-Veamos...- mascullé en voz baja, observando todo el prado. Teníamos mil lugares los cuales servirían para usar como salida, sin embargo, me concentré en buscar el mejor. Le hice una seña a Mishaal para que me siguiese, trotando hacia una roca de tamaño regular situada detrás de un árbol. -Bien, creo que ésto servirá para marcar la salida- anuncié, dedicándole una sonrisa. Siguiendo una perfecta línea recta podía visualizarse un grupo de árboles, además de que había algunos troncos caídos. ¿Qué mejor qué éso? Había visto algo similar, el cross, si estaba en lo correcto. Los árboles marcaban una especie de sendero por entremedio de éstos, daba una vuelta entera y finalmente, si seguíamos galopando, llegábamos justamente a la roca que había servido para partir. Le expliqué el presunto recorrido a la yegua, esperando su aceptación, esbozando una sonrisa. -Bien, ¿lista?- pregunté, colocándome a su lado en segundos. Observé todo el camino que teníamos por delante, preparándome para partir al galope. Conté en voz alta, seguro de que sabría que al decir tres era hora de partir. -¡Tres!- exclamé finalmente, impulsándome con mi cuartos traseros, dando un salto que me dio una buena ventaja. Enseguida partí al galope, pasando a un galope casi tendido. Más que por la carrera, lo hacía por mí: las ganas de galopar me estaban matando por dentro. No dudaba que la yegua en cuestión fuese rápida, muy rápida, sin embargo yo también lo era.