-De nada- me limité a responderle a Bevanlee, manteniendo mi mirada siempre al frente y moviéndome con cierto orgullo. Ya tenía aquella mecánica incorporada, al igual que las reacciones automáticas ante ciertos temas que era mejor no tocar. Qué ironía. Después de todo lo que le había hecho al susodicho en cuestión, con heridas incluidas, él no se había dejado llevar por eso en ningún momento. Todo lo contrario, más bien. Me había ofrecido ayuda, y ahora me agradecía que lo llevase...En general, toda aquella situación era de las más extrañas que me había tocado vivir. -¿Todos se sienten en condiciones como para seguir?- más allá de las conclusiones que pude sacar en un primer momento, no pensaba arriesgarme a que alguno se quedase en medio del camino, porque ahí sí que me negaba a volverlo a buscar. El que no podía seguir, que se las arreglase como pudiese. Lo lamentaba, muy en el fondo, pero las cosas eran así. -Para el que tenga interés en saber cómo van las cosas con las yeguas, uno de los líderes ya cayó- no tenía bien en claro si había sido el líder o el que lo secundaba, el hecho era que uno de los dos había muerto. No sabía si aquello, además de parecerles una buena noticia, llegase a alarmarlos de alguna manera. Después de todo, ellos estaban siendo guiados por un fantasma que igualmente podría matarlos con cierta facilidad, sin mencionar que habían presenciado mis reiterados ataques para con uno de los suyos. -Ahora las cosas serán más fáciles- informé, bien seguro de eso. Con Circe y Karsten haciéndose cargo de la situación por aquellos lugares, todo sería pan comido.
Clup Hipico