Prado norte

-Azul eléctrico-respondí sin pensármela dos veces-creo que el color de la manta de Afri será azul-admití entre risas. Esperé a que el sacara algún tema para charlar, mientras seguía viendo mi mano.

– Seguro le quedará precioso –dije con un tono alegre. Pensé que más podía preguntarle, y aunque no se me ocurría nada demasiado interesante, decidí ir por lo básico. – ¿Cuántos años tienes? Creo que no te lo he preguntado, ¿verdad?

-Dieciocho...-respondí con calma, recargándome contra la corteza de aquel tronco fuerte y resistente.-No, no me lo habías preguntado antes-cerré de nuevo mis ojos, recogiendo mis piernas y abrazando mis rodillas con mis brazos. Incliné la cabeza hacia atrás y cerré los ojos.-¿Y tú?-pregunté.

– Dieciocho también –le sonreí y me quedé observando la hierba y como mis manos jugaban con ésta. Arranque algunos trozos y los dejé esparcidos por allí.

-Ah muy bien, la misma edad-observé con una sonrisa, la cual siempre estaba presente ahí. Finalmente abrí mis ojos y contemplé su mano, arrancando hierba.

– Sí –me limité a comentar, luego me quedé en silencio pues no sabía que más decirle. – Cuéntame sobre ti, que cosas te gustan, que cosas no, no sé...

-Me gustan los caballos-reí, era algo obvio-escribir y de vez en cuando dibujar, aunque no siempre me sale bien-confesé-me agradan también los perros y animales en general, de hecho pienso ser veterinaria. Y cosas que no me agraden...muy pocas, en general. Me enojo fácil...-lo miré para ver si decía algo.

– Somos bastante parecidos. A mí me gusta la música, toco la guitarra, también dibujo y escribo. Los animales en general me encantan, pero no podría ser veterinario, hay que tener bastante "valor" para dedicarte a ello. –siempre había sido "mi sueño" ser veterinario, pero con el tiempo me di cuenta de que se necesitaba sangre fría para soportar todos los casos que se tenía que ver ejerciendo esa profesión.

-De hecho he practicado en un par de ocasiones aquí mismo, en el club. Por ejemplo, cuando una poni se cayó al saltar un obstáculo pisando en falso...yo me caí también-miré la cicatriz de mi palma izquierda de reojo, pero sin mover la cabeza y levantando la mano.-Por ahora estoy de vacaciones...es genial-fruncí la nariz, pensando en el horror del regreso a clases. De todos modos, era divertido y me agradaba lo que hacía.-Ah, y también soy violinista-ensanché mi sonrisa.

– ¿Tú también? Joder, que mal. ¿Y qué tal está la yegua ahora mismo? Como veo que tú estás más que bien no te pregunto –me reí un poco y la escuché. – ¿Violinista? ¡Qué bueno! A ver cuando tocas algo para mí, me gustaría escucharte alguna vez.

-La yegua está muy bien ahora. Creo incluso que ya puede saltar, mañana llamaré al vet a ver qué dice. Y lo del violín...primero habría que traérmelo al club-pensé-y con éste clima tan cambiante...-dejé que mi voz se desvaneciera para después retomar el hilo-.Bueno, quizá se pueda hacer algo-le guiñé un ojo y me reí.

– Que bien, me alegra que se haya recuperado sin problemas –escuché lo de el violín y sonreí. – Me agrada esa idea, y sí, seguro que en algún momento voy a tener el placer de escucharte. Quizás y hasta hagamos un dúo guitarra-violín, suena bien –me reí.

-Hum, quizás. Aunque para ser sincera, nunca he escuchado un dueto así-recordé...le preguntaría al maestro de violín cuando lo viera...si es que lo volvía a ver, que mi curso ya había terminado.-Bueno, cambiando de tema, ¿te gusta alguna disciplina en específico?-algún tema ecuestre nunca fallaba, y era bastante normal.

– Mmmm, me encanta el salto y luego la doma clásica, aunque todo lo que tenga que ver con ésto me agrada. Aunque no tenga que ver con tomar clases, con pasar un rato entre caballos me conformo. ¿La tuya, cuál es?

-Salto de obstáculos y cross country-afirmé, de nuevo sin pensármelo dos veces pues aquello era casi obvio.-Aunque Afri es de salto y no de cross, espero pronto comprar alguno-esa esperanza siempre había ido conmigo, y se había reanimado con la poni pero al ser comprada se esfumó.

– Ya vas a ver que sí. Y luego te voy a ir en las competiciones de Cross en las que participes, y cuando seas campeona diré "¡Yo la conocí cuando aún no tenía un caballo para cross!" – bromee, luego me reí un poco y suspiré – Se está haciendo un poco tarde, ¿verdad? – al recibir una repuesta positiva de su parte, sugerí que volviéramos al hípico para dejar a la yegua. Volvimos y guardé todo el material para dejarla en el box descansando.

– Bueno, nos veremos mañana, Layla. La pasé muy bien contigo hoy –sonreí y me despedí de ella con un gesto con la mano.

Solté a Afri en el prado, dejándolo que pastara antes de entregarle una golosina.
Le retiré el equipo y lo dejé sólo con el cabezal, colocando todo con cuidado debajo de la sombra de un árbol frondoso, curiosamente familiar pero no me pregunté el por qué pues ya lo sabía. Me recosté contra aquel tronco, pensando y cruzando las piernas intentando encontrarle forma a las nubes como solía hacerlo de pequeña.

Al llegar relinché y miré a Layla, dándole toquecitos con mi morro en su hombro y mordisqueando su ropa con cariño, juguetón.

La mordida de Afri me provocó el cerrar los ojos con fuerza, asustada. Estaba extrañamente nerviosa ese día, aunque sabía perfectamente el por qué preferi no pensar en ello.
Acaricié el morro suave y delicado de Afri con cariño, feliz de estar con el.

Le di unos toquecitos cariñosos y suaves, algo preocupado por su actitud. Solté un relinchito y di un pequeño salto en el lugar, con la mirada brillando de la curiosidad.

Me incorporé de un salto, sonriendo por su curiosidad.
-Ya, chico. ¿Te monto a pelo?-sugeri, a sabiendas que aquello le gustaba. Recordé entonces que no había recogido los obstáculos del picadero, por lo que me mordi el labio e intenté restarle importancia.
Le puse la manta y esperé respuesta pacientemente

- ¡Claro! -relinché ofreciéndole mi lomo.

Monté sobre él, afianzándome con las piernas sin ejercer demasiada presion como para resultarle incómoda como había sucedido con Montse.
Esperé a ver que hacía, confiaba en que no haria nada peligroso como para tumbarme por lo que sonreí

Caminé, acelerando poco a poco, hasta llegar al trote y luego al galope, bien corto y cómodo, esperando que ella diera algo.

Montar sin silla era realmente genial <3
Lo conduje a un par de troncos, bajitos y ya con musgo y pequeñas plantas verdes a su alrededor, para que los saltara y de paso entrenar algo.