Picadero de llegada.

Después de un largo y cansado paseo en remolque me bajaron y me soltaron en la pista de una bonita y gran hipica.
Empecé a correr,escapando de las personas que me habían apartado de mi hogar,del lugar que me vio nacer.
Nunca me habían caido bien las personas,esperaba que en aquel maravilloso lugar pudiese camiar mi opinion o reforzar mas mis creencias.

Mozo:

Últimamente habían llegado varios caballos, por lo que me acerqué al picadero con rapidez, viendo que había llegado una nueva yegua. Sonreí mientras me adentraba en el picadero, sacando de mi bolsillo unas cuantas golosinas, entre ellas terronez y manzanas. Tomé una postura despreocupada para darle algo de seguridad, pues era la mejor forma de acercarme a los caballos. La llamé, mientras le ofrecía algunas golosinas, dejándolas en la palma de mi mano. Esperé pacientemente antes de hacer otra cosa.

Un humano se acercó a mi ofreciendome unas golosinas,fui acercandome poco a poco hasta quedarme a pocos pasos,como aun no confiaba,fui estirando mi cuello para llegar a la mano del hombre.Como estaban aun muy lejos para llegar decidi dejar atras mis principios y acercarme y poco a poco fui cogiendo lo que me ofrecia y comiendomelo sin deja de observarlo.

Mozo:

Con lentitud acaricié su cuello, luego de asegurarme de que no se alejaría. - No voy a hacerte daño, ¿sabes? Nadie aquí lo hará -le sonreí mientras recorría su cuello con mi mano, con lentitud, buscando que se confiase más.

Tenia que admitirlo.Cuando te trataban bien,la sensación era maravillosa.Dejé que me tocase mientras disfrutaba de las manzanas.
Ojala lo que me contaba fuera verdad.Ojala allí encontrase a alguien que me quisiese de verdad no me dejase nunca.Ojala...
Ya tendrian tiempo de demostrarlo,ahora estaba muy ocupada disfrutando de todo.

Mozo:

Le ofrecí unas cuantas golosinas más antes de colocarle la cabezada de cuadra y el ramal.
- Iremos a un lugar donde seguramente conozcas muchos caballos, personas... Quién sabe, es probable que encuentres un dueño allí -sugerí con una sonrisa, mientras daba un par de pasos dándole un tirón muy leve del ramal, indicándole que me siguiera. En cuanto la tuve a mi lado, la acaricié, premiándola por aquella acción. La saqué del picadero, dispuesto a llevarla a la acampada.

El viaje se me hizo eterno aunque había durado un tiempo decente.
Golpeé fuerte la puerta indicando que quería salir al ver que el remolque se había parado.
La puerta se abrió inmediatamente . Me bajaron enseguida con mucho cuidado y me dejaron suelta en un picadero . Sin saber muy bien lo que hacer comencé a trotar elegantemente observando curiosa todo aquello . Solté un leve relincho al verlos marchar y seguí observando todo aquello.
No sabía a dónde me habían llevado , pero lo afrontaría con valentía , lo tenía muy claro.

Había terminado todo bastante rápido, más de lo que creí. Pasé de casualidad por el picadero de llegada, para terminar encontrándome con una preciosísima yegua árabe, de un colo tordo vinoso. Era realmente muy bella, y sentí aquella misma extraña sensación que cuando me encontré con Hick. Me acerqué a la baranda para observarla mejor, tenía unos movimientos impecables, y unos aires muy finos y bonitos.
- Hola preciosa -dije, mirando su ficha, que siempre dejaban al traer un nuevo caballo- Gináh, ¿verdad? -pregunté, mirándola nuevamente. Sonreí, mis ojos celestes se posaron sobre los suyos- tranquila, bonita... estás totalmente a salvo y segura aquí -prometí, con voz suave y tranquilizadora. Saqué unos terrones de azúcar de mi mochila y estiré mi mano con éstos sobre la palma, esperando pacientemente.

Observé a una humana acercarse.
Dí unos pasos hacía atrás un tanto desconfiada , pero su voz suave y tranquilizadora me incitaba a ir junto a ella.
Dí unos pasos hacía delante acercándome hasta su mano . Relinché inquieta moviendo mi cola y suavemente con el morro cogí los terrones , los cuales estaban muy buenos.
Relinché con una gran sonrisa dando una vuelta a un trote enérgico.

- Cielos... -susurré con los ojos brillándo de entusiasmo, sorprendida e hipnotizada por sus movimientos y belleza- eres una niña muy bonita -admití, ofreciéndole más terrones- adelante, tómalos si quieres, que para ti son gratis -bromeé, con una radiante sonrisa.

De nuevo tomé los terrones . Relinché contenta .
- Si... soy una niña muy bonita , lo sé - Dije orgullosa entre risas - Pero también soy una niña muy mimosa - Admití acercándome a ella y dándole un toquecito con el morro para que me acariciara .

Reí, entrecerrando los ojos, sin dejar de sonreír.
- Y tal parece que esta bonita yegua le gustan los mimos -bromeé, acariciándola con cariño, suavemente, en su carita, pasándo por su cuello y volviendo hasta su frente, donde le di un dulce beso.

Sonreí agradecida y orgullosa comencé a trotar formando un círculo frente a ella .
Elegantemente lo fui recorriendo hasta que salí de él y comencé a galopar ligeramente por el prado .
Volví hacía ella y relinché moviendo mi cabeza al igual que mi cola .

Estuve paralizada por unos segundos ante aquellas acciones, tan maravillosamente hermosas.
- Cielos, chica... tienes unos aires bellísimos -dije asombrada- por cierto, ¿vamos al campamento? -dije al ver la hora, ni me lo pensé dos veces- no está muy lejos, a puesto que te divertirás -anuncié.

" ¿Campamento? Eso suena bien " Pensé . Nunca había ido a uno... pero por probar no se perdía nada.
Sonreí y asentí con la cabeza . Estaba dispuesta a todo y más a las cosas que sonaran bien .
Relinché con una gran sonrisa.

- Muy bien, vamos entonces, preciosa -le puse el bozal y tiré suavemente del ramal, conduciéndola al campamento- eso sí, queda un poquito lejos, epsero que no te canses -bromeé, sonriendo.

Asentí contenta . Comencé a retrotar junto a ella .
- Claro que no me cansaré , desciendo de árabes mas resistentes que atravesaban desiertos - Dije orgullosa entre risas mientras comenzaba a caminar decidida a su lado.

(Katy , me tngo que ir ... mañana seguimos , cuidat!)

Me bajaron con mucho cuidado del remolque, sin embargo sali corriendo de apenas toque tierra, tirando del ramal que sujetaba un hombre, que cayo al piso a causa del tiron. Me aleje con la cabeza y la cola en alto, mostrandome orgulloso. Espere a que se fueran y comence a galopar por toda la pista, impaciente y nervioso, dando saltos y coces.

Con sumo cuidado y delicadeza me bajaron suavemente del remolque.
Al bajar del todo relinché levemente mientras observaba algo inquieto a mi alrededor.
El hombre que me había bajado del remolque me soltó en un picadero que parecía bastante cómodo y se sentó junto a la valla a esperar para que me recogieran.
Relinché curioso al entrar allí, olisqueé el suelo y comencé a caminar observando un caballo al fondo.
Continué a lo mío y seguí curioseando.

Mozo:

Me adentré en el picadero ya que me habían avisado que nuevos caballos habían llegado. Salté la valla y saqué de mi bolsillo algunas golosinas, entre ellas manzanas y terrones de azúcar. Observé a ambos caballos, me habían avisado que sólo tenía que ir a buscar uno, pues al otro lo iría a buscar luego un posible comprador. Divisé luego al caballo que me habían encargado y me acerqué con paso lento pero confiado. - Taloubet -llamé, extendiendo mi mano con las golosinas y sonriéndole- ven -volví a llamar, sonriente.

Observé tranquilo al humano que se acercaba, probablemente para meterme en los establos, pues ya sabía en que lugar me encontraba.
En ese instante vi levantarse al hombre que me había traído, se marchaba.
Asentí con la cabeza y me giré un momento para mirar a mi alrededor por si acaso.
Me acerqué cauteloso y curioso olisqueé las golosinas que al final degusté.

Mozo:

Le palmee el cuello de forma amistosa y luego le coloqué la cabezada, enganchando el ramal a ésta. Le sonreí y le dí algunas más golosinas, para comenzar a caminar fuera de los picaderos. Antes de hacerlo me dirigí a Pikhasso avisándole que seguro vendrían a buscarlo en cuestión de un rato. Acaricié nuevamente a Taloubet, sin detener la marcha.

Dejé que me colocara la cabeza junto a el ramal.
Acepté un poco mas confiado las golosinas y sonreí levemente.
Observé al otro caballo, al menos el tendría dueño.
Seguí caminando decidido junto al hombre.

Me alejé de ambos a un trote rápido, elegante y de aires suaves, orgulloso con la cola en alto, moviendola de un lado a otro. Miraba a mi alrededor con recelo, todo era desconocido.
Se hacia tarde, me aburria, inquietaba y comenzaba a impacientarme, por lo que tome solo un poco de carrera y salte la baranda que rodeaba la pista, sin importarme su altura, para salir al galope lejos de alli.

Llevaba en aquél remolque un buen tiempo, y a pesar de estar acostumbrada a los viajes seguía irritándome como la primera vez. Luego de que éste se detuviera esperé pacientemente, mientras sentía pasos cercanos a donde estaba. Resoplé en cuanto abrieron la puerta. La luz me cegó por unos momentos, por lo que me negué a bajar mientras trataba de acostumbrar la vista. "Ven Shaw" llamó una voz, mientras movía mi cola de un lado a otro. Finalmente un chico de aspecto desgarbado y huesudo entro al remolque, dándome leves tirones de forma amistosa del ramal, haciéndome bajar. "Vamos Shaw" me animó, palmeándome el cuello. Bajé, al trote, dirigiéndome a el picadero donde aquél muchacho me llevaba. En cuanto nos acercamos lo suficiente me soltó dentro, retirándome la cabezada y el ramal, mientras me daba unas últimas palmadas amistosas, sonriéndome. "Espero que encuentres un buen dueño, preciosa" deseó, mientras se iba. - ¿Dueño? -pregunté, mientras me quedaba allí, algo desconcertada. Finalmente hice caso omiso a aquello y partí al galope por la pista, dejando nubes de polvo detrás de mí, moviendo mis patas con agilidad y coceando, liberando toda aquella energía.