Pedí trote, dimos unas vueltas, practicándo círculos y cambios de manos, etc. Le pedí algunos cambios diagonales y trasversales, hicimos ejercicios tales como piaffe y passage, los cuales ejecutó maravillosamente, dejándome pasmada. Hicimos gale, cambiando de manos y le hice practicar una pequeña rutina, luego de descanzar un rato. Al finalizar quería ver si conseguía que hiciera una levada, lo hizo con tanta firmeza y elegancia que casi caigo sólo por la sorpresa. Caminamos un rato para flojar, con las riendas largas y yo bien relajada sobre la silla.
- ¿Qué tal la nueva cabezada, bonito? -pregunté, no parecía tener problemas, pero era bastante obvio que la superficie de contacto era algo menor, pero aún así trabajó espectacularmente. Desmonté, aflojé la cincha y lo llevé alas duchas una vez que limpié y dejé el equipo en su lugar.