- Ahora, ¿qué es lo que se trae? -me cuestioné, mirando a la chica con curiosidad en los ojos. Realmente no se parecía a mi dueña pero, ¿Cómo saber si no era igual a las demás personas?
Mi estómago se quejó, y yo le refunfuñé- Maldito... -me quejé, acercándome muy lentamente al costal, sin quitarle el ojo de en sima a la muchacha.
Mi estómago se quejó, y yo le refunfuñé- Maldito... -me quejé, acercándome muy lentamente al costal, sin quitarle el ojo de en sima a la muchacha.