Prado Sur

Llegué junto a Marismeño al prado y le quité el ramal. Allí estaban más caballos, por lo que me alegré por él. Le quité el ramal y lo observé, sentada sobre una piedra.

Mantuve aquel ritmo, incapaz de acelerar más. Mis patas ya no respondían, simplemente mantenían la misma cadencia sin poder acelerar.
Resoplé pues eso fue ventaja suficiente como para que Tormenta llegara antes.
-Genial, felicidades-reí por lo bajo y me detuve, jadeando un poco y mirándola a los ojos.

Sonreí para mis adentros al llegar al prado, viendo que incluso había más caballos allí, cosa que indudablemente me alegró. No había tenido oportunidad de conocer a muchos equinos allí, y hacer amigos no estaría nada mal. En cuanto Anita me quitó el ramal relinché, levantándome sobre mis patas traseras y sacudiendo las delanteras con vehemencia. En cuanto caí, golpee el suelo con mi pata derecha delantera. Observé a mi preciosa dueña una vez más antes de salir al galope de una forma elegante, levantando mis patas y ejecutando los movimientos de forma suave pero ligera, viendo a los caballos que había allí y yendo hacia ellos.

Observé que habían finalizado y me alegré. Me acerqué tranquilamente, aunque algo aburrida y saludé haciendo una leve reverencia.
-Hola Tormenta, Perseo. Linda carrera tuvieron eh- Dije sonriendo. -Felicidades- Dije.

Seguimos galopando hasta llegar a la piedra. Yo gané a Perseo por una cabeza o incluso menos. Era bastante veloz.

-¡Gracias! Tu también lo has hecho muy bien-dije aún sin creerlo.-¡WOW! me ha costado eh, eres muy veloz. Me ha gustado la carrera.-Dije entre suspiros, había liberado tanta energía de mi interior que me sentía muy feliz. Tenía una sensación algo extraña...

En ese momento miré a los otros caballos que habían llegado. -¡Hola!-relinché fuertemente desde lejos

-Ambos son realmente veloces- Dije sonriendo.
-Descansen un poco, supongo que están muy agitados por la carrera- Dije sonriendo.

Comenzé a pastar.

Me acerqué al galope, disminuyendo la velocidad al acercarme a los caballos.
Pasee mi mirada entre Cybele y Tormenta, también observé a Perseo. Finalmente me quedé observando con una sonrisa a Tormenta, ya que ella era la que había hablado. - Hola -respondí con una voz amistosa, moviendo mi cola de un modo juguetón- Me llamo Marismeño. ¿Cuáles son sus nombres? -consulté con curiosidad, mirando a los ojos a la yegua.

Dejé de pastar y me acerqué nuevamente, sin embargo, me quedé callada, sentí que tal vez si decía algo me entrometería en algo por lo que me quedé observando a Marismeño, Tormenta y Perseo.

-Yo soy Tormenta.-dije con una sonrisa, mirando a Marismeño a los ojos, mientras recuperaba el aliento y volvía a la normalidad de nuevo. -¡Hola Cybele! jajaja casi me olvido de ti-dije simpática, sin perder de vista a Marismeño, yaque era al que menos conocía.

-No importa, pasa todo el tiempo- Dije con una sonrisita falsa.
-Mucho gusto Marismeño, como ya dijo Tormenta soy Cybele- Dije sonriendo.

Tormenta tenía una sonrisa deslumbrante e incluso contagiosa, por lo que sonreí ampliamente. - Es un gusto, Tormenta -respondí haciendo una leve reverencia para luego volver a mi postura normal con una sonrisa presente permanentemente. Observé que estaban bastante cansados, por lo que me dí cuenta de que los había visto jugar una carrera hacía unos cortos minutos atrás. Escuché el nombre de la otra yegua y le dirigí una sonrisa, esperando que se incorporara a la charla o dijera algo. Sin embargo, volví a posar mi mirada encima de Tormenta. - ¿Cansados, eh? -comenté en son de broma, riéndome un poco. Escuché la voz de Cybele y también hice una pequeña reverencia- Encantado, Cybele -respondí con gesto simpático.

-Jajaja sii un poco cansada si que estoy...¡Ah! y..encantada yo también, Marismeño.-dije mientras agachaba un poco la cabeza en señal de reverencia.-¿Qué os apetece hacer?-dije mientras miraba a Marismeño, aunque con los rayos del sol, su brillo se reflejara en mis ojos y sólo veía su silueta, que además era encantadora.

Sonreí un poco más al escuchar sus palabras y luego observé el prado con entusiasmo.

- Pues, realmente... -dije, comenzando a caminar hacia el lago- ¡a mí me apetece darme un bañito! -me reí un poco y observé hacia atrás, viendo a los caballos e invitándolos con la mirada a que me acompañaran- ¿a nadie más le apetece? -pregunté de una forma pícara, acercándome a la orilla del lago y pasando al galope, salpicando bastante agua.

-mm...pues la verdad...es..¡que si me apetece!-dije relinchando y galopando mientras me metía en el lago, salpicando con las patas y la cola al moverla. -¿Os apuntáis?-pregunté mirando a los demás caballos.

Me reí al ver venir a Tormenta. El brillo del agua le daba un contraste precioso observando su brillante pelaje de color negro intenso. No pude evitar quedarme observándola unos momentos, hasta que me obligué a mí mismo a moverme. Me reí y fui hasta ella al galope, pasando a su lado y salpicándola bastante- Ups, lo siento -me reí un poco, fingiendo.

- ¿Te salpiqué? no era mi intención... -me excusé falsamente, sin parar de reir.

-Si claro..no me lo creo...lo has hecho a drede...-dije bromista, entre carcajadas, mientras me sacudía el agua. A continuación, galopé hacia él y le salpiqué, como me había hecho él anteriormente. -Ups, yo también lo siento-dije entre risas, fingiendo y mirándole, todo empapado, pero el agua hacía brillar más su pelaje y me quedé mirándolo unos segundos mientras se sacudía para quitarse el agua.

- Claro que no; sería incapaz de hacerlo adrede -respondí, bajando mis orejas, tratando de demostrar sinceridad. Cosa que se vio arruinada al reírme nuevamente- vale, admito que quizás no haya sido sin querer -esbocé una sonrisa torcida, y de un momento a otro me vi totalmente mojado, por lo que me reí y sacudí con fuerza mi cuerpo, escurriéndome el exceso de agua de las crines- te perdono, pero que no se vuelva a repetir, ¿eh? Tramposa -me quejé en broma, observando sus preciosos ojos.

-Jajaja vale..no se repetirá..-dije entre risas-Yo también te perdono-dije con una mirada pícara y una leve sonrisa que indicaba que me estaba aguantando una carcajada que se quedó en mi pecho. De repente, sentí un cosquilleo en mis patas, cosa que hizo que dejara de mirar a Marismeño y me concentrara en ver el agua. Di un pequeño bote hacia atrás y orienté las orejas hacia delante, atenta, al ver algo saltar en el agua. -¿Qué es eso? ¡Me ha asustado!-dije al momento. -Después me fijé más y vi una mancha naranja irse nadando, huyendo de nosotros. -Ah..era un pez...-suspiré aliviada.

Al ver que Tormenta daba un bote hacia atrás, instintivamente dirigí mi mirada hacia el agua de forma curiosa, acercando un poco mi cabeza al agua para verlo mejor. Al verme tan cerca, el pececito salió nadando con rapidez y agilidad lejos de nosotros.

Observé a Tormenta con una sonrisa- Nosotros también lo hemos asustado, al parecer -me reí un poco mientras observaba el agua y con una pata salpicaba un poco. Ciertamente, Tormenta era una preciosa yegua, por lo que intenté mantenerme concentrado en otra cosa que no fuera ella, para no resultar tan obvio y no quedar en ridículo tan rápidamente, al menos.

-Jajaja, si, el pobre...Nos hemos asustado mutuamente jajaja-dije bromista.-La verdad esque no me lo esperaba, penséque aquí no había peces...-dije dudando. -Bueno, ¿que te apetece hacer?-dije mientras bebía un poco de agua y lo miraba a los ojos disimuladamente para que no se notase.

La imité, bebiendo un poco de agua también.

- Tú dirás -mascullé mientras salía del agua, quedándome en la orilla. Salí al trote, un trote reunido y elegante, con trancos cortos pero ligeros y suaves a la vez- yo ya propuse una idea, ahora te toca -le sonreí mientras, inevitablemente, la observaba fijamente.

Realmente no se me ocurría que más hacer, por lo que me vi obligado a preguntarle a ella.

Llegué al prado en busca de mi hermoso semental , un mozo me habia dicho que lo habi sacado al prado . Desde lo lejos empecé a buscarle con la mirada hasta que lo encontré junto a otros caballos . Contenta y feliz por verle bien lo llamé desde la valla - Perseo! Pequeño... - Dije entusiasmada

Miré a los caballos corretear en el lago y les sonreí, para después escuchar que una voz familiar me llamaba por mi nombre. Bella.
Me acerqué trotando, dispuesto a irme aunque no me hubiera presentado ante la yegua árabe y el caballo tordo quien ahora jugueteaba con Tormenta. Resoplé con cierta tristeza antes de pararme junto a Bella y olisquearle la mano para después mirarla con la cabeza gacha.

Sonreí al ver acercarse a Perseo y me diculpé de todas las maneras posibles por no visitarlo en los dias anteriores .
- Lo siento muchísimo Perseo , perdóname - Dije con la cabeza gacha y avergonzada . Sonreí esperando que me perdonara y suspiré .

Agité la cabeza a manera de "no pasa nada". Para asegurarle que no me había resentido con ella en lo absoluto tiré juguetonamente de un mechón suelto de su cabello hacia delante, en mi dirección, no con la intención de tumbarla sino de jugar.