Departamento de Layla y Nahiara

Por la disposición económica, decidieron compratir un hermoso apartamento en el centro de la cuidad, a un buen presio y súmamente cómodo y elgante. Se permiten mascotas.

Muy lindo y moderno departamento con una excelente ubicación en la parte mas exclusiva del centro de la cuidad. Ubicado en un edificio con seguridad 24 hs, este departamento tiene dos dormitorios y es ideal para 2 a 4 personas. Excelente luz y sol, ventilación y acondicionamiento.

Al acceder se encuentra con un gran ambiente donde se encuentra el living-comedor. Un espacio con una decoración moderna y sofisticada, con muy buen gusto.
Este está equipado con un sillón de 3 cuerpos con sus almohadones de colores, una mesa de café con adornos, todo haciendo juego con los cuadros de la pared y entre sí.

El sector comedor está compuesto por una mesa cuadrada de vidrio y 4 sillas, cuyos tapizados también combinan con el resto de la decoración.

Un gran ventanal permite mirar al exterior, hacia un balcón y llena de luz y sol durante el día esta área.

Luego hay dos dormitorios. Uno con dos camas simples, con una decoración muy linda, donde cada detalle se tiene en cuenta, desde los almohadones del lecho hasta la original lámpara del techo. Muy luminoso y sofisticado también.

El segundo dormitorio tiene dos camas singles, una se saca de debajo de la otra. Este dormitorio es más pequeño y tiene también mucha luz que entra durante el día a través de la ventana.

La cocina es de estilo moderno y muy cómoda, con heladera, freezer, microondas, horno, vajilla para 6 personas, cafetera, tostadora y todos los utensilios necesarios para cocinar en el departamento durante su estadía.

Además tiene un pequeño espacio de lavadero con lavarropas.

El baño es amplio y completo, con ducha, bañadera, WC y bidet.

Otros:
* Seguridad 24 hs.
* Teléfono línea control.
* Internet wi-fi.
* TV con cable.
* DVD.
* Equipo de audio.
* Calefacción central.
* Aire acondicionado en living y dormitorio principal.
* Agua caliente central.
* Plancha.
* Aspiradora.
* Caja de seguridad.
* Servicio de mucama una vez por semana.
* Sabanas y toallas.

El departamento se encuentra ubicado en una de las calles más elegantes y tranquilas del barrio. Está rodeado de sitios de interés cultural y turístico como ser galerías de arte, museos, plazas, etc. Las calles aledañas albergan las más elegantes casas de decoración y moda, en especial las ubicadas en la Av. Principal.
Por la zona hay una gran variedad de restaurantes, bares y pubs y se desarrolla una selecta vida nocturna.

Llegué, dejé el morral en el sofá y vestida como estaba me tumbé sobre mi habitación. Saqué un par de audífonos, mi iPod y me acosté boca abajo en la cama, poniendo música relajante para tranquilizarme un poco. Mi querido perro, Navar, saltó sobre el colchón y me saludó con casi un exceso de energía.
-Hola Nav-saludé, girando sobre mí misma y bajando el volumen de la música. Respondió con un suave ladrido y lamió mi mano con curiosidad, señalando a la correa. Pasear...
-En un rato, chico-me quejé, puse la almohada sobre mi cabeza y casi de inmediato caí dormida.
El tiempo pasó rápido sumida en la inconsciencia, por lo que al abrir de nuevo los ojos ya era mediodía. El perro se había dormido a mi lado, acurrucado entre mi brazo y mi pecho. Nada más sintió el mínimo movimiento de mi brazo para levantarme, me lamió cariñosamente el hombro, exigiéndome el salir. Le dediqué una sonrisa algo adormilada, me duché rápido y en cuestión de minutos ya estaba lista para sacarlo de paseo. Le abroché el collar, que por fortuna le quedaba bien, y enganché a éste la correa; de un azul profundo con cadena.
-Ahora sí, vamos-sonreí, y abriendo la puerta salí de casa.

Me había dado una vuelta por los establospara chequear a mis caballos antes del concurso.
Ya estaba Tornesch listo, por lo que volví a casa para ducharme cambiarme.
Me tomé mi tiempo para rreglarme, me puse mi brech blanco, las botas de cuero negras, una camisa blanca, sensilla y bonita y el bleaser azul oscuro sobre este. Me hice una colitam que no me convenció demasiadoporlo que terminé con un rodete. Agarré mi casco y fusta, me puse mis guantes negros y me dirigí hacia la puerta, algo nerviosa.

Al llegar y abrir la puerta vi que Nahiara estaba ahí, lista ya.
-Hola Nahi-saludé con una sonrisa, amplia y amable, acompañada con un gesto de la mano.-Lista para el concurso, ¿eh?-no era pregunta, era afirmación. Reí y fui directo a la ducha, preparando la ropa que me pondría antes de entrar. Regulé el agua y después me bañé, me vestí, y miré la maraña que era mi pelo. Hice gesto de perrito desamparado, mientras tomaba un cepillo duro y me sentaba frente al espejo, segura que duraría horas desenredándome por lo menos.

Le devolví la sonrisa, y me dispuse a ir a la puerta de salida, pero decidí esperar a Layla. Cuando vi que terminó con la ducha me acerqué y observé su lucha contra el cabello. Reí.
- ¿Necesitas ayuda? -pregunté, divertda, con una sonrisa, esperando que su respuesta fuera una firmación. Me acerqué hasta quedar a su lado y tomé otro cepillo, haciendo un gesto amable.

-Eso creo-hice una mueca fingida, cediéndole mi cepillo; para dejarlo después sobre mis piernas al ver que ella tenía el suyo.
-¿Qué piensas hacer?-pregunté en tono divertido. No era la primera vez que alguien más me peinaba, pero sí que Nahiara lo hacía.

Sonreí con verdadera alegría y me concentré en su cabello.
- Ya verás, Lay... -respondí con entusiasmo, con agilidad comencé a cepillar supelo y a darle forma a un nuevo peinado. Una vez bien desenredado, dividí el cabello en una media cola, lo desarmé en tres mechones lo más iguales posible, comencé con una trenza, tomando, luego de pasar los mechones dos veces, nuevos desde la base de la cra hasta terminar armando una prolija y bonita trenza cosida, o trenza francesa :3
- Listo -exclamé, casi orgullosa al ver mi trabajo, sonriendo.

Extendí mi mano hasta palmear la trenza, la cual no tenía ni un pelo de fuera y no apretaba en lo absoluto.
-Gracias Nahi-agradecí con sinceridad.-Me ahorraste un par de dedos lastimados-me reí con ganas, tomando la fusta y dándome comida y agua limpios a Nav.
-¿Vamos a los establos?-sugerí con una sincera sonrisa, ya con mis botas negras de montar, mi blusa nueva y los guantes blancos. Me puse en la trenza un listón azul intenso, sin desarmarla, para ir a juego con Afri pues ése era el color del sudadero.

- Seguro -sonreí con ganas- y de nada, después de tí -dije abriendo la puerta y cerrándola una vez que estuvimos fuera. Nos dirigimos a los establos en busca de nuestros caballos, auqnue pensaba concursar un poco más tarde que ella.

Entré en el departamento para cambiarme de ropa, vistiéndome con una playera más casual y unos pantalones de mezclilla sencillos. Deshice la trenza y me agarré el pelo en una coleta a la altura de la nuca, dejando mi cabello libre y ondulado por el peinado anterior. Me acosté en la cama cerrando mis ojos, Nav despertándome alocado...quería salir de paseo de nuevo. Fruncí el ceño, pero accedí con una sonrisa. Enganché la correa a su collar, me puse unos tenis más apropiados para caminar por mucho tiempo.
Una vez preparada ya, salí de la casa con rumbo hacia la ciudad.

Al llegar, me tumbé boca abajo en la cama. Aquel comentario de Ethan me había hecho pensar bastante, y recordar aún más. ¿Me habría estado engañando a mí misma? Necesitaba reflexionar aquello, la respuesta que le había dado a Ethan me mantenía en la firme idea que le quería, pero...si fuera un simple truco de mi mente, no me lo perdonaría jamás.
Me cubrí la cabeza con la almohada, puse canciones aleatorias en el iPod y los audífonos a todo volumen, intentado distraerme. Para mi fortuna, las canciones menos oportunas resonaron con fuerza en mis oídos, confundiéndome y hundiéndome aún más. Cerrando los ojos con fuerza me arrojé a la deriva de pensamientos y nubes formadas en mi mente, intentando aclarar mis propios asuntos dentro de mi cabeza.
Dormí un rato, desperté y volví a dormir; repitiendo ese ciclo hasta que terminé con los ojos hinchados y llorosos, con una firme y única decisión: me había estado mintiendo, engañando a mí misma todo ese tiempo. Quería a Ethan, sí, pero una parte de mí seguía extrañando, seguía atada a Alex, aquel chico de quien me había despedido en su lecho de muerte. Cerré los ojos con fuerza, recordando todos los momentos vividos y pasados con él, comparándolos con lo actual. Unas lágrimas resbalaron por mi mejilla al ver la cruda verdad, mientras que la parte que reclamaba a Ethan de regreso era acallada por la mayoría, que lloraba la muerte de quien me había sido fiel hasta en su último suspiro.
Me mordí el labio con fuerza, meditando el decirle al chico que se había enamorado de mí, por el cual le había jurado estar loca y un amor, del que mi mente gritaba ser falso. Decidí que tendría que distraerme, a como diera lugar. Nav dormía apaciblemente en su colcha, por lo que me vestí, me lavé la cara y partí rumbo al club, montaría a Montse mi poni y si me encontraba a Ethan de paso...el destino decidiría por mí.
Sequé la última lágrima que rodó cuesta abajo con mi muñeca enfundada en una blusa verde claro de manga larga, recordando que el verde era uno de los colores favoritos del susodicho. Frunciendo el ceño, salí de casa.

Azoté la puerta nada más llegar, tumbándome cuan larga era en mi cama. Sin evitarlo, lágrimas comenzaron a salir a raduales por mis mejillas, incapaz de pensar o decir algo. Estaba demasiado cansada para pensar algo coherente, por lo que dormí un buen rato.
Desperté con los ojos llorosos, Nav me lamía la mano derecha en señal de consuelo. Le dediqué una mueca, intentado resemblar una sonrisa sin éxito; pero no podía levantarme. No tenía hambre, pero me sentía algo débil. Dejé eso a un lado y me senté sobre la cama, intentando concentrarme y reflexionar exactamente en lo que había hecho.

Llegué algo cansada, pero feliz. Vi a Nav y lo saludécon unas caricias, enseguida posé mi mirada en Lay al entrar en la habitación. Me asusté al verla, realmente se veía terrible. Prácticamente, corrí hacia a ella, tratando de no ser muy brusca y la abracé, sin decir nada. La solté luego de un rato, secándo con delicadeza sus lágrimas, y mirándola fijamente,preocupada.
- Lay... ¿qué ocurrió? -preunté en un tono muy bajo, como el de una madre.

-Nada-respondí algo seca, intentando sonreírle. La vida seguía después de todo, y aunque no hubiera esperanza respecto a lo recientemente sucedido, podría seguir adelante como lo había hecho antes.-Si me preguntas del tobillo, me caí-sonreí a medias.-¿Y tí, cómo te fue en el concurso?-.

- Igual de bien que a tí y Afri... -respondí, sabida de que les había ido de maravilla. Un poco confundida, aún preocupada la miré,luego hacia la ventana y suspiré, volví amirrala y le dediqué una de mis típicas sonrisas- anda, arriba el ánimo -dije, apartándome un poco- ¿por qué no salimos? así te despejas un poco, no tienes porque contarme lo ocurrido si no lo deseas, no soy quien para obligarte, pero quiero que sepas que siempre puedes contar con migo, Lay -dije con total sinceridad.

-Gracias Nahi-adopté una expresión remilgada y me senté por completo sobre la cama, bien erguida.-¿A dónde vamos, entonces?-sonreí, esta vez con algo más de alegría. Aún no estaba del humor como para decirle a todos lo que había pasado, tanto en menos de una semana. Confiaba en que se arreglaría por lo menos aquel embrollo, seguiríamos siendo amigos...pero nunca más, y todo por un rato de estupidez por mi parte. Me mordí el labio con fuerza, intentando pensar en un lugar más o menos divertido para ambas.

- ¿Un rato al parque, la cuidad, de compras? -ofrecí las primeras opciones que se me ocurrieron- si quieres, podríamos ir a la tienda de mascotas, hace rato quiero ir... ya sabes y ver que tal -reí

—Vamos a la tienda de mascotas—accedí, sentándome sobre la cama y tomando las muletas.-De todos modos, Nav casi no tiene comida; pero tendrás que ayudarme con las cosas— fruncí el ceño y miré de reojo el tobillo enyesado por completo.—Vamos—me dirigí a la puerta de la casa, más o menos animada.

Cada vez que lo necesitó, ayudé a Layla por las dudas, hasta que llegamos a la tienda, intenté contarle anécdotas,algún qe otro chistem, siempre intentando de reanimarle el ánimo.

Nada más llegar, saludé a Nahiara con una leve sonrisa. Se notaba de inmediato en mis gestos cuándo estaba feliz y cuándo no, y cuándo era por él, así que arrumbé boca abajo en la cama. Me permití a mí misma llorar cuanto quisiera, no podría retenerlo todo dentro de mí sin volverme loca durante mucho tiempo.
No supe de mí hasta que volví a abrir los ojos, sintiéndolos hinchados pero secos, sin ninguna lágrima luchando por salir. Me mordí el labio, intentando aclarar las ideas. Sabía que la razón que le había dado a Ethan era más o menos certera, de hecho lo era, por lo menos era mi motivo por el cual lo había hecho. Solté un largo y melancólico suspiro, sin saber qué hacer.
Lo más probable era que me odiara justo ahora, y aquello me hacía sentir sumamente débil y desprotegida. ¿Por qué lo había hecho? Le amaba, sí, pero al parecer seguía fielmente aferrada a...Alex. "No está, Layla, supéralo"...y sinceramente aquello era lo que más necesitaba hacer. Aceptar su muerte, cosa que me sorprendía no haber hecho aún.
Algo en mi mente conectó de la mejor manera posible para el embrollo en mi mente. Tenía ahora las cosas muy en claro; tendría que apartar a Alex de mi vida al menos cuanto me fuera posible, de todos modos, ya estaba muerto y poco podía hacer. También sabía que amaba a Ethan, y el haber hecho aquello, gritarle en los establos, había sido mera confusión. Me mordí el labio con fuera, sintiéndome realmente como una idiota y estúpida al haberlo hecho, no tenía explicación y era poco probable que me perdonara por completo, a pesar de haberme disculpado el día anterior por aquello. Suspiré resignada, tomaría mi vida más o menos normal de nuevo, tenía que hacerlo o de lo contrario preocuparía a gente que me importaba mucho.
Me levanté, decidida a tomar mi vida de nuevo desde donde la había dejado. No podía hacer mucho ahora, con el tobillo inmovilizado, pero me lavé la cara. Me miré al espejo, sin que me sorprendieran lo apagado de mis ojos y lo pálido de mi tez, ya lo tenía asumido de todos modos.
Me acosté en la cama pensando en las moscas, sin más que hacer.

Llegué a casa de Layla , la puerta estaba abierta , sin parecer una intrusa toqué antes de pasar y saludé . - Hola Layla , que tal vas con el tobillo? , porcierto me enteré de que hoy es tu cumple!! Muchas felicidades!!! - Dije contenta!

-Hola Bella-saludé con una sonrisa más o menos sincera.
¿Cumpleaños? Ah, claro...me mordí el labio.-Gracias- esbocé una media sonrisa alegre y me incorporé sobre la cama. Menos mal que tenía ropa lo suficientemente decente como para visitas puestas, por lo que tomé el par de muletas y la abracé con un solo brazo, sosteniéndome con el otro.

Sonreí - No te apetece que hagamos todos los del clup algo para celebrarlo?? - Le dijé contenta mientrás que la ayudaba un poco a sostenerse con las muletas , aunque se notaba que ella ya se desenvolvia perfectamente con ello .

Aquella idea me animó un poco, pero a sabiendas que faltaría alguien... corté la idea rápidamente, tendría que aprender al lidiar con ello.
-Claro, ¿como qué?-su emoción me contagió un poco, por lo que al final de todo mi sonrisa terminó siendo radiante y sincera por completo, como aquella de antaño.

Le sonreí contenta , me encantaba verla animada ... - Mmmm , que te parece algo así como una fiesta?? - Le dijé con un tono de entusiasmo!