Picadero de llegada.

Entre en la pista y salude a los que se encontraban pero venia a por la yegua nueva que habia llegado.
Entre enn la pista y fuy hacia ella(pekelegend me dirijo hacia ti)
-Hola pequeña - dije mostrando una manzana en mi mano y parandome a unos pasos frente a ella

mr aque es bonita

ME HACERCO CON CAUTELA Y CURIOSIDAD,YA QUE NO SE QUIEN ES ELLA,PERO EL HAMBRE QUE TENGO DESPUES DE UN VIAJE TAN LARGO NO ME DEJA OTRA OBCION

ato el ramal a la cabezada y me llebo a tormenta hacia los boxes

Cuando se acerco le oreci la manzana paa que se la comiera y suavemente coloque mi mano en su cuello y la acaricie.

que sensacion mas rara,pero es confortable me gusta lo que me esta haciendo,hacia mucho tiempo que no sentia una sensacion asi,siento curiosidad por su pelo,intento comermelo pero me dicen:no eso no,creo que el hambre me hace ber comida donde no la hay.estoy demasiado cansada,y no se que es lo que quiere esta chica de mi pero me dejo guiar,!a donde vamos!me pregunto mientras la sigo¡

(Mr Galoguey es un chico que es el dueño de la hipica xD)

Le coji de la cabezada y acariciandola comenze a andar con ella hacia los boxes.
-Vamos pequeña, debes estra cansada, te llevare a tu box-dije sonriendo y dirijiendome ahcia alli

Aburrido como estaba lo primero que se me ocurrió hacer fue darme una vuelta por el club, deteniéndome en el picadero de llegada. Generalmente había algún que otro caballo, por lo que me podría mantener ocupado. Desafortunadamente el picadero estaba vacío.
Suspiré y me apoyé en una de las vallas, pensativo, algo ausente y ensimismado en mis propios pensamientos. No tenía demasiado que hacer por el momento, así que decidí quedarme un rato allí, aprovechando de paso a esperar a ver si algún nuevo caballo llegaba.

Irak

Impaciente por llegar ya, me asomé a la ventanilla de la furgoneta. Ví como el conductor fue reduciendo la velocidad, hasta llegar a frenar y bajarse del camión. Nervioso, empecé a ponerme un poco tenso y a esperar con ansia al hombre, a que me abriese la puerta y me dejase salir. Ví a un chico apoyado en la puerta de un picadero. Lo miré y me pregunté si sería él el responsable de la entrega de caballos.
Por fín, el camionero abrió la puerta, y me ató la cuerda a la cabezada, despacio, me desplacé hacia la salida marcha atrás. Esto ya lo había hecho varias veces, pero sabía que no estaba en Alemania, por lo que un escalofrío me recorrió el cuerpo.

*Camionero

-Hola, ¿usted es quien controla la entrada y salida?-Preguntó el hombre al chico de antes.

Sí, efectivamente una furgoneta se acercaba, así que había tenido suerte, alguien nuevo estaba llegando.
Esperé a que se detuviese, con curiosidad por ver quién estaba en aquella furgoneta. Finalmente, un hombre bajó y sacó a un precioso caballo de allí. -Hola. No, no soy el encargado, sin embargo estoy en la hípica y no me importaría llevar al caballo a su box, si usted no tiene ningún inconveniente claro está- exclamé observando a aquél semental. ¡Claro que no me importaría llevarlo! Más bien me alegraría bastante el conocer al nuevo equino. Esbocé una amplia sonrisa, más que entusiasta mientras aguardaba una respuesta de su parte.

El hombre, efectívamente, me llevó hacia el chico, me detube en cuanto éste se levantó. Lo olí desde lejos, desde luego, parecía buen chico.

*Camionero

-Perfecto, firma aquí-Le dijo mientras le entregaba unos papeles.-El caballo es un semental de raza Andaluz exportado desde Alemania. Tiene 5 años de edad-Añadió afirmando mientras me postraba al muchacho levantándome la cabeza y poniéndome delante suya.-¿Puedes recogerlo entonces?-Añadió por último de forma interrogante volviéndome a colocar como estaba.

Firmé el papel que el robusto hombre me pedía, donde decía que me hacía cargo de haber recogido al animal apenas llegó. Esperaba sinceramente que no le molestara a Mr. Galoguey. Bueno, en caso de que tuviese algún inconveniente ya me dedicaría a hablar con él, sin embargo, dudaba que hubiese algún problema. -Claro, no hay problemas- sonreí un poco y me acerqué al caballo, le acaricié con suavidad para que no se asustara. Sin lugar a dudas, su dueño o la persona que lo comprara tendría suerte.

El chico firmó, cosa que me alegró, pues en principio no habría problemas, esperé a que este tomase la correa y que me llevase al box o bien a darme un poco de cuerda. Cualquier cosa valía. Empezó a acariciarme, serio, relinchaba suavemente.
En cuanto el chico me acarició, el camionero se despidió de éste y se largó hacia el camión. Cerró la puerta del vehículo fuertemente, cosa que me hizo golpear los cascos en el suelo devido al susto.

-Tranquilo, muchacho- dije al ver que se había puesto un tanto nervioso por el ruido del camión, cuando este se fue me quedé pensativo unos instantes, luego sonreí un poco. -¿Tienes ganas de estirar las patas, verdad? Apuesto a llevabas en esa furgoneta bastante tiempo- comencé a caminar, llevándolo del ramal hacia el picadero de cuerda para que se moviera un poco. Le dediqué una sonrisa, acariciándolo y ofreciéndole algunas golosinas para comenzar a ganarme su confianza lentamente, sin presionarlo ni forzar las cosas para nada.

Me tranquilicé de nuevo y me dirigí a un paso mas bien potente, al picadero, donde seguro, estiraría un poco y liberaría tensiones después de más de dos dias en aquel lugar de espacio tan reducido.
Ya había pasado por eso en muchas ocasiones, pero no me encontraba del todo a gusto, pues no hablaban alemán desde luego. Pero aquel chico era de gestos muy comprensibles, por lo que hasta ese momento, no tuve problema.

Después de un largo viaje , me bajaron del remolque , estaba un poco inquieto , sabia que por fin me habian vendido y me iba a ir de mi yeguada . Después de 3 años estando con todos ellos , me tocaba tener mi vida . Me engancharon un ramal y me metieron en un picadero , empecé a soltar coces y a galopar lo mas rapido que pude . Relinché y me tumbe un rato .

Llegue a la pista y vi al nuevo caballo.
Entre en la pista despacio y me diriji hacia el quedandome a unos metros de distancia para ver su reaccion.
-Hola chico -dije sonriendo y levantando mi mano lentamente un poco mostrando dos tarrones de azucar

Vi a un hombre acercarse , me levanté rapidamente y di unos pasos hacia atrás . Lo vi con comida en la mano y relinché estirando el cuello .

Lo observé , a el y tambien a los terrones . Tenian muy buena pinta , tenia bastante hambre y frío . Me acerqué un poco a él y sonreí.

COn paciencia espere a que se sintiera comodo.
CUando se acerco le coloque suavemente la mano en el cullo acariciandolo y le ofreci los tarrones de azucar en mi mano.
-Bienvenido pequeño -dije con un tono suave

Sonreí , me sentia agusto estando con él . Cogí suavemente los terrones de su mano y relinché , estaban muy buenos !!

Sonrei al ver la reaccion de el caballo.
Luego coji un ramal y lo enganche a la cabezada de Zicab.
-Vamos pequeño debes de estar cansado -dije llevandolo a los boxes

Reusé un poco , pero al final cedí , lo seguí , no tenia pinta de hacerme daño . Lo seguí atento por si cualquier movimiento brusco huír . Sonreí y relinché

Una furgoneta me traía a lo que sería mi nuevo hogar. Aquello supuestamente era algo bueno, algo que debía alegrarme, sin embargo me sentía totalmente perdido y desorientado. Me habían vendido. Ella me había tenido desde un potro, me había domado, y luego me había vendido. Así como así, como si fuese un juguete o algo de lo que te puedes deshacer con facilidad. Como si realmente todo lo que pasamos juntos no le importara. Pero no le guardaba rencor, confiaba en que tendría sus razones y que eso sería lo mejor para mí. Después de un día entero de viaje, en el que ni siquiera habíamos parado para estirarme las patas sentí como el vehículo se detenía. Tensé mis orejas y escuché con claridad como alguien bajaba y caminaba hacia el ban. Relinché con felicidad. Un hombre de contextura gruesa me bajó de la furgoneta y esperó a que alguien viniera a por mí. Observé el lugar con fascinación, ¡era mucho más grande que mi antiguo hogar! Bufé, nervioso, mientras con mi pata golpeaba el suelo, éstas me ardían. Necesitaba galopar un poco.

Llegué a galope tendido, al entender de parte de otro caballo que alguien nuevo habia llegado, me frene en seco frente a la baranda y mire al nuevo caballo mientras mis crines volaban con el viento