El camino de la montaña.

*El ruido de los cascos se acerco y se detuvo delante de la chica y su yegua, haciendo que se notarán observados, pero con un fuerte viento, la presencia desapareció*

Puse mis orejas hacia atrás, me incomodó el echo de una presencia sin saber que era.
Quedé tensa -Vamosnos, vamosnos!!- Dije relinchando mirando hacia abajo, Nahiara accedió y salimos rumbo a los boxes.

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Mi manita me dio el control de su personaje :3

*El cielo se comienza a nublar y empiezan a caer pequeños y blancos copos de nieve, que inundan en lugar cubriendolo de un manto blanca de nieve *

Galopé con Chip por el camino, de forma rápida y ligera.
Sentí sus patas rozar el suelo con facilidad y fuerza. Era como una parte más de mí.
Cuando llegamos a una parte más dificil donde el terreno empezaba a elevarse puse a Chip al trote.
-Ahora llega algo un poco más duro chico.- dije con una mueca en mi cara

- ¿Dónde está la dificultad? -pregunté en tono de broma, pasando del galope al trote, elevando bien mis patas, sin perder la elegancia y pisando bien firme sobre el suelo. Me sentía muy cómodo con Sarah, más de lo creí. Solté un relincho alegre y continué acatando sus órdenes.

Seguí con Chip al trote hasta pasar la ladera. Era una ladera escarpada, y no me gustaba nada ir por allí pero era la forma más facil de llegar a nuestro destino.
-Vamos allá Chip.- le dije y lo puse al galope de nuevo.

(Comentaste con Black Jack x3)

Retomé la marcha al galope, con cuidado de pisar firme sobre el suelo, esquivando troncos y rocas que no se abrían paso por el lugar. Aquello se hacía muy divertido; para mi suerte no tropecé en ninguna ocasión.

(Perdón Chip, mi querido hermanito Alexander , se dejó su cuenta de Black Jack conectada)

Seguí galopando con Chip y llegamos a un terreno más liso a campo abierto.
Le pedí más velocidad, y esperé que él disfrutara con esto tanto como lo estaba haciendo yo.
Sentí mi cuerpo volar, y al suyo lo mismo.
Paré unos instantes a beber agua.
-¿Quieres descansar un rato Chip? Tengo agua para ti...

(Te entiendo, te entiendo, no hay problema xD)
Apenas me pidió más velocidad mis patas se movieron de manera ágil y armoniosa al compás del viento, golpeando con impotencia el suelo, dejando una estela de polvo a nuestras espaldas.
Frené de a poco y asentí, estaba algo sediento.

Me bajé de Chip y saqué el pequeño cubo de mi mochila. Eché agua y le ofrecí. Era muy pequeño pero lo suficiente como para que su hocico cupiese de sobra.
-¿Qué tal? ¿Cansado?- dije acariciándolo y sacando un paquete de terrones de azucar.
-¿Quieres saber a dónde vamos?- le pregunté sonriendo.- Encontré el sitio la primera vez que vine aquí sola. Es una valle, con un hermoso lago y una pequeña cascada que da a una cueva con suelo firme. Es tan bonito...
Miré a Chip a los ojos y me quedé absorta en los brillos y detalles que tenían.

Bebí despacio y tranquilo, aunque tenía bastante sed- Para nada -respondí, quitando mi morro del cubo y colocándolo frente a Sarah, rozando su mejilla, mojándola con el agua que goteaba de mi boca- jeje, aún me queda mucha energía -me sacudí levemente y puse mi cabeza sobre su hombro. Me gustaba aquella chica, su compañía, su actitud y sus caricias- estoy ansioso por llegar a ése lugar -comente al oír a donde íbamos.

Me removí cuando Chip me mojo la cara con su hocico húmedo. Reí y lo acaricié, rozando con un dedo sus labios.
Puso la cabeza sobre mi hombro y yo acaricié su cuello, dándole mimos y diciéndole palabras de ánimo y recompensa por lo bien que se portaba y lo bien que lo hacía.
Se estaba tan a gusto con Chip a mi lado.
A penas acababa de conocerlo, aunque llevaba mucho tiempo observandolo, y sentía que con él estaba segura, y que no tenía nada que temer.

-Eres hermoso ¿sabes?- le dije riendo levemente.-Aunque creo que eso ya te lo he dicho.- Le dí un par de terrones de azucar. y acaricié su frente, quedándome alelada, mirando sus orejas.

Me quedé inmóvil, disfrutando sus mimos, completamente relajado, entrecerrando los ojos. Solté un leve suspiro y comí con gusto el azúcar; moví apenas mi cabeza para tocar a mi dueña y jugar con su cabello.
Gracias a Carol había aprendido a confiar en la gente; ella se le parecía mucho a Sarah. Me di cuenta de lo rápido que me encariñaba pero, ¿y si ella hacía lo mismo, si también se marcharía algún día? no quería volver a sufrir con eso- te quiero -admití- por favor, no te vayas... no me dejes solo... no quiero estar solo otra vez -dije con aire melancólico.

Sentí como Chip jugueteaba con mi pelo, lo que me hizo despertar de mi ensoñamiento.
Sentía su corazón. Mi mano se situaba justo en el sitio debido y sentí como latía.
De pronto su corazón se aceleró.
-Hey Chip, tranquilo.- dije acariciándolo.- Estoy aquí, sigo aquí, no corres peligro.- le susurré al oído.
Temía que algo le hubiera asustado pero no solía haber animales salvaes peligrosos por aquella zona.

- Gracias... -no sabía bien que decir, aunque ella no comprendiera. La había asustado por unos instantes y eso no era lo que quería.- Lo siento... -noté que estaba decayendo, no quería pasar el día así, tenía que subir mi ánimo. Me sacudí levemente, levanté la cabeza y solté un relincho- vamos, este tiene que ser un gran día -me decía a mi mismo.

Noté como Chip se relajaba.
-¿Ya estás más tranquilo?- le sonreí. Chip se sacudió, y aquello me hizo reír.
-Reanudemos la marcha, ya nos falta poco para llegar.
El camino no era largo. Conocía rutas mucho más largas pero aquella tenía paisajes mucho más hermosos.
Monté en el lomo de Chip y le dí varias palmaditas sobre el cuello.

-Vamos allá.- dije poniendolo al trote.

Cuando alcancé una velocidad de trote largo, grité:
-Vamos Chip. Corre, corre!- y sonreí, sintiendo como el pelo ondeaba a mi espalda.

Obedecí y marchamos nuevamente al trote. Iba recogido, pero cómodo, a un paso rápido y ligero, elevando bien mis patas con cuidado de no tropezar. Ella se va a quedar, no me va a dejar solo... pensaba, y tranquilo. Seguí sus mandatos.
"Vamos Chip. Corre, corre!"; una oleada de algo parecido a la adrenalina recorrió mi cuerpo,haciendo que mis patas comenzaran a moverse con mucha rapidez, esquivando obstáculos de manera ágil.
- Oh, si! -solté un fuerte relincho lleno de emoción,mientras corría junto a Sarah... eramos uno sólo.

Sentí la velocidad por todo mi cuerpo. Las patas de Chip sorteando obstáculos. Cada tranco, cada golpe de casco contra el suelo. Era yo la que corría no él.
Eramos un solo ser. La unión que se había formado en tan poco tiempo me aterraba, y me asombraba y a la vez me enorgullecía y me alegraba por ello.
No lo abandonaría nunca. Jamás.
-No sabía que pudieses volar Chip. Eres toda una caja de sorpresas.- dije haciendome oír por encima del viento.

Relinché a modo de respuesta, intensificando cada zancada de mi galope, al punto de aumentar considerablemente la velocidad, aprovechando el largo camino que se abría sin demasiados obstáculos, sino que era más bien llano.
- Volar, ¿eh?, ¿quieres saber lo que es volar de verdad? -no iba a poder dar lo mejor de mí, debido a las condiciones del terreno, pero si lo suficiente como mostrarle a mi nueva dueña... mi nueva amiga, que podía dar mucho más.

-Puede que puedas volar Chip,- dije riendo.-pero debes enseñarmelo para que me lo crea.
Sentí su relincho en lo más profundo de mi corazón.
Los latido acelerados, y mi adrenalina por las nubes, hacían del miedo, una sensación agradable.
No estaba segura de si debía hacer que Chip corriese con más velocidad, pues se podría hacer daño en aquel terreno, y nunca me lo perdonaría

Cuándo vi que la cosa se ponía difícil evité tomar un riesgo del cual arrepentirme y de a poco aminoré la velocidad, hasta un galope cómodo, ni muy corto ni muy largo. Notaba el miedo de Sarah, así que esas ganas de tomar un nuevo desafío para mí tendrían que esperar para otra ocasión- no será hoy, pero ya verás que podemos volar, y muy alto -solté otro relincho, con euforia mientras el camino se iba inclinando levemente.

El miedo que me había recorrido al darme cuenta de que Chip se podría hacer daño, desapareció cuando Chip aminoró la velocidad.
-Eres único.- dije en voz algo más baja, dandome cuenta de que era como si Chip hubiese notado mi temor.
Ya llegabamos. Sonreí al ver el camino llano internarse en un bosque de pinos.
El galope que llevábamos hizo que el caminito se hiciera más corto, y pronto se disipó dando lugar al hermoso lago donde quería llevar a Chip.
Al fondo la cascada se alzaba imponente, y poderosa, provocando un sonido brillante y relajante.
-Te gusta?- le pregunté poniendolo al paso.

Frené casi en seco, por las órdenes de Sarah y por mi asombro al ver aquel bello lugar- Cielos santos -exclamé, jamás había visto algo como eso. Nunca- Estaba acostumbrado a lugares cerca de las grandes ciudades, con poca naturaleza. Esta hípica había sido una excepción y ver esa cascada me provocó una sensación rara pero agradable- que precioso lugar encontraste aquí, Sarah -comenté.

Desmonté de Chip de forma ágil, y acaricié su cuello y su frente.
-¿Cansado?- pregunté.- Lo hiciste muy bien ¿sabes?
Bebí agua y llevé a Chip a beber de la laguna. Era el agua más cristalina que había visto nunca, además de la del grifo.
-¿Quieres darte un baño?- dije sonriendo. Bromeaba, el agua estaría muy fría para meterse, pero por probar...

- Ciertamente -dije, bebiendo el agua pura de aquel lago. ¿Baño? no hacía mucho calor, el agua estaba bastante fría, pero un pequeño chapuzón no vendría muy mal. Relinché, haciendo que me incomodaba el equipo, para que me lo quitara un rato.