Observé cómo Jake montaba el recorrido, calculando con la mirada cuánto mediría cada obstáculo aproximadamente. Cuando el chico terminó de montar el recorrido, Talou y él comenzaron a calentar. Observé cada movimiento del semental, que se movía con gran agilidad y soltura, con unos hermosos movimientos. Pronto, comenzaron a saltar. Talou volaba sobre los obstáculos como si se tratase de una pluma, sin dejar de perder la belleza en sus movimientos. Asombrada aún por el recorrido que ambos, jinete y caballo, habían realizado, sin derribar, sin rehúses... Todo perfecto. Un recorrido limpio. Sonreí al ver que Jake se acercaba junto a Talou hacia nosotros, dejándonos la pista libre. -Lo hicieron genial. Sin dudas sois un gran equipo.-les felicité, deslizándome por la valla que delimitaba la pista de salto, quedando de pie en el suelo, acercándome a Sea. Le palmeé el cuello y coloqué bien los estribos. Me aseguré de que la cincha estuviese correctamente apretada y, entonces, me monté sobre el Pura Sangre. -¿Preparado?-le pregunté, esbozando una sonrisa divertida. Acaricié su cuello y comencé a calentar, pidiéndole paso, trote y galope, al igual que habían hecho antes Jake y Talou. No vi necesario variar la altura de los obstáculos pues, gracias a la altura de Sea y a su capacidad para saltar, a pesar de que no fuese su fuerte, sabía que podíamos saltar aquello sin problemas. Cuando entramos en calor, nos dirigimos hacia el primer obstáculo, una vertical. El semental voló sobre aquel obstáculo. Hacía bastante tiempo que no saltaba, por lo que disfruté bastante al realizar aquel recorrido. El siguiente obstáculo era algo más alto, un oxer, aunque, al igual que antes, Seabiscuit lo superó sin problemas. El semental realizó perfectamente todo el recorrido, volando sobre los obstáculos, quizá en algunos con más dificultad que en otros, pero superándolos finalmente. Le palmeé el cuello, felicitándolo cuando terminó el recorrido, abrazándome a su cuello después. -Lo has hecho genial, pequeño. Tienes alas.-le susurré, esbozando una sonrisa, acariciando su suave cuello. Le pedí paso, acercándome hasta donde se encontraban Jake y Talou. Paré a Sea y desmonté, acariciando su frente, metiendo una mano en mi bolsillo y sacando un dulce terrón de azúcar, ofreciéndoselo como premio y felicitación por haber realizado aquel recorrido tan estupendamente. Miré a Jacob, dedicándole una sonrisa, a la vez que abrazaba el cuello del Pura Sangre, sin poder dejar de sonreír.