Todo comenzaba de nuevo. Una nueva hípica, nuevos amigos, nuevo hogar. Todo. Por suerte, conocía a mi hermana, Charlotte, la cual se me había adelantado mientras yo me las apañaba para cargar todas las maletas. Probablemente, más tarde la encontraría en los establos o en algún picadero. Cuál fue mi sorpresa, que la puerta de la recepción estaba abierta de par en par. Vacilé unos segundos antes de entrar. Ingresé en la recepción, paseando mi mirada por todo el lugar, echándole un vistazo. En él se encontraban varias personas. Una chica, la recepcionista y mi hermanita. -Hola.-saludé, esbozando una sonrisa, tratando de ser amable. -Así que estás aquí todavía...-le comenté a Charlotte, acercándome a ella. Posteriormente, me acerqué a la recepcionista, la cual seguía esperando la respuesta de mi hermana. -Soy Eric Lazzaine, hermano de Charlotte Lazzaine.-dije, señalando a Charlotte con el mentón. Me tomé la libertad de decir el nombre de mi hermanita también, aunque éso no ayudase en absoluto a que ella perdiese la timidez. Observé más detenidamente el lugar, mientras esperaba a que la recepcionista nos anotase. Era un lugar bastante tranquilo y silencioso. Si todos los lugares de la Hípica eran así, estaba seguro de que me pasaría las horas con mi guitarra. De repente, me invadieron unas enormes ganas de conocer el lugar y a los caballos que habían allí. Sin duda, empezaba con muchas ganas. Parecía un lugar realmente prometedor. Quería hacer tantas cosas en tan poco tiempo que probablemente tendría que anotarlas todas en una lista e ir distribuyendo el tiempo para cada una, pues si no, acabaría mareándome yo solo.