-Tú dame tiempo, ya verás que en unos meses seré incluso más alta que tú si me lo propongo- imposible, exceptuando la posibilidad de usar tacones, aquello era sencillamente imposible. A decir verdad, no me veía usando tacones, mucho menos para superar a Josh respecto a altura. Me reí por lo bajo, negando suavemente con la cabeza, posando mi mirada en la suya. Sus ojos celestes seguían reluciendo con la misma vitalidad de siempre, alumbrando su rostro. Lo observé tanto como me fue posible, pues después de tanto tiempo incluso el menor de los cambios me parecía sumamente importante. Él lo era, de hecho, pues en todos los años que habíamos estado juntos se había convertido en una de las personas más importantes de mi vida. Al verlo acercarse solté una risa por lo bajo, abrazándome a su cuello. No solo había crecido, sino que su fuerza, al parecer, había aumentado bastante también, pues logró levantarme sin dificultad alguna. En cuanto toqué tierra firme nuevamente me alejé unos pocos centímetros volví a reírme, aquella risa genuina y verdadera que podía brindarle a pocas personas, entre ellas, él. -Ah, bien. Me alegra no tener que optar por amenazarte- fingí que mi tono era verdadero, incluso algo amenazante, siendo que estaba muy lejos de lograr convencerlo por aquellos medios. A las buenas seguramente lograra mejores resultados, sin mencionar que en realidad no podría siquiera moverle un pelo al chico...una amenaza por mi parte no se debería tomar demasiado enserio, viendo mi peso y mi tamaño en general, además de mi capacidad para lastimar a las personas. Na, definitivamente yo estaba muy lejos de causarle temor a alguien, de una u otra forma. Me regaló una de esas sonrisas ladeadas mis predilectas, a las cuales estaba tan acostumbrada. Nos quedamos en silencio y me dediqué a escrutar su rostro con suma tranquilidad. Cuánto habían cambiado las cosas, considerando que cuando nos conocíamos yo era una mocosa flacucha, y él, pese a que tenía un aspecto mucho más maduro, seguía siendo un niño. -Eh, ¡no importa! Deberías haberme avisado de todas formas- reclamé, frunciendo el ceño. Sí, la verdad es que siquiera habíamos intercambiado móviles pues en aquellos momentos ninguno de los dos teníamos, sin embargo, si el destino no nos hubiese cruzado aquella tarde posiblemente no volviésemos a vernos. Al menos no ya. Le dediqué una sonrisa dulce al oírlo. Él siempre lograba arrancarme los típicos “aaaaaw” producto de la manera tan tierna con la cual se dirigía a mí. Era más bien como mi hermanito mayor, pese a que las cosas habían cambiado un tanto conforme crecíamos. Al escuchar su pregunta dirigí mi mirada hacia donde se encontraba Ed. Oh, había olvidado el pequeño detalle de comentarle que ahora él era mi novio. Bueno, a fin de cuentas, seguramente se alegrase por mí. -Hmmm, pasaron muchas cosas, a decir verdad- algunas buenas, otras malas. Hice un recuento de las cosas que habían sucedido, suspirando. -Papá murió este año, por eso volví a la ciudad, ahora estoy viviendo en la casa que era anteriormente de mis padres- afortunadamente tenía a mi madre, que poco a poco se iba recomponiendo luego de la muerte de papá. Por mi parte, no podía decir que no me dolía, sin embargo me había obligado a mí misma a aceptarlo. Era algo natural, algo que tarde o temprano nos llegaría a todos, pese a que no dejaba de ser doloroso por ello. -Y, en cuanto volví, me aseguré de encontrar un buen club para retomar las clases, y encontré este- dirigí mi mirada hacia Ed, dedicándole una sonrisa que seguro no percibió producto de la distancia. -Él es Edward, mi novio- ups, ya luego tendría que presentarlos, sin embargo, no quería saturar a Josh con las nuevas noticias tan deprisa. -¡Pero eso no importa! Cuéntame qué ha sido de ti, venga- le pedí, dedicándole una enorme y reluciente sonrisa que dejaba a entrever todo mi entusiasmo.