Caminé hacia la puerta del picadero, al igual que Sadik. Dejé que la humana me colocara el cabezal y me enganchara el ramal, puesto que presentía que nos llevaría a un buen lugar. "Vamos a la playa" Esas habían sido unas de las palabras de la humana cuando nos sacó del picadero con mucha delicadeza.
Con el cuello arqueado y la cola en alto comencé a caminar algo desconfiada junto a Sadik y la simpática yegua que iba junto a su potrilla. Bufé delicadamente mientras miraba sonriente a Sadik, el cual caminaba con una gracia y elegancia digna de un caballo de dioses. Cerré algo brusco los ojos intentando volver a la realidad. Sacudí un poco mi cabeza, todavía con la esperanza de sacar aquella sensación tan extraña de mi interior.
Con pasos firmes y decididos pero cargados de elegancia nos dirigimos a la playa.
Con el cuello arqueado y la cola en alto comencé a caminar algo desconfiada junto a Sadik y la simpática yegua que iba junto a su potrilla. Bufé delicadamente mientras miraba sonriente a Sadik, el cual caminaba con una gracia y elegancia digna de un caballo de dioses. Cerré algo brusco los ojos intentando volver a la realidad. Sacudí un poco mi cabeza, todavía con la esperanza de sacar aquella sensación tan extraña de mi interior.
Con pasos firmes y decididos pero cargados de elegancia nos dirigimos a la playa.