Boxes del establo

Siguio el restro de terrones y se los comia gustosamente mientras avanzaba para tomar otro.

me puse a su lado y le ofreci terrones mientras la acariciaba el cuello

Se extremesio cuando la acaricio volviendo a retroceder, aun seguia aterrorizada.

le di otro terron sentia su miedo y la tranquilize como pude

Que quieres de mi!!! no quiero!! prefiero quedarme en el box para siempre!!-relincho y quizo levantarse en sus patas traseras para evitarla pero estaba confundida de lo que debia hacer.

shssss le dije tranquila necesitas estirar las patas nada mas ya beras dame una oportunidad

Esta bien-camino con las orejas hacias atras

ves no te ago nada y dimos una vuelta por los boxses

Gitana la siguio pero aun tenia miedo

nos fuimos a el picadero de entrenaamiento o algo asi

Volvimos a los boxes con Sombra, le quité todo el equipo y lo dejé allí, le dí una ducha para quitarle el sudor y la cepillé. Luego, finalmente la dejé en su box y me quedé en los boxes, como esperando que algo interesante sucediera; aburrido.

Después de haber dejado a Nav en casa, fui directo a los boxes para sacar un rato a Afri...dando siempre la coincidencia de encontrármelo dormido. Fruncí el ceño, entrando con sigilo a su box para cambiarle por lo menos el agua y la comida; mismo que hice con Montse.
Al terminar, giré la cabeza y vi a Ethan, de nuevo. Le dediqué una gran sonrisa, con el corazón acelerándose dentro de mi pecho.
-Hola Ethan-saludé

Todo rastro de agotamiento desaparecía en un minuto, al verla, al oír su voz. Esa era una de las pocas virtudes de Layla, una entre un millón. Me acerqué a ella, con una sonrisa, y deposité un corto beso en sus labios, observándola con cariño.
Escrutando sus bellos rasgos, finos, delicados. — ¿Cómo estás, preciosa? —pregunté, sonriendo.

-Bien, ¿y tú?-respondí con la misma sonrisa, perdiéndome entre el hermoso verde esmeralda de sus ojos. Pude sostenerle la mirada, casi maravillándome de mí misma, pero aquello se hacía más natural cada día que le veía.

— Muy bien —contesté con una sonrisa, apoyándome en la pared de los boxes y todavía escrutando su rostro con ternura. Ladee un poco la cabeza, dedicándole una sonrisa torcida. — Mejor ahora. Me he vuelto muy dependiente, dependiente de ti. Eso no me gusta nada.

Alcé una ceja a modo juguetón, acercándome a el.
-Bueno, lo siento-me disculpé, en broma, pero sin llegar a ser una burla. Lo que menos querría sería ofenderle o herirlo de alguna manera, siendo el tan importante para mí. Noté que me miraba, a lo cual mi pulso reaccionó casi de inmediato, acelerando su curso a través de mis venas.
-¿Qué tal vas con Pampa? ¿Y Sombra? ¿E Irak?-tenía bastantes caballos, a lo que veía, pero no fue ni molestia mencionarlos todos.

Su voz era música para mis oídos, me endulzaba el día, sin dudarlo. Avanzó unos pasos hacia mí, cosa que imité, acercándome y tomando su mano; entrelazando nuestros dedos con suavidad y sintiéndome realmente afortunado de tenerla a mi lado. Lo único que me interesaba en aquél momento era disfrutar de el presente, olvidar el pasado y dejar de preocuparme por el futuro. Vivir el hoy, el día a día. — Bien —últimamente no había pasado tanto tiempo con ellos como me habría gustado, pero sin embargo trataba de dedicarles el mayor tiempo posible. — Muy bien. Acabo de llegar de entrenar un poco con Sombra en salto y lo está haciendo espectacular. Irak es un uno de los mejores caballos que he probado para doma clásica y Pampa se luce tanto en doma como en morfología. ¿Y tú? —pregunté haciendo una pausa, pero luego retomando mis palabras— ¿Qué tal con Monse y Afri?

-A Montse no la he sacado, Afri lo saco sólo a ratos...he pasado más tiempo con mi perro que con ellos-reí un poco ante la comparación, pero era la más pura verdad. Pensé en sugerirle ir a algún lado, pero andaba algo corta de tiempo ya. A ratos nos veíamos, con tiempos cada vez más cortos, lo que me entristecía de alguna manera.
-Parece que cada día nos vemos menos-me quejé en un leve susurro, casi a manera de despedida.

Aquello era cierto, nos veíamos generalmente por casualidad y en la Hípica, pero cada vez la veía menos. — Lo sé —suspiré, haciendo una mueca sin dejar de observarla. — Pero te recuerdo que eres tú la que me abandona diariamente. Supongo que tendrás cosas más importantes que hacer que estar conmigo —bromee, en un tono divertido. A pesar de que era cierto no era un reclamo, era algo lógico.
— Me gustaría poder prohibirte que te vayas, de verdad, sería simplemente genial, pero no puedo.

-No te abandono. Si lo hiciera, no estuviera aquí-recordé con una sonrisa, mirándolo de lleno a los ojos. Me abracé a su cuello y busqué sus labios con los míos, con algo de despedida en aquel beso.
-Me voy...nos veremos luego-susurré

Refunfuñé, tenia hartas ganas de salir a estirar mis patas, el solo echo de estar encerrada en un cuadrado cada vez me sacaba mas de las casillas

Llegué a los establos y me dirigí al box de Sahara . Le sonreí y la acaricié -Hola , guapa- Le dije . La miré y observé que tenia bastante polvo , se habia rebolcado , le sonreí y moví la cabeza hacia los lados . Cogí un cepillo y la cepillé entera . Cuando terminé le dí una zanahoria y le dije - Te hace una duchita? - Dejé mi mochila a un lado y le até un ramal a su cabezada . Abrí la puerta y nos dirigimos a las duchas .

Llegué de las duchas con Sahara . Ella ya estaba limpita . Sonreí feliz . La dejé atada fuera de el box y le dijé - espera que te voy a cambiar el lecho del box - . Traje una carretilla y una "pala" y emepecé a sacar la paja vieja . La dejé donde el resto y traje paja limpia y nueva , la repartí un poco por el box y me llevé la carretilla . Metí a Sahara en el box y la dejé alli - Espera - le dije te voy a traer comida . En mis manos traia un cubo con pienso y heno con un poco de zanahorias y manzanas . Se la dejé en un rincón y me despedí , - Hasta luego mi princesita -

Llegué a los boxes y fui directo al de Sombra al comprobar que tanto los de Irak y Pampa estaban limpios y tenían comida y agua. — Hola preciosa. ¿Lista para entrenar? —pregunté mientras iba a por su equipo. Luego de tenerlo volví y comencé a colocárselo.

Solté un breve y callado relincho a manera afirmativa, manteniéndome quieta e inmóvil mientras me ensillaba y me colocaba el equipo; moviendo ocasionalmente el hocico, masticando el bocado.