Lo que dijo Edward fue obvio. Obvio, pero no por ser obvio dejaba de ser una idea coherente. Sí, considerando que iba a llover, lo más lógico sería buscar un techo donde cobijarnos. Y la mejor opción era la casa de cada uno, obviamente. Supuse que él habría llegado a la playa en auto, cosa que tampoco podía afirmar. Yo, sin embargo, no corría con la misma suerte y posiblemente camino a casa acabaría empapada. -Sí, evidentemente- le respondí, llevando mi mirada hacia el cielo, tratando de analizar cuánto faltaría para que la lluvia comenzase a caer. No necesité analizarlo mucho, pues un rayo surcó el cielo, iluminando la playa por unos segundos y dejando tras sí un tremendo estruendo. No pude evitar saltar en mi lugar y acercarme de forma inconsciente unos centímetros a Edward, producto de mi... ¿miedo? hacia las tormentas eléctricas. -Será mejor que nos apuremos- comenté, tratando de no demostrar signo de pánico alguno.
Clup Hipico