-mmm... Podría discutirte éso de quién es más cabezota...-bromee, dudando el que pudiese ser más testarudo que yo, aunque tampoco conocía hasta qué punto podría llegar a serlo.
-¿Se te hizo largo el camino para llegar?-le pregunté, recordando cuánto tiempo habíamos tardado. Suponía que tanto ir y venir a mi casa desde sitios mucho más lejanos que el parque me había hecho pensar que no estaba demasiado lejos.
Ya en el interior de la casa, miré hacia las escaleras que daban a la segunda planta. Colmillo, el perro de Llena, no había aparecido por allí, por lo que supuse que Llena no estaría aquí. -Llena no está, así que, por ahora, dudo que vayas a conocerla.-le avisé, bromeando, riendo después.
Me acerqué a la chimenea y en un par de minutos la encendí, observando cómo el fuego se iba adueñando de toda la madera que había echado, quemándola. Poco a poco, la casa iba siendo más cálida, gracias al calor que desprendía aquel fuego.
Sonreí al escuchar las palabras de Jacob. -¿De verdad? Y yo que pensaba que era un nombre bastante... Simple.-dije, riendo después. Lo cierto era que Linda era una perra preciosa y que su nombre le venía perfecto, pero no imaginaba que Jake pensara lo mismo. Me acerqué a la ventana y observé el cielo. Unos oscuros nubarrones lo iban ocultando poco a poco pero aún la plateada luz de la luna lo iluminaba todo. Miré ahora a Jake y le sonreí. -Va a llover.-le avisé, riendo por lo bajo. -¿Te apetece una visita guiada poelr la casa?-pregunté, mirándole a los ojos. Me senté en el sofá y miré hacia las escaleras. Llena no estaba. Quizá se había entretenido en la hípica, aunque por otro lado, también podía ser que no llegase esta noche a dormir. En el fondo, no me importaba demasiado, ya que no era extraño que no viniese a dormir. Vi cómo Linda se acercaba hacia la chimenea, tumbándose al calorcito que el fuego desprendía. Sonreí y volví a mirar a Jacob, esperando su respuesta.
-¿Se te hizo largo el camino para llegar?-le pregunté, recordando cuánto tiempo habíamos tardado. Suponía que tanto ir y venir a mi casa desde sitios mucho más lejanos que el parque me había hecho pensar que no estaba demasiado lejos.
Ya en el interior de la casa, miré hacia las escaleras que daban a la segunda planta. Colmillo, el perro de Llena, no había aparecido por allí, por lo que supuse que Llena no estaría aquí. -Llena no está, así que, por ahora, dudo que vayas a conocerla.-le avisé, bromeando, riendo después.
Me acerqué a la chimenea y en un par de minutos la encendí, observando cómo el fuego se iba adueñando de toda la madera que había echado, quemándola. Poco a poco, la casa iba siendo más cálida, gracias al calor que desprendía aquel fuego.
Sonreí al escuchar las palabras de Jacob. -¿De verdad? Y yo que pensaba que era un nombre bastante... Simple.-dije, riendo después. Lo cierto era que Linda era una perra preciosa y que su nombre le venía perfecto, pero no imaginaba que Jake pensara lo mismo. Me acerqué a la ventana y observé el cielo. Unos oscuros nubarrones lo iban ocultando poco a poco pero aún la plateada luz de la luna lo iluminaba todo. Miré ahora a Jake y le sonreí. -Va a llover.-le avisé, riendo por lo bajo. -¿Te apetece una visita guiada poelr la casa?-pregunté, mirándole a los ojos. Me senté en el sofá y miré hacia las escaleras. Llena no estaba. Quizá se había entretenido en la hípica, aunque por otro lado, también podía ser que no llegase esta noche a dormir. En el fondo, no me importaba demasiado, ya que no era extraño que no viniese a dormir. Vi cómo Linda se acercaba hacia la chimenea, tumbándose al calorcito que el fuego desprendía. Sonreí y volví a mirar a Jacob, esperando su respuesta.