Retiré la mirada, paseando ésta por el resto de mesas que había a nuestro alrededor, observando que curiosamente nuestra mesa estaba ubicada en el centro de todas éstas. Fruncí levemente el ceño, negando con la cabeza a continuación mientras esbozaba una leve sonrisa. Escuché todas y cada una de las palabras que recitaba Lizzie, retirando la mirada en todo momento, pues tampoco quería incomodarla. Dirigí una momentánea sonrisa a Lizzie, observando luego al camarero que había terminado de tomar nota - Muy bien. Enseguida se los traigo - Afirmó, tomando las cartas posteriormente. Asentí con la cabeza y le dediqué una leve sonrisa. Suspiré, devolviendo la mirada hacia Elizabeth, cómo si nunca la hubiera apartado de su rostro. Reí por lo bajo, esbozando una brillante sonrisa a continuación, negando con la cabeza de forma simpática al poder observar el leve atisbo de rubor en las cálidas mejillas de Lizzie. Fruncí un poco el ceño ante ésto, sin comprender demasiado por qué se había... ¿ruborizado? - ¿Éstas ruborizada? - Inquirí, ladeando levemente la cabeza para poder contemplar su rostro que se había prendido con un color rojizo por unos momentos.
Reí por lo bajo, esperando con paciencia su respuesta.
Reí por lo bajo, esperando con paciencia su respuesta.