Boxes del establo

Yo:
fui al picadero de entrenamiento

Lo miré directamente a los ojos. Antes solían ponerme nerviosa e incluso algo ansiosa, pero ya no más. Guardé silencio, incliné la cabeza y alcé la vista mientras jugueteaba distraídamente con mis dedos, paseando mi mirada entre sus ojos, cálidos; y los verdes y tensos de Ethan. Me preguntaba el por qué estarían así; pero después de palpar el ambiente no me quedó la menor duda del por qué.
-...¿sí?-.

Me puse más nervioso, al tener Layla aquel chico tan cerca. Tironié un poco de la ropa de mi dueña, mirando con fijeza al muchacho.

-No sé si se te haya cruzado alguna vez por la cabeza pero yo.. Tú me gustas muchisimo, me gusta tu forma de pensar.. Tu risa, tu cara, tus labios cuando sonrien.. Siento que fuiste hecha para mi, pero yo no para ti..- La miré a los ojos, esperando su reacción. Sin duda esperaba una patada y una buena cachetada

Seguí tirando de la ropa de Layla, nervioso. Al escuchar las palabras del chico relinché, furioso y lo miré fijamente, fulminándolo con la mirada, a pesar de que él no lo notara, Layla no haría.

(De parte de Ile (mi dueña) que los jinetes y amazonas que yo consienta me pueden montar)
Inquieta empecé a mini elevarme dentro de el box , relinché fuerte y resoplé . Apoyé mi cabeza en la puerta y esperé alguna reacción de alguien .

¿Aquello era una broma? Definitivamente, tenía que serlo. El amigo de toda la vida de Layla, llegaba y de un día para otro le confesaba su eterno e inmenso amor. ¡Pero por favor! ¿De qué telenovela había sacado aquél guión barato? Daba vergüenza. Estaba claro que Layla no estaba hecha para él, y me daba lástima que se hubiera humillado de tal manera siendo que sus palabras se las iba a llevar el viento e iban a quedar olvidadas en cuestión de días, o quizás horas. Me giré hacia él en cuanto acabó, dándole a entender que le había escuchado. Sabía que Layla lo iba a rechazar. Sutilmente, claro estaba... Porque lo iba a rechazar... ¿Verdad? Fruncí el ceño y no le quité la mirada de encima a el muchacho. - Cuánta privacidad... -dije por lo bajo, aunque me dí cuenta que se había escuchado. Esbocé una sonrisa aún más irónica que antes y negué con la cabeza, gran forma de declararse, sutil sobre todo. Frente a toda la Hípica.

Entré apurada a los establos por ver a mis caballos . Los busqué con la mirada y los encontré en sus correspondientes boxes. Me acerqué a Perseo - Hola chico! - Lo saludé amablemente con una gran sonrisa . Hacía tiempo que no venia a verlos a si que me disculpé , -Mañana os sacaré- Afirmé . Empecé a cepillar a Perseo hasta que quedara reluciente , le puse su cabeza y el ramal , lo saqué fuera y le cambié el lecho del box , después lo cogí y dimos un paseo alrededor de los establos .

Los mismo hice con Sahara .
Al terminar , les puse de comer y de beber , estube un rato mimándolos y me despedí hasta el dia siguiente .

Continué jugueteando con mis dedos hasta que soltó ésa frase. Tragué saliva ruidosamente, alcé la vista de repente pero mantuve la cabeza quieta, confundida. En mis ojos se reflejó por un momento una señal de confusión, como si algo me obligara a ir con Daniel. Después de todo, éramos amigos hasta donde mi memoria llegaba, siempre con él había compartido mis penas y alegrías; él siempre había estado ahí para apoyarme...pero nunca me había imaginado que ése fuera el motivo.
Tragué saliva otra vez, intentando aclararme la garganta y de paso el revoltijo en mi mente, pero sólo funcionó para lo primero.
Escuché el comentario de Ethan, y a juzgar por toda la ironía, odio y algo de dolor reflejados en su voz, pude decir que ésa era la causa del ambiente tan tenso en los establos. -Deja- fue mi única respuesta ante aquella frase que daba a entender lo poco de acuerdo que estaba con la...declaración de Daniel.
Intenté la manera de decirle no, encontrar las palabras, decirle que yo no lo veía más que un amigo. Buen amigo, sí; pero...nada más. Tomé una bocanada de aire y lo solté suavemente en forma de un suspiro con cierto desdén.
-Daniel...-cuidé muy bien que mi voz no reflejara ninguna expresión: neutral.-yo nunca te he visto como más que un amigo, y sinceramente quisiera que las cosas sigan así. Sólo amigos-enfaticé la última frase, sin ser muy cortante. No quería lastimarle, me importaba tanto como a cualquiera le importaría un viejo amigo que no veía desde hacía ocho años o más; pero nada más. Me mordí los labios con mayor fuerza a la necesaria, haciendo que dolieran tanto que en seguida tuve que deshacer el gesto.
-Sin añadir que quiero a alguien más-murmuré en voz baja, demasiado baja; apenas audíble si se aguzaba el oído lo suficiente como para comprender levemente mi última frase de cierre.

Refunfuñé y volví a soltar un relincho, solté la ropa de mi dueña y me tiré panza abajo sobre el lecho de mi box, sin dejar de prestarle mucha atención a cada palabra que se oía fuera.

Me esperaba un sermón a gritos, que se montara en su caballo y me atropellara, incluso que sacara un cuchillo y me amenazara.. Pero.. ¿Eso? Suspiré. -¿Y quien es ese alguien más?- pregunté, poniendo una voz repleta de falsa curiosidad y rodeada de celos

Reprimí una risotada que quiso brotar de mi interior al oír el rechazo, sutil, que había sufrido el pobre chico. Me obligué a mi mismo a voltearme y entrar en el box de Pampa para comenzar a cepillarlo, tratando de distraerme, ya que sino estaba seguro de que algún comentario poco afortunado iba a salir disparado contra él. O quizás ni siquiera fueran comentarios y mi cuerpo se moviera sólo. La última frase de Layla me había llamado la atención. "Quiero a alguien más". No sabía si alegrarme o preocuparme. ¿Se refería a mí? ¿Acaso le gustaba otro? No, definitivamente no podía haber otro, a fin de cuenta nos habíamos besado hace muy, muy poco tiempo. Mis pulsaciones aumentaron, por lo que seguí cepillando a Pampa, como si no hubiera escuchado nada, pero totalmente atento a la conversación.

Entre en los establos y salude a todos los que se encontraban en los establos. Luego me diriji hacia Indi y la mrie snreindo : -Hola pequeña - dije sonriendo - ¿te apetece salir un poco ? -diej sonriendo y acariciandola suavemente en el cuello

Alcé ambas cejas en expresión de mudo asombro. ¿Lo había escuchado? "Genial", pensé para mis adentros con algo de enfado.
-Nadie que te importe saber-, murmuré entre dientes; o por lo menos eso quize decir, pues al haberlo articulado con la mandíbula apretada dudaba mucho que fuera entedible. Pero si ya había escuchado todo lo que había dicho...poco podría hacer. De todos modos, no pensaba decirle, y mucho menos en público.
Noté que su expresión cambiaba, con algo de celos. Sentí unas ganas tremendas de que la tierra me tragara y aparecer en otra parte del mundo, aunque fuera temporal; la tensión era palpable.
Cierta parte de mí sintió algo de alivio al ver de reojo a Ethan levantarse e ir con Pampa, pero ahí seguía Daniel. Quería cerrar los ojos e intentar escapar, pero quedaría en total ridículo si lo hacía. Me limité a morderme el labio, nerviosa, esperando la reacción de Daniel.

No supe si ofenderme o reirme por su cara de nerviosismo. Pero termine dandome cuenta de que mi presencia la incomodaba.. O al menos eso pensé. -Esta bien. Lo entiendo.. Perdón si te hice sentir mal o algo, simplemente tenia que decirlo-. En realidad, me sentia mucho más aliviado por haber soltado aquel secreto que me traia desde hace un tiempo. Pero.. Ahora no sabia a donde ir.. Miré alrededor mio, donde estaba el tan Ethan en un box. Fingí no haberlo visto

Coji a Indi y la cepille, leugo la ensiñe conn cuidado y le cloque las bridas. Una vez lista y preparada nso dirijimos a la pista interior.

Me asomé a la puerta y observé fijamente a Daniel. - Y dime, Daniel. ¿Ya conoces la Hípica? ¿Los prados? ¿Los picaderos? -pregunté, observando con fijeza la puerta de los establos. Luego de unos segundos, salí del box y de Pampa y pasee mi mirada entre Layla y él, alzando una ceja. - Quizás deberías ir a conocer el resto de las instalaciones -sugerí, esbozando una sonrisa torcida.

Ethan me dirigió la voz. No me quedo de otra que contestar.. -¿Que pasa? ¿Acaso me estas hechando?- refunfuñé. Yo iria a ver las instalaciones cuando quisiera

Negué con la cabeza. - Claro que no -claro que sí, realmente el que no se diera cuenta debería ser bastante... ¿ingenuo?
- Sin embargo es importante que conozcas el lugar, creo que ya tendrás tiempo de sobra para hablar con Layla sobre cosas importantes como... Tus sentimientos. No dudo que encontrarán un mejor momento y mejor lugar, con mayor privacidad dónde hablar -enfaticé las últimas palabras, hablar enfrente a todos, y enfrente al que había sido su ex no era algo muy coherente. Después, me encogí de hombros, indicándole que hiciera lo que quisiera, poco me importaba. Caminé hacia el box de Sombra, pasando por el de Monse que estaba al lado de ella. Saludé a la poni con una sonrisa y me metí en el de mi yegua, acariciándola y dándole un terrón de azúcar.
- Lo sé, vaya situación -dije burlonamente, comenzando a cepillarla.

Con el sigilo suficiente como para no ser notada me alejé de los boxes, despidiéndome de Ethan con un movimiento suave con la mano.

Suspiré largo y tendido antes de meterme al box de Afri que estaba detrás de mí. Lo cepillé a conciencia pero no lo saqué a entrenar, simplemente no estaba de un humor tan excelente como para hacerlo.
No me fijé en el paradero de Ethan, y a pesar de que sí me importaba; no me molesté en buscarlo. Entré directo al box de Montse con gesto ausente, algo ida. Abracé a la poni del cuello y procedí a limpiarle los cascos, por lo que me tuve que agachar.
Después de un rato conseguí olvidarme de todo aquello. Confiaba en Daniel y en que las cosas seguirían igual que antes; conservaríamos una simple amistad y nada más. Despejar mi mente un poco concentrándome en la poni me ayudó con mi estado de ánimo a tal grado que volví a tener la sonrisa radiante con la cual había puesto un pie en los establos un par de horas antes.

Una vez Tornesch se dispuso a descanzar me fui de los boxes, despidiéndome con la mano. a Lay la vería luego en casa... si necesitaba hablar, allí estaría para ayudarla.

Volví, pues me molestaba la idea de dejar a Wild en su box, decidí sacarla a que se moviera un poco. Fui por su equipo y se lo puse, así la llevé al hipodromo.

Ya limpita y trabajada, dejé a mi preciosa yegua Pura sangre en su box, le quité el bozal y le puse unas vendas y la manta, comenzaba a hacer frío. Le puse una a Tornesch también. Se hacía tarde, pero aún quedaba tiempo.
Fui por mi guitarra acústica y me puse apracticar una canción particular, que había compuesto para mi hermano hacía poco tiempo... lo extrañaba muchísimo. Toqué sin parar, disfrutando del sonido de cada nota.

Aquel humano la llevo hasta uno de los boxes totalmente limpio y fresco, le saco el ramal y coloco agua y comida. Cerro la puerta y se retiro.

Aaawww!! vaya que viaje tan largo...-bebio agua