-Esos son inventos tuyos. No soy egoísta y mucho menos irresistible- repliqué, aún sonriente. Esperé un poco, arreglándome mejor la ropa y esperando que no hiciese tanto frío fuera, no obstante sabía que no podía quejarme y que sería, sin lugar a dudas, divertido. -Sí, sigues siendo un loco imprudente- coincidí con él, bromeando, claramente. Me reí un poco. Ambos estábamos locos, viendo que estábamos dispuestos a salir a mojarnos en plena tormenta por la simple idea de divertirnos. Caminé junto a él hacia la puerta, saliendo de la habitación y dirigiéndonos hacia la escalera. En cuanto fui a colocar el pie en el primer escalón, Edward me sorprendió con una repentina acción, tomándome en brazos. -¡Oye!- me quejé, mientras comenzaba a reírme. -Estás loco- repetí, clavando mis ojos en los suyos.
Clup Hipico