El camino de la montaña.

El mínimo contacto de riendas era realmente mucho, pude ver que tenía una boca muy suave y sensible, tal vez por eso me molestaba tanto.- ¿Cuándo me canse? sólo me cansaré del bocado, sino creo que no vamos a parar -dije con un tono lleno de energía y bastante orgullo, bien sabido de mis capacidades- mejor dice tú cuando te canses -comenté con una lave sonrisa, alargando el trote en zancada pero comencé a elevar bien las patas para pisar más firme y no tropezar con nada.

Me reí un poco, negando levemente con la cabeza ante la actitud del semental.
- Mira que tenemos un largo camino por delante... -avisé, bromista, mientras observaba el camino que teníamos por delante. Por ahora el camino era bastante desigual e inseguro, pero luego de que hubiemos avanzado un poco se volvía mucho más transitable y cómodo, sin tantas piedras de por medio y mucho más parejo- bien, creo que es un buen momento de demostrar que tan rapido eres, ¿no crees? -sugerí, entre risitas, mientras tomaba con fuerzas las riendas, dejándoselas todavia lo mas sueltas que podía.

Agradecí que se diera cuenta de lo bien que me hacía el no tener que lidiar con las riendas cortas. Me brillaron los ojos al oírla y, sin vacilar, partí al galope tendido por el terreno algo escarpado, dando pequeños brincos para esquivar ramas y piedras, teniendo cuidado de no tropezar a causa del desnivel del terreno.

Lo mantuve con aquél ritmo tranquilo, sin forzarlo demasiado ya que no quería que se cansase demasiado.
Más allá de eso, sabía que Pik tenía energía de sobra y justamente era uno de los detalles que más me gustaban de él- nunca antes había venido por éste lugar -le comenté, mientras observaba todo, absorta por la belleza de aquel tranquilo y hermoso sitio- hoy, cuando fui a la recepción a preguntar sobre las rutas que podíamos realizar, me comentaron que hay muchos lugares escondidos entre la vegetación, pequeñas laguna, cuevas... será muy interesante -aseguré, riéndome suavemente. Aquellas cosas me entusiasmaban, en parte porque mi curiosidad era tan grande que me costaba controlarla- también me sugirieron que en un futuro hagamos una ruta más larga, de dos días, ¿suena bien, eh? -me puse en suspensión, alivianando así mi peso y dándole unas caricias al semental.

Escuché con atención sus palabras, sin perder la concentración en el camino, pero analizando lo que Sohie decía con cierta curiosidad: "muchos lugares escondidos entre la vegetación, pequeñas laguna, cuevas...". Oh, sí. Pensé. Esa idea sí que me agradaba, realmente sonaba divertido e intrigante, para mí era perfecto.- Ahora sí me emocioné con la idea -bromeé, acelerando notablemente, pero sin exagerar, el ritmo de mi galope- ¿dos días? si es un lugar como este y no hace falta bocado, me anoto -comenté, haciendo una mueca.

Me reí un poco y lo mantuve con aquél galope unos pocos momentos más, hasta que el camino se tornó bastante complicado.
- Tranquilo, muchacho, vamos despacio -le dije, frenándolo un poco con el asiento e intentando dejar las riendas intactas, evitando el contacto demasiado brusco o fuerte para con el bocado. Lo puse al trote, mientras sorteábamos algunos desniveles y rocas del camino- ya falta poco -le informé, más allá de que realmente quedaba un buen trecho por recorrer, podríamos arreglárnoslas si íbamos a buen ritmo. En cuanto pasamos aquella zona complicada, le pedí galope nuevamente, disfrutando de éste, tan elegante y suave. Era increible.

Tenía que estar atento a sus órdenes, a cada mínimo contacto de la pierna, o del asiento, pues podía notar que apenas si daba algún que otro tirón muy leve con las riendas, comprendí el porqué y le daba las gracias por ello. Me costó pasar al trote, iba rápido y ligero, cómodo y elegante incluso en un terreno como aquél, pero tenía tanta energía que encima, al tener la rienda bastante suelta, me costaba frenar. Apenas pidió galope partí al instante, soltando un relincho, sentía que mis patas quemaban. En cuanto encontrase un terreno lo suficientemente llano, lo quisiera o no Sophie, iba a aumentar la velocidad, y vaya que lo haría.

Acompañé sin problemas aquél galope, sonriendo en todo momento. - Vuelvas, campeón... -le dije, sorprendida por la velocidad que llegaba a tomar pese a el terreno complicado. En cuanto pasamos aquella zona sentí como Pik aumentó considerablemente la velocidad, por lo que me reí, sosteniéndome con fuerza y disfrutando del paisaje. Tuvimos que recorrer un trecho bastante largo para llegar a una zona donde ya lograba vislumbrarse el precioso paisaje, casi ya en la cima de las montañas- descansemos -dije, dándole unas palmaditas y desmontando, sosteniendo las riendas mientras me descolgaba la mochila del hombro. Más allá de eso, estaba segura de que yo estaba más cansada que él. Me acerqué a observar el hermoso paisaje, observando la infinidad de prados verdes y vegetación en abundancia que se distinguían desde aquella zona alta. Esbocé una sonrisa mientras sacaba un poco de agua y bebía yo, dejándole al semental también en un cubo que había llevado conmigo, especial para aquellos casos- ¿verdad que esto es hermoso? -le pregunté, dándole unas caricias, paseando mi mirada entre él y el hermoso paisaje.

Bebí el agua y la miré enseguida, con todo el líquido chorreando por mi boca.
- Sí, realmente es precioso -comenté desviando la mirada hacia el paisaje. Pocas veces tuve oportunidad de ver lugares como aquél, y me encantaba. Por momentos me olvidaba del bocado, cuando permanecía algo estático, luego lo recordaba al sentirlo moverse muy levemente sobre mi lengua, haciéndome refunfuñar.

El verlo chorrear tanta agua me arrancó una risa, a lo que negué suavemente con la cabeza.
- Descansemos un poco más antes de seguir -propuse, mientras paseaba mi mirada por todo el lugar. Había un camino que nuevamente bajaba, llevándonos a un sitio cercano a donde habíamos comenzado la ruta, al menos a la misma altura. Ese mismo camino se dividía en dos, sin embargo este segundo camino acababa perdiéndose entre la abundante vegetación de los alrededores- eh, Pik... ¿qué dices? ¿Vamos a investigar? -lo observé con entusiasmo, esbozando una sonrisa.

Vi como Chip miraba el agua y supuse que estaría sediento, asi que lo deje beber. Me levanté le acaricien el lomo mientras le dejaba que bebiese.
Hacia mucho tiempo que no me sentía tan feliz.
-¿Quieres volver?

Miré a Sophie, luego el camino, nuevamente a la chica e hice una típica sonrisita torcida.
- Me parece bien -me sacudí antes de acercarme unos pasos- más que bien, perfecto -esa curiosidad extrema por todo me fascinaba- vamos, vamos, vamos -le dije, entusiasmado. De a ratos, gracias a esos momentos de euforia, me olvidaba del bocado, que poco a poco iba molestando menos, aunque muy apenas.

Realmente estaba disfrutando mucho aquello... una vez vi que no tenía problema, bebí algo de agua, la cual era muy rica, muy pura.
- Si tú quieres, volvamos -amagué a darme la vuelta para mirar de donde habíamos llegado, cuándo un sonido entre unos arbustos me hizo girar- hay algo allí... -dudaba que fuese algún depredador, tendría que ser algo no muy grande, pues los arbustos no eran altos, aunque podría tratarse de un perro salvaje, zorro o un lobo algo chico.

Me reí y asentí con la cabeza.
Como no tenía idea de cómo sería el terreno decidí guiar a Pik pie a tierra, por lo que tomé las rienda y lo llamé, comenzando a caminar por el camino que se perdía entre la vegetación, descendiendo un poco. Esbocé una sonrisita, yendo con cuidado y apartando algunas ramas de nuestro camino, observando el precioso paisaje que se extendía frente a nosotros. - Vaya... -mascullé, abriendo la boca de puro asombro, riéndome suavemente. En una especie de claro se encontraba un lago, alimentado por una especie de cascada de la cual brotaba agua constantemente (algo así)- wow, qué hermoso lugar -le comenté a Pik, observando todo, desde la vegetación hasta las cristalinas aguas. Se notaba que habíamos descendido en el terreno, ya que se podía ver la parte más alta de la montaña, donde habíamos estado hacía apenas unos momentos desde donde estábamos.

Me extrañó que fuera a pié, pero le resté importancia, aunque renegué cuando me guío tirando de las riendas, a causa de la incomodidad del bocado, aunque de cualquier forma la seguí. El lugar al cual llegamos parecía de ensueño, irreal.
- Cielos... -era muy paradisíaco, realmente hermoso. Le dediqué una mirada entusiasta a Sophie y nuevamente al increíble paisaje. Por razones como esas adoraba explorar e investigar nuevos lugares y caminos.

- Valió la pena tanto esfuerzo -aseguré, sonriente. Esfuerzo de su parte, claramente. Esfuerzo por soportar el bocado sin mayores problemas, por obedecer pese a su carácter solitario y rebelde- estoy muy orgullosa de ti, pequeño -le aseguré, dándole unas caricias. No tenía claro cuanto estaríamos allí, sin embargo el disfrutar de tan hermoso y angelical sitio no tenía precio- estoy muy feliz de tenerte conmigo -le aseguré, observándolo de reojo mientras posaba mi mirada en el lago de aguas puramente cristalinas.

- Sí, valió la pena, supongo... -comenté, siempre maldiciendo y odiando al asqueroso bocado, aunque tenía que admitir que ella tenía razón, era demasiado hermoso y valía totalmente la pena. La miré curioso- orgullosa de mí... ¿por qué? -llegar hasta allí no había sido problema, el camino no era tan difícil a pesar de tener sus dichas dificultades. Creí entenderlo luego, tal vez hacía referencia al bocado, o a mi actitud, la cual tenía que dejar de lado. En realidad prefería dejarlo así, pero por alguna razón no me era tan fácil dejarme llevar así como así- yo también, Sophie... eres agradable -me rehusé a mirarla, preso de nuevo ante mi carácter orgulloso.

Me reí y le dediqué una amplia y verdadera sonrisa.
- ¿Quieres que nos quedemos un rato? -le pregunté, pues en realidad el camino había sido bastante largo, así que creía que debíamos aprovechar la ocasión. No sabía si volveríamos, así que...- debes prometerme que te comportarás, ¿sí? -le exigí, sosteniéndole la mirada. Había una zona un tanto más profunda del lago, así que cabía la posibilidad de que quisiese refrescarse un poco, por lo que contemplé esa oportunidad- a ver -suspiré y me acerqué, comenzando a quitarle el equipo, liberándolo del bocado por un rato. Le di unas caricias y dejé todo a la sombra de un árbol, dedicándole una sonrisa- aunque no nos quedemos demasiado rato, disfrutarás más así -aseguré, sonriente. Me acerqué al lago y me arrodillé en la orilla para mojarme las manos y la cara.

¿Cómo no querer quedarse en un lugar como ese? la miré alzando una ceja, esbozando una sonrisita torcida y sacudiéndome una vez me liberó del equipo.
- Gracias -troté cortito, alegre y elegante hasta la orilla, junto a Sophie, bebí un poco de agua, la miré y la empujé al lago- lo siento, era muy tentador hacerlo -solté en un relincho a modo de risa, ecapándome y dando vueltas alrededor.

Tonta, tonta, eso era. Tonta e ingenua, además.
Salí del agua, tomando una bocanada de aire y soltando una carcajada y acomodándome un poco el pelo. Me acerqué a la orilla, saliendo del lago y observando al semental- ¿y crees que vas a salir impune luego de esto? -no, de ninguna manera. Me reí y salí tras él, acercándome y abrazándome a su cuello, mojándolo un poco así. De todas formas, no tenía oportunidad de obligarlo a meterse al lago, pues me ganaba por lejos respecto a la fuerza.

- Claro que no -respondí rápidamente, intentando que no se soltase para pegar un salto al lago con ella sujetándose de mí- ahora estamos mano -hacía algo de calor y el agua estaba muy agradable, así que no me molestó en lo más mínimo.

Solté un grito de pura sorpresa al verlo dirigirse al lago, sin embargo no opuse resistencia, después de todo ya estaba completamente empapada, mojarme un poco más sería lo mismo. Me reí al salir, salpicándolo con mis manos.
- Eres malvado, Pik -aseguré, con un tono divertido mientas negaba con la cabeza.

Relinché a modo de risa, haciéndole coro a las suyas. No recordaba ala última vez que reía tanto.
- Pero que dices, si soy un dulce angelito... -le di un empujoncito cariñoso y me alejé al trote, saliendo del agua y sacudiéndome en la orilla- no soy malvado, tu eres demasiado descuidada -me burlé, rodando en el suelo para secarme un poco.

- Me las pagarás -aseguré, manteniendo un tono medianamente serio.
Me acerqué a la orilla y me senté, escurriéndome el pelo y la ropa. Afortunadamente había una buena temperatura, por lo que no tardaríamos demasiado en secarnos- aunque bueno, debes agradecer que no soy demasiado rencorosa -me reí y negué suavemente con la cabeza, saliendo finalmente del lago y alejándome unos pasos. Al verlo revolcarse solté una risa- bueno, ya veo que mantener tu pelaje limpio es un caso perdido -bah, qué más daba, realmente no me importaba tener que cepillarlo las veces que hiciese falta. Caminé hacia un árbol que brindaba sombra, sentándome allí y observándolo. Realmente le había llegado a tomar mucho cariño.

Reí al oír sus comentarios, cada vez me resultaba más y más agradable estar en su compañía.
- Para tu fortuna, tampoco soy rencoroso pero... ¿cuenta si soy vengativo? -bromeé, aunque en parte era verdad. Me quedé un rato al sol antes de acercarme a ella- eres una chica extraña... -me quejé haciendo una mueca- pero bastante agradable -cambié aquél gesto por una sonrisita, le di un toquecito con mi morro sobre su cara y la dejé cerca, pues esperaba unos mimos de su parte, los cuales se hacían cada vez más irresistibles. Demasiado para mi gusto.