Boxes del establo

Recién entrar noté a Afri despierto, por lo que sin más llegué y le acaricié el cuello con ternura.
-¿Entrenamos, bonito? El concurso se acerca-informé con una sonrisa.

Afrimé, miviendo la cabeza de arriba a abajo con entusiasmo.

Dejé a Irak en su box y me acerqué al de Pampa. Habíamos entrenado bastante respecto al concurso de morfología, pero cuanto más lo hiciéramos mejor saldría; a pesar de que no había demasiado por entrenar ya que era bastante sencillo. Lo acaricié con cariño y fui a por su equipo, seguido de eso se lo coloqué. Silla, brida y protectores ya que hace bastante no entrenábamos.
Él relinchó, visiblemente feliz, por lo que me reí y lo conduje hacia los picaderos exteriores.

Ví como Ethan se llevaba a otro de sus caballos a entrenar. Suspiré. Estaba aburrido, veía como Llena se iba también con sus caballos. De repente, la novia de Ethan aparecio con Afri.
Relinché a modo de saludo. Mi gesto fue más bien ensordecedor y alegre, dándole una calurosa bienvenida a los boxes. Miraba fijamente de forma alegre a Layla y al caballo, esperando a que me diesen o me dijesen algo.
Desde el 1er momento que los ví juntos, ya sabía que eran más que simples amigos.

Ofrecí una manzana a Mishaal y me dirigí a mi casa, para descansar.

Le puse su equipo a Afri con cuidado, llevándolo después al picadero de salto exterior; pues era un día sumamente agradable...en todos los sentidos.

Entré por la puerta y me dirigí al box de Mishaal. Lo abrí y entré en él ofreciéndole una zanahoria a Mishaal.
-¿Quieres ir a la playa o a entrenar linda?- Pregunté amablemente.

Maia me visitaba...aquello era algo raro, pero recordé el concurso. Señalé con mi morro de manera casi inconsciente hacia el guardanés, donde se suponía estaban mi silla y mi equipo. Tomé la zanahoria que me ofreció con delicadeza, masticándola lentamente; alegre de tener compañía al menos por un rato.

Agarré el equipo de Mishaal, y se lo puse lentamente. Ajusté un poco la cincha, se había desajustado un poco. La saqué de su box y me monté en ella.
-Hace mucho que no te visitaba... Mishaal...- Dije casi en un susurro dirigiéndonos al picadero de salto.

Le retiré todo el equipo e introduje a Afri en su box, después de haberle duchado bien, cambiado el lecho por uno nuevo, ponerle agua y comida limpios y dejarle un par de manzanas en su comedero. Le di un beso en la frente y coloqué una fina tela de mosquitero en la rejilla de su box, para que no le molestaran las moscas ni le provocaran algún tipo de irritación en la piel.
Fui al box de Montse e hice lo mismo, después me quedé dando vueltas por ahí.

Comio y bebio, aunque el chico no le simpatizaba mucho dio las gracias agitando su cabeza

Volví con Pampa del entrenamiento, lo duché con agua templada para quitar restos de sudor y luego le quité el exceso de agua. Tenía el pelaje extremadamente suave y brilloso. Lo cepillé poniéndole mucho empeño a aquella tarea hasta que estuvo completamente limpio. Le hice unos masajes en las patas porque habíamos entrenado bastante de la nada, le puse vendas de descanso y cepillé su cola. Antes de dejarlo en el box le limpié los cascos y revisé la dentadura por si acaso. Se acercaba el concurso morfológico y al parecer lo único que teníamos pendiente era darle una vacuna que le faltaba a Pampa. Lo dejé en su box luego de haberlo limpiado y me acerqué al de Sombra, comenzando a cepillarla mientras la acariciaba.

Salí del box de Montse y vi a Ethan por ahí. Lo saludé con un gesto alegre, una de mis mejores sonrisas y el corazón latiéndome aceleradamente en mi pecho.
-Hola Ethan-saludé.-¿Vamos a la tienda de mascotas?-sugerí, alzando una ceja.

De nuevo aquella voz. Me sonaba tan familiar que la reconocía en cualquier momento y ante todas las cosas. Me voltee, acercándome a la puerta del box y saliendo de éste, observando a Layla con enorme sonrisa. — Buenos días —le contesté, sin que la sonrisa abandonara mi boca en ningún momento. Ella sugirió algo que me pareció una buena idea, ir a la tienda de mascotas. — Sí, me paree genial.

-En marcha, pues-comenté con una media sonrisa. A lo que sabía, no quedaba muy lejos de la hípica, por lo que yendo a pie esperé a Ethan a la puerta de los establos para ir juntos.

Relinche de vuelta, ya habíamos llegado, Nahiara me desensilló y dirigió a mi box y me recosté

Observé a Sombra, cuando volviéramos tenía pensado entrenar un poco de salto con ella. Con suerte llegaríamos al concurso. Seguí a Layla con una sonrisa de oreja a oreja y partimos rumbo a la tienda de mascotas.

Me sentía completamente solo y desatendido dentro de aquella cuadra.
Imitando a los demás caballos, empecé a dar patadas a la puerta del box y a relinchar malhumorado mientras, de vez en cuando, bebía un poco de agua.

Quería presentarme a todos los concursos, pero, para mi desgracia, Ethan no me había sacado a entrenar. Sabía que los concursos eran muy pronto y, que alomejor, no me daba tiempo a presentarme. A presentarnos.
Me sentía inútil, como una piedra en el camino, pues no había entrenado para ninguno de ellos y allí dentro de la cuadra me hacía sentir un caballo de paseo o al que lo tienen para clases infantiles o para simplemente, decorar.

Miraba impotente a los lados, a los potros, caballos y yeguas. Seguía dando a coces mientras que a la misma vez relinchaba con fuerza.

Estaba adormilada y aburrida cuando escuché los relinchos y patadas y me asomé para ver qué es lo que pasaba...
Vi a Irak y me dió también un poco de pena, aunque yo también estuviera igual, necesitaba salir a dar una buena galopada, al igual que todos los demás que no paraban de dar vueltas en el box sin parar. Íbamos a acabar rompiendo las puertas y escapándonos...

Llegué a las cuadras y realicé la rutina de todos los días, cambiar lecho de los boxes, llenar comedero y bebedero de mis caballos y cepillarlos con dedicación. Apenas me acerqué al box de Irak percibí las coces que estaba dándole su box, por lo que me apresuré a calmarlo. Ya imaginaba que pasaba. — Tranquilo, te vas a hacer daño —reclamé con un tono de voz bajo y calmado. Lo saqué de allí y revisé que no se hubiera hecho daño, pero afortunadamente no tenía nada. Lo amarré del ramal afuera y fui a por el equipo.

Cuando oí llegar a Ethan, me fuí tranquilizando. Las coces se fueron apagando y empecé a relinchar suavemente.
Cuando entró a la cuadra, retrocedí un par de pasos, para que éste pudiera entrar. Lo saludé dándole un toque en el pecho con mi frente.

Me acarició. Lo agradecí relinchando suavemente acompañado de varios toques en el suelo con los cascos, lo que hacía evidente que estaba tranquilo.
Alargué mis patas mientras Ethan me las revisaba, cuando terminó y me ató al ramal, esperé con ansia a que llegase con el equipo.

Volví donde Irak y le coloqué los arreos con rapidez. Le ofrecí una zanahoria y le sonreí, acariciándole con cariño.
— ¿Listo, muchacho? —pregunté. Monté en él y lo dirigí hacia los picaderos exteriores.

Me alegraba tener un jinete tan rápido colocándo los arreos, pues me desesperaban aquellos que tardaban mil años en colocarte sólo la silla.

En cuanto se subió en mí, galope por centésimas de segundo devido a que siempre, cuando alguien me montaba, provaba a ver como estaba de sujeto. Él me paró con las riendas. De nuevoi me coloqué y me preparé rumbo al picadero exterior a trote ligero.

Volvimos a los boxes con Irak, lo volví a amarrar de el ramal para darle una ducha. Estaba bastante cansado, así que me apresuré a bañarlo y cepillarlo para dejarlo descansar. Le limpié los cascos y lo dejé en su box.

Un nuevo día empezaba, por lo que siguiendo la rutina de todos los días llegué a los boxes, los limpié y cepillé a los caballos, asegurándome de que tuvieran agua y comida. Luego de hacerlo me acerqué al box de Sombra y la acaricié. — ¿Lista para entrenar? Si queremos llegar al concurso tenemos que entrenar mucho —avisé con una voz firme y segura. La alisté en cuestión de minutos.