Llegué al veterinario junto a Zicab. Estaba muy preocupada, aunque no parecía peligroso, parecía que le dolía bastante.
Yo:
-Hola,-saludé al veterinario- mi caballo y yo híbamos por el bosque y no se bien lo que le pasó que me lo encontré con esta herida-dije muy rápido, un poco triste y preocupada.-no se que le ha podido pasar.
Veterinario:
-No te preocupes, no es muy grave, con un poco de descanso y un antiinflamatorio se le pasará.-Dijo mientras miraba la herida y le quitaba los trapitos que yo le había puesto.
El veterinario se fue a una sala y vino con una aguja y bote, que se supone que sería el antiinflamatorio.
-Solo tienes que cambiarle las vendas por la mañana y por la noche, hasta que veas que la herida ya puede estar al descubierto sin peligro. Aún así, pásate por aquí mañana para ver cómo va. Ah! y se me olvidaba, no lo montes durante unos dos días, pero puedes darle cuerda o ponerlo en la noria, siempre que no tenga que cargar mucho peso sobre él.-Dijo mientras le vacunaba y le vendaba la pata.
Yo:
-Vale, perfecto, mañana en cuanto pueda lo traeré.-dije mientras felicitaba a Zicab por portarse bien y me fui con él, con unas vendas en la mano.