Los cerezos en flor.

Llegamos caminando con Layla, la hípica no quedaba demasiado lejos, además de que había tenido suficiente tiempo como para hablar un poco más con ella. No había logrado sacarle información realmente importante, a la vista de los demás, claro estaba. Para mí, toda palabra que saliera de su boca era interesante. En cuanto llegamos la observé, tratando de adivinar lo que su rostro decía al ver el lugar. ¿Habría ido ahí antes? Quizás sí, quizás no, solo esperaba que le agradara ir conmigo mi tanto como a mi me agradaba ir con ella.

Mantuve la boca cerrada, admirando la belleza de lugar y respirando el aire fresco de los alrededores.
-Es...hermoso-mascullé, paseando mi mirada entre los árboles de cerezo en flor, iluminando el suelo con tonos rosáceos y anaranjados por la luz que pasaba entre los pétalos. -No había visto antes-afirmé, sin más que añadir.
Ir ahí con Ethan era algo que hacía la atmósfera aún mejor y más relajante, por lo que tomé una bocanada de aire lentamente, intentando poner quieta mi mente.

Sonreí, alegrándome ante tal contestación de Layla. El lugar era precioso, perfecto como para ir a pasar un rato allí. Había ido sólo un par de veces, sólo, obviamente. — Me alegra que te guste —dije sonriente, caminé un poco y me senté debajo de uno de los árboles, el suelo estaba lleno de flores que habían caído. — Yo he venido sólo un par de veces, pero un lugar tan bello como éste tenía que compartirlo con alguien especial como lo eres tú.

No dije nada, me limité a enrojecerme levemente, mientras mi pulso se iba acelerando. Di un par de pasos y me senté a su lado, a una distancia prudente como para no incomodar a ninguno de los dos.
-Tú eres el especial-susurré en un tono de voz apenas audible, pero firme y sin titubear.

— Ambos lo somos —me quejé, luego apoyé mi cabeza en el tronco del árbol y cerré los ojos, flexionando las piernas. — ¿Cuándo es tu cumpleaños? —pregunté. Estaba decidido a saber cosas como esas, y tenía varias preguntas pensadas para formularle en mi mente.

-Veinticuatro de abril-respondí de manera casi involuntaria.-¿Y el tuyo?-al parecer hoy venía con una serie de preguntas, lo cual me alegró de cierta manera pues al parecer ya no tendríamos que andar como par de bobos sin hacer nada.

— Treinta y uno de Marzo. Soy más grande que tú —dije, riéndome. Se me ocurrió una idea, parecía buena, pero antes de plantearla pensé que podía sonar bastante estúpida. — Juguemos a algo. Tú me preguntas algo y yo te pregunto algo, para conocernos mejor y hacer algo interesante — sugerí, luego hice una pausa — Es tu turno.

-Muy bien-sonreí de oreja a oreja.-¿Te gusta leer?-pregunté, alzando una ceja. Intenté mirarlo a los ojos, pero los desvié casi de inmediato. Su mirada era preciosa, pero simplemente no podía contenerla sin que mi corazón saliera desbocado antes.

— Sí, me encanta —me quedé pensativo, mientras en mi mente formulaba posibles preguntas. — ¿Libro favorito? No, olvídalo, podrían ser muchos —busqué nuevas preguntas para hacerle, se me ocurrieron varias, las ordené y luego la observé. — ¿A qué le tienes miedo?

Efectivamente, me encantaban los libros y en realidad no podía enumerarlos todos, por lo que me alegré que pasara por alto esa pregunta.
-Me dirás miedosa, pero aborrezco los insectos-confesé entre risas nerviosas. Aquello daba pena, recordar que con ver una inocente araña me ponía a gritar como histérica me hizo enrojecer aún más, pero suprimí el recuerdo de inmediato.-¿Y tú?-pregunté, haciendo tiempo para formular otra pregunta.

— ¿Yo? ¡A nada! —repliqué riéndome. Me di cuenta de que aunque no quisiera decirlo, siempre le temíamos a algo, por lo que dejé de reírme y carraspee. — De acuerdo. Me dan algo de miedo los ruidos demasiado fuertes, en especial si no se que los produce —confesé, mientras pensaba la próxima pregunta. A mí, los insectos no me daban miedo, me daban más asco que otra cosa. — ¿Cuento favorito de la infancia? —pregunté. Podía parecer una pregunta realmente estúpida, pero me resultaba divertido saberlo.

-Caperucita Roja-me reí con ganas, algo apenada. Mis respuestas eran en verdad ridículas, pero por lo menos más o menos sinceras. Respondió a mi pregunta, uniéndose a mis risas hasta que poco a poco fueron desapareciendo.
Nos quedamos mudos un buen rato, contemplando el bello paisaje que por fortuna compartía con una persona tan querida y especial para mí como lo era Ethan. Platicamos un rato más sobre temas aparentemente sin interés, con el mismo sistema de pregunta-respuesta durante un buen rato, hasta que el sol se fue ocultando lentamente.
Disfruté del momento tanto como pude, a sabiendas que pronto terminaría aunque en realidad no lo quisiera así. Las preguntas se agotaron y el se despidió al ver que yo lo hacía, dándole un abrazo como muestra de cariño...pues en realidad no era momento adecuado como para hacer algo más.
Nos fuimos juntos hasta los boxes y de ahí cada cual se fue a su casa.

Llegué con Linda, la solté para que corriera un poco.
Todo aquello era precioso, me hacía gracia ver a Linda juguetear con los pétalos que caían lentamente al suelo.
Pasado un tiempo llegó la hora de volver, le enganché a Linda la correa y nos marchamos a casa.

No sabía hacia dónde se dirigiría Ethan, pero apenas distinguí aquellos cerezos, no dudé en adentrarme a aquel laberinto de pétalos rosas.

Había un olor riquísimo gracias a la cantidad de flores que había allí. El paisaje estaba teñido de un color rosa gracias a la flores. —¿Y? ¿Qué te parece?— pregunté con una sonrisa.

Mi única respuesta fue el salir corriendo entre los pétalos que flotaban en el aire con gracia y rmonía, riendo y dando vueltas, como bailando. Frené un momento para mirar a Ethan.
- ¡Me encanta este lugar! -exclamé- es hermoso... -volví rápidamente a su lado, sin dejar de sonreír, ese lugar ciertamente era un paraíso.

La observé fijamente, me recordaba a una niña pequeña cuando conocía un lugar nuevo cómo era éste caso. Reí levemente, negando con la cabeza y dejé en mi rostro una sonrisa fija. —La verdad es que sí— comenté en voz baja mientras paseaba mi mirada entre ella y los árboles repletos de flores. —El próximo lugar no lo elegiré yo. Necesito al menos una idea de a donde quieres ir, me quedé sin lugares— me reí un poco.

- Al menos ya se a donde ir cuando me encuentre sin nada que hacer -reí, me di la vuelta y lo miré fijamente a los ojos, aquellos suyos, de ese color verde tan bello, me recordaban a los de mi hermanastro- pues... ¿qué tal algo más... cerca del típico movimiento urbano? -dije riendo un poco- no son mis lugares favoritos, pero me gustaría conocer más la ciudad, ¿hay algún centro comercial, o algo parecido? -pregunté curiosa, aún mirándolo.

Centro comercial, palabra clave para toda chica. Me reí un poco y asentí con la cabeza. —Tarde o temprano tenía que aparecer en escena la palabra "centro comercial"— comenté con gracia. Luego de unos minutos de quedarme observándola, paseando mi mirada entre ella y el precioso lugar, me decidí a hablar nuevamente. —Bien, ¿vamos?

Reí y le golpeé suavemente con el codo, de nuevo colocándome a su lado para seguirlo.
- Perdona, pero vayas a donde vayas, tengo que seguirte pues ahora esres mi guía turístico -bromeé, esperando.

Llegué a un mar de pétalos rosas , asombrada y a la vez contenta empecé a caminar entre aquellos preciosos árboles . Suspiré contenta , olía estupéndamente . Derepente salió de entre los árboles un pequeño pajarito , yo que estaba embobada con aquel lugar , me asusté y caí al suelo . Nada más caer empecé a reir , el pajarito se me acercó se me posó en una pierna y empezó a canturrear . Yo disfrutaba de la melodía hasta que justo en ese momento salió volando . Depués de estar un rato allí decidí seguir investigando por otros lados ...

Aquel lugar tan tranquilo y bello me cautivaba, me quedé sentada allí un rato, disfrutando todo aquello. Saqué mi cuaderno de dibujo y comencé a dibujar el bello lugar que me rodeaba, con una media sonrisa sobre mis labios.
Al terminar lo guardé y decidí volver al prado.

Antes de llegar me coloque detrás de Cariba y delicadamente le tape sus ojos.
-Cuando lleguemos al sitio a donde vamos te los destapare ¿vale?, pero por el momento ve así porfavor - le dije dulcemente al oído

Me seguía preguntando que tramaba . - Esta bien - Asentí a su comentario . Dejé que me tapara los ojos . Sonreí nerviosa e impaciente . Cuando me habló al oido me hizo cosquillas a parte de que me encantó .