Prado norte

Lo abracé con mi cuello feliz y me fui durmiendo de a poco, me sentía segura con el junto a mi.

Me alejé unos pasos por detrás de mi dueña, sollozando al saber lo que sentía. Me oculté tras la maleza que rodeaba el prado y me fui alejando, lentamente.

Aquellas palabras me sorprendieron. Inmediatamente voltee mi mirada hacia ella, observándola sin entender que quería decir. ¿Por qué? Era más fácil dejar las cosas así, a pesar de que ninguno de los dos estuviéramos de acuerdo. -¿A qué te refieres con eso, Layla?-pregunte refiriéndome a su último comentario. ¿Engañarse a sí misma? Entrecerré los ojos tratando de comprender algo, estaba confundido, ahora ya nada era seguro. Solamente tenía dudas, muchas dudas circulando dentro de mi cabeza y esperaba sinceramente que ella pudiera aclararme aunque fuera algunas. La confusión me carcomía por dentro.

Levanté un poco la mirada, observando a Layla. Un fuerte dolor se apoderó de mí, dándome punzadas en el pecho. Cerré los ojos con fuerza.

-Sabes a lo que me refiero-me quejé. Podía sentir que ambos nos estábamos mintiendo, y feo. Lo peor era que sentía lo mismo que Montse, mi poni, afectándome aun más. Me maravilló el simple hecho que aun siguiera firme, aunque medio tumbada, pero sin llorar.
-No pienso vivir cargando eso detrás toda mi vida. Eres mi amigo, y no quiero lo mismo para tí. Perdóname, Ethan, pero lo de ayer no quedó en una simple accion-ya estaba, lo había dicho, pero, ¿ahora qué? ¿Llorar? Para nada, quedaría en ridícula. Desvié mi mirada hacia donde estaba mi poni oculta, intentando pensar en otra cosa.

-Oye, tranquilo- Dije despertandome -Ella es grande, save como cuidarse de si misma- Dije alzando mi cabeza

- Lo sé.. -dije sin abrir mis ojos- es sólo... la culpa -aunque no había echo tampoco un asesinato, realmente me dolía verlos así. Guardé mis celos para otro momento y me quedé mirando a Wild.

Apreté la mandíbula haciendo que mis dientes rechinaran.
En parte la entendía, pero por otra parte, me desesperaba su comportamiento. Esperaba palabras más claras, que me dijeran realmente que estaba pasando. Mi parte racional decía que le explicara nuevamente que para mí no había significado nada aquél beso, pero era mentira. Tomé una bocanada de aire. -¿No quedó en una simple acción? ¿Por qué no?-me animé a preguntar, insistiendo porque dijera todo lo que quería decir. La observé, ella se había atrevido, yo también debía hacerlo. -Layla, a mí si me importó lo que pasó ayer...no fue una simple confusión ni me deje llevar, ni nada por el estilo-confesé, desviando la mirada algo temeroso por su respuesta.

-Culpa de que? Tú no as echo nada..- Dije acariciandole con el morro su cara

No podía ser más explícita, los nervios me lo impedían.
-A eso es a lo que me refiero. Ethan...-inhalé profundo, sacando valor de no sé dónde demonios para mirarlo cara a cara.-...te quiero- cielos, pero no quedaba en un "te quiero". Era más, y lo sabía, pero ahora sí que no pude decirlo en verdad. Intenté decir algo para no quedar tan seca, para no verme como tonta, pero no se me ocurrio nada.

Me quedé congelado, asimilando sus palabras. Si quería decir la verdad solo tenía una opción, pero estaría prácticamente abriendo mi corazón para ella, dejando todo expuesto. ¿Eso era lo mejor? ¿Cómo podía asegurar que las cosas salieran bien? Si ella había tenido el valor para hablar y decir todo eso que yo esperaba, yo debía hacer lo mismo, debía recompensarla de alguna manera. Cerré los ojos por unos nulos instantes, luego, avancé uno o dos pasos hacia ella y la abracé. El contacto hizo que me estremeciera y sentí como un choque de electricidad al rozarla, sin embargo, no me moví. Era un abrazo que se podía interpretar de varias maneras, pero a fin de cuentas no tenía nada de malo, era un simple abrazo. Sonreí mientras susurraba en su oído.
-Yo también te quiero-dije sonriente, alegre.

Le devolví el abrazo a fin de cuentas, respirando con normalidad después de...hacía un par de minutos.
No sabía que hacer, no se me ocurría nada sensato, por lo que opté por guardar silencio y manterme ahí, algo tranquila por fin.

- Chist, no importa -dije cerrando los ojos y poniendo mi mente en blanco.

-No tienes que decir nada-opté por avisar para que no se sintiera en un compromiso. Respiré hondo, pudiendo tranquilizarme al fin, sabiendo que ni le mentía a ella ni me estaba mintiendo a mí mismo. Me alejé con un paso lento, escruté su rostro. -Ahora sí puedo decir que me alegra haber aclarado las cosas-no imaginaba que habría pasado si ella no se hubiera atrevido a hablar. Quizás, ambos nos hubiéramos callado y tragado nuestras palabras y quién sabe que iba a pasar de ahí en adelante...

Cerré mis ojos y me dormi nuevamente, aunque me sentia un poco mal en el fondo..

Me tranquilice, haciendo maquinaciones en mi cabeza sobre lo que iría después. Quería cambiar a un tema inocente, mas alegre, pero realmente no se me ocurrió nada.
Estaba cansada, pero mi fatiga era mas mental que otra cosa. Me tumbé contra el tronco y cerré los ojos, feliz por fin.

Me quedé observándola y recosté mi espalda sobre el tronco, luego de un rato me senté también.
-Veo que tienes un caballo bastante protector-dije, riéndome. La actitud de Afri me había sorprendido, sin embargo, no me había parecido mal en lo más mínimo. Entendía que era su dueña, y que verla en una situación incomoda o desagradable lo hacía reaccionar.

-Así es-me reí.-De hecho, es la primera vez que lo veo comportarse de esa manera conmigo-admití.-Nunca lo había visto así...tendrás que ganarte su confianza si quieres evitar otro ataque-bromeé, pero en realidad iba muy en serio. Me quedé callada, sin nada mas por decir, mirando hacia el pasto verde y bailando al ritmo de la suave brisa, la cual también bailaba con mi cabello.

-Lo haré, aunque dudo que confíe realmente en mí-comenté simplemente, mientras me encogía de hombros y flexionaba mis rodillas. Dejé descansar mi cabeza en el tronco de aquél árbol, dirigiéndole de vez en cuando miradas a Layla tratando de descubrir en que pensaba, sin demasiado éxito. Me quedé pensativo, suspirando y esbozando una pequeña sonrisa.

Desvie mi pensamiento lejos de ahí, pensando en dónde se habrían metido los caballos. De Montse estaba segura que habría huído a su box, pues no le agradaba verme así en realidad...lo mismo que a mí tampoco.
En cuanto la viera, comenzaríamos a entrenar para el concurso de cross; y también repasaría con Afri rías y corrales juntos.

Observé a ambos, desde más lejos, con curiosidad, con ganas de correr hacia allí y asegurarme de que Layla estuviese perfectamente.

Sonreí al ver a Afri.
-Ven chico-estire la mano para acariciarlo.

Me acerqué, bastante tranquilo y apoyé mi hocico en su mano, entrecerrando los ojos y resoplando suavemente.

-Me voy ya. Nos vemos, Ethan-sonreí de oreja a oreja y montando sobre Afri a pelo partimos de regreso al club, a galope tendido.

Saludé a Layla, luego de un rato me levanté y caminé de nuevo al club, llevándome a Sombra conmigo.