Oh, él había tomado una estrategia. No corría por correr, sino por ganar, corriendo primero lento y después rápido, dándome tiempo a cansarme. Pero estaba segura de no darle ese gusto: si bien ya no podía acelerar más me concentré en no aminorar el paso, manteniendo siempre el ritmo constante de mi galope bien extendido. Incliné la cabeza hacia delante por mera costumbre, echando las orejas hacia atrás y pegándolas al cráneo, tensa, bien concentrada en la carrera. Tuve buen cuidado en pisar fuerte en la curva para no salir volando derechita hacia los árboles, y gracias al cielo no lo hice. Seguí galopando en el camino indicado, mirando solamente hacia el frente, sin molestarme en enfocar con exactitud por dónde iba Riley. Dentro de poco pude ver la dichosa roca, lo que me dio un pequeño empujón hacia adelante, salvando la distancia que me separaba de la preciada roca de un solo salto. Frené poco a poco, girándome una vez que me detuve para ver si había llegado última, cosa que no me extrañaría. ...ah no. El árabe apenas llegaba a la roca, frente a lo que me quedé boquiabierta. ¡Yuju! Me le acerqué con aire triunfal, trotando alegremente y sacudiendo mis crines ligeramente, aprovechando la fresca brisa que soplaba para recuperar el aliento. -¡Hola!- me reí sin que llegara a sonar como burla. Algo que jamás haría sería reírme del otro en su cara a causa de un fallo, y si me reía ahora era porque sencillamente no podía creérmelo. ¡Le había ganado! Sonreí, jadeando todavía ligeramente, sin saber qué decir porque obviamente cualquier comentario típico quedaba descartado con él. Al parecer ni a él ni a mí nos gustaban las torpes costumbres de felicitaciones y presentaciones rutinarias, así que lo omití por completo, dejando a un lado cualquier cumplido a menos que el dijera algo.
Clup Hipico