-...ah- fue lo único que pude decir después de escuchar todo su discurso. Era irónico hasta cierto punto, porque el tono de rencor que usaba para dirigirme la palabra y dejaba bien a las claras que él también se sentía apegado a Montse. ¿Cuánto? No lo sabía, y pese a que me moría de ganas por saberlo, la situación donde estábamos era tan rara que no quedaría nada bien si yo lo preguntaba. Especialmente viendo su precario control sobre sí mismo que apenas lograba usar para no despedazarme por los celos. Decir que ella también me mencionaba al susodicho de Ares bastante seguido no serviría de nada, claro, así que no lo mencioné y me limité a trotar a su lado. De tanto andar, las heridas en mis patas comenzaban a arder otra vez, pero hice lo posible por aguantar. Anduve en silencio, sin decir nada más, tragándome el dolor que causaban las cicatrices aún en proceso de sanación regadas por todo mi cuerpo y el de la herida pequeñita que Ares había causado. Pequeña, pero no por ello poco peligrosa, pues después de todo estaba en el cuello. -¿Falta mucho?- pregunté después de un rato, casi intentando desviar el tema por rumbos menos dolorosos, al menos para él. Le costaba algo hablar del asunto, y no me pregunté el por qué ni por un momento: ya lo sabía.
Clup Hipico