lamento comunicarle la terrible noticia que ha fallecido...el golpe fue demasiado duro, una costilla le perforó el pulmón, además de que perdió muchísima sangre. Logré mantenerlo con vida un par de minutos, pero tampoco pude hacer mucho...-su voz se fue apagando al final del discurso. Me palmeó el hombro y me pidió que me quedara hasta que se le pasara el efecto del sedante, mientras que el se inclinó de nuevo a vendarle la pata y a untarle un par de pomadas.
-Tendrás que cambiarle el vendaje a diario, y colocarle ésto-era una pomada de un aspecto raro la que me entregó, lo cual me indicó que era un desgarre.-Reposo abosuluto...que no se mueva en lo mínimo, porfavor-pidió muy serio y se fue. Le agradecí con un gesto de la mano y me arrodillé a su lado, derramando un par de lágrimas.