Boxes del establo

-De nada, aquí para lo que necesites-contesté, respondiendo a sus agradecimientos. Me limité a sonreír a la vez que escuchaba atenta la respuesta a la pregunta que acababa de formularle. No me había equivocado. Tornesh ya llevaba tiempo aquí. Noté cómo desviaba su brillante mirada hacia Ginger, la cual lo observaba y escuchaba todo, atenta, con una dulce mirada llena de curiosidad y ansias por saber. -Ella es mi hija, Ginger.-respondí, soltando una leve y dulce risa, desviando mi mirada hacia Ging, para luego volver a pasarla por todos los caballos hasta clavarse en Tornesh. -Realmente, a mi también me parece una dulzura, aunque, obviamente, soy su madre, pocas cosas distintas puedo decir de ella.-dije con una leve risita, moviendo la cola de un lado a otro, contenta por haber venido y conocido a Tornesh y a los demás caballos que tenía la esperanza de ir conociéndolos durante todo el paseo.

Siendo que el paseo ya estaba a punto de comenzar, no me atreví a preguntarle la "historia larga" que complementaría su respuesta a mi pregunta, por lo que me comí la curiosidad que me azuzaba y me limité a escucharla. -No- respondí en tono cortante hasta cierto punto, ya que la pregunta me había tomado por sorpresa. Claro, era bastante previsible que me preguntaría del mismo tema habiéndolo hecho yo anteriormente, pero en mí latía ésa fibra salvaje que nunca se anticipaba a lo desconocido, pues sabía el rumbo tan repentino que podían tomar las cosas, cambiando en un solo instante toda una vida. Como había sido mi caso. -Y no sé si lo tendré pronto- hice una mueca de sólo pensarlo, gesto de desagrado que se suavizó al escuchar la voz de Montse. -¡Hey! ¿También vienes?- inquirí, girándome con la cabeza para verla sin darle la espalda a Luna. Supuse que ya sabía a qué se debía tanto barullo, por lo que me abstuve de ofrecerle detalles sobre el asunto.

-Ah, un gusto, Ginger- sonreí bobamente, como lo haría cualquiera al tener a criatura tan pequeña en las propias narices. Al no ver al padre cerca, o por lo menos a algún macho que le hiciera compañía, me comí mis propias dudas y despejé mi mente para intentar abarcar otro tema. Sabía cuán doloroso podría llegar a ser la pérdida de un ser tan querido, si acaso lo había perdido: cosa que parecía ser bastante probable al ver la corta edad de la potranca, sabiendo que ningún padre, al menos más por instinto que por cariño, dejaría a sus hijos sin una figura paterna. -Totalmente de acuerdo- me uní sus risas, viendo como cosa bastante obvia el hecho de que el amor de una madre siempre vería solamente las mejores cosas de sus hijo; y pese a conocer también las malas, se enfocaría solamente en lo bueno, bonito y alegre de aquel ser al que le había dado vida. -De todos modos, sigue siendo un encanto- sonreí de oreja a oreja, dejando de mirar a Ginger para analizar la zona. Más caballos se habían unido al grupo, lo que haría aquel paseo acaso más interesante aún.

- Genial -sonreí, moviendo mi cabeza de forma afirmativa, mientras espantaba algunas moscas que llegaban a molestarme en aquellos boxes. Coincidí con su comentario; claro que era mejor tener de más que de menos, sin embargo ya había visto a varios equinos de allí con manzanas y otros alimentos, por lo que no veía necesario el llevar más comida que quizás, ni siquiera fuera aprovechada realmente. Prefería confiar en Mishaal y llevar algo en caso de que me lo pidiesen. Antes de que pudiese formular la pregunta del millón, aquella que revelaría a donde iríamos, ella habló, develando el misterio. El bosque y la playa. Ambos lugares hermosos, sin embargo, del bosque no tenía demasiados buenos recuerdos siendo sincera, de la playa más bien era todo lo contrario- genial. Será realmente muy entretenido -comenté con ánimos elevados; prácticamente tocando ya el cielo- sí, se podría decir que llegué hace más bien poco -concluí, sonriente, mientras paseaba mi mirada por todos los boxes, atenta, grabando cada detalle en mi mente. No se veían tan mal como los imaginaba.

Suspiré, no aparecían más caballos hace aproximadamente 30 minutos así que decidí comenzar el paseo, llamé a Ghali y giré la cabeza hacia atrás.
Me puse en la salida de los establos -¡Ya partimos!- Anuncié con otro relincho bien alto, así todos me escuchaban, estiré mis patas y dí un primer paso hacia afuera, la nieve me heló por un minuto y luego seguí caminando, arrastrado las patas -Escuchen todos, si algún jinete nos vé avisen y vamos a galope para poder seguir con el paseo.. ¿Sí?- Relinché en una tonalidad gruesa y fuerte, así podrían escuchar bien.
Ibamos a pasar por los picaderos y de ahí seguir el camino a la playa.
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ATENCIÓN: Los demás caballos tienen una última oportunidad de encontrarnos en los picaderos, por allí pasamos para descansar y tenér un lugar más para rolear, así esto no se ará tan corto.
Link: https://cluphipico.superforo.net/t379-de-paso-en-el-paseo-evento-post-abierto#21750 Luego de pasar por este lugar iremos a la playa.

-Opino lo mismo- admití con suma alegría. Acomodé de nuevo el fardo que traía en el lomo dando un par de coces, teniendo buen cuidado de no herir a nadie que pudiera estar cerca de mis patas traseras; y tras terminar con la tarea escuché con indecible alegría el llamado de Wild. -¡YEHA!- exclamé en un relincho lleno de dicha y felicidad, sentimientos que me embargaban al completo. -Vamos- le di un toquecito cariñoso con el morro a Shawna en su cuello, partiendo alegremente al trote marchando detrás de Wild. Esperé a la yegua alazana para poder ir conversando en el camino, para conocerla y quizá detallar asuntos sobre nuestras vidas.

Estaba por responderle a Perseo cuando la orden de mi madre me cortó la palabra. -Andando- anuncié, sonriente. El mal presentimiento parecía latir con más fuerza a cada paso que daba; cada centímetro que nos apartábamos del club parecía agravar aquel sentimiento de que algo terrible sucedería. Sacudí la cabeza, intentando despejar mi mente y llenarla de ideas más alegres y positivas, las cuales serían bastante necesarias para no invadir de mi negatividad a todo el grupo en un paseo tan feliz. La nieve, el campo cubierto de ella y el paisaje blanco que formaban en conjunto ayudó a tranquilizarme bastante, por lo que ya a la puerta de los establos una sonrisa sincera y amable me acompañaba mientras trotaba obedientemente detrás de Wild.

Estaba pensando en la inmortalidad del cangrejo y en un momento vi a todos los caballos partir "de seguro ya partio" pense mirando a todos lado haber si encontraba a Giatana - que mal que no viene - dije en voz baja partiendo detras de los demas caballos, algo no me dejaba pensar claramente...en cosas positivas...la incognita de ¿pasara algo malo? no dejaba de tener ese presentimiento...."ha! de seguro son estupideces mias" decia en mi mente hasta que vi toda esa nieve, me encantaba por completo.

Miré a Bev, algo sorprendida ante su pregunta, pues estaba algo distraída cuando escuché su voz.
- ¡Claro que voy! no me lo perdería, además, no puedo dejarte sólo... no conoces a nadie prácticamente -dije en tono juguetón, dandole un leve empujoncito. Sonreí al esuchar que ya nos marchábamos, y me apresuré a salir de los establos, pero procuré no alejarme mucho de mi mejor amigo, haciendole muecas para que apresurara el paso, sonriendo anchamente.

Una de las yeguas que al parecer lideraba el paseo habló; haciendo que todos los presentes dirigiéramos la atención hacia la susodicha, que anunció que el paseo comenzaría. Me uní al coro de relinchos de emoción y entusiasmo que se escuchó en el momento en aquél lugar, haciendo una pequeña levada para reafirmar aquello. Le sonreí a Mishaal, saliendo detrás de ella, aunque un poco más atrás. Busqué con impaciencia a Tornesch, esperando que nos reencontráramos fuera, pues con todo el tumulto de caballos si no llegaba en aquél momento sería bastante difícil localizarlo rápidamente. Lo esperé, sin embargo no lo vi, por lo que decidí que nos podríamos encontrar en el camino, segura de que sería fácil distinguirlo a pesar de la cantidad de caballos. - Espérame -le pedí a Mishaal, viendo que cada vez se acercaba más a la salida de los boxes. Salí al trote detrás de ella, colocándome a su lado enseguida, echando una mirada hacia atrás sin poder resistirlo. Faltaba él. Suspiré, sacudiéndome y dando un leve brinco al sentir el contacto inminente de la nieve.

Sonreí, desviando mi mirada hacia Wild, que acababa de avisar que partiríamos en cuestión de minutos o incluso segundos. -Nos vamos-comenté, ansiosa por salir y muy contenta a la vez. Me aseguré de que Ginger me siguiera a mi lado para que aquel tumulto de caballos no nos separara y ocurriera algo malo, algo que ni siquiera quería pensar. Mi mente se nublaba ante aquello. Observé también a Tornesh, el cual caminaba al paso a unos centímetros de mí, algo más adelantado. Relinché contenta de salir a dar aquel paseo, aunque añoraba un poco la presencia de Maris junto a nosotras. No quise pensar más en eso, por lo que me limité a caminar, observando cómo todos los equinos partíamos, en dirección a los picaderos, según había indicado Wild.

(Awww..mientras yo duermo o estoy estudiando...ustedes comentáis, ¿no? Muy bien, muy bien xD)

Miré al caballo que se había parado a hablar con mi mamá. Era alto, muy alto, aquello siempre me sorprendía, me veía tan pequeña junto a aquellos caballos...¿Realmente llegaría alguna vez a ser tan alta como ellos? Me preguntaba una y otra vez. Oí que hablaban de mí, por lo que sonreí, atenta a todo lo que decían. -Encantada, Tornesh.-Respondí dulcemente, observando el brillo de sus ojos, imitando las palabras que pronunciaban todos los equinos que allí se encontraban cada vez que conocían a otros.
-¡Bien!-exclamé, sacudiendo mi cabeza y dando pequeños brincos, siguiendo a mi mamá. Estaba muy contenta de dar aquel paseo, me hacía muchísima ilusión y también la curiosidad por descubrir más lugares de la hípica me invadía por completo. Observé a todos los caballos marchar hacia un lugar que llamaban picaderos, palabra que desconocía por completo. Hice una mueca y esperé a llegar, ansiosa por saber lo que eran los picaderos.

salí detrás de ellos bien nos vamos tenia que estirar las patas y me encamine hacia el picadero poco a poco detras de tormenta

Miré a Wild y la seguí con los demás caballos, por fin nos íbamos. Estaba esperando este momento bastante tiempo. Me dirigí al picadero.

Di un pequeño empujon a Rachelle-Ya pequeña es hora de irnos-me ergui para divisar mejor a los demás. Despues yo y mis hijos partimos a nuestro destino.

Había oído aquella idea de mera casualidad, no opiné nada al respecto y al final no me terminó de convencer la idea, pero decidí ir. No sonaba tan mal, pero había algo que no terminaba de cerrarme en todo esto. Sin decir nada, seguí al grupo de caballos.

Llegué buscando el box de Totilas tras pasar unas horas junto a Jake en el prado. No estaba. El corazón me palpitaba más de lo normal pero el recordar que estos caballos salían y entraban cada vez que querían, me hizo tranquilizarme. Sonreí y di media vuelta, buscando el de Maris, que tampoco estaba allí. Recordé haberlo dejado en el prado, por lo que di media vuelta y caminé hacia la salida. En ese momento, vi que alguien se acercaba. Alguien conocido. Cuando se acercó más, sonreí al poder saber quién era. -¿Llena?-pregunté, esbozando una dulce sonrisa. -¡Cuánto tiempo!-exclamé, acercándome a ella, muy contenta de volver a verla después de tanto tiempo sin vernos.

-¿Anita eres tu? no me lo creo que tal amiga tenia muchas ganas de verte. Oye ¿Te apetece ir de compras?
Tenia pensado adoptar a otro amigo de cuatro patas y adiestrarle para perro de guarda y defensa ¿Me ayudarías? Es que en silla de ruedas necesitaría ayuda.

-¡Por supuesto!-Respondí al oír su pregunta. -Gracias por avisarme de dónde está.-dije, agradeciéndoselo mientras sonreía nuevamente. -Si no es mucho preguntar, ¿qué te ha pasado?-pregunté, curiosa y algo preocupada por verla en silla de ruedas. -Estoy deseando ver a nuestro nuevo inquilino en casa,-comenté graciosa,--Seguro que se llevará muy bien con Linda y Colmillo.-añadí con cierto todo de burla, entre risas.

-Pues que munir se me cayo encima , literalmente y me rompió la pierna

-Ay Dios...-dije, asombrada por lo que acababa de escuchar. Deduje que era mejor no hablar de ello más así que cambié de tema.-¿Vamos a por ese amiguito nuevo? Si quieres, te llevo-dije, sonriendo dulcemente. Estaba ansiosa por dar un paseo por la ciudad.

-Vale vamos a por ese amiguito- Dije con una sonrisa y observé la entrada del establo

Caminé hasta ponerme tras su silla para tirar de ella. Comencé a caminar, haciendo que la silla se moviera sin oponer ningún tipo de resistencia. Me dirigí hacia la ciudad, mientras conversaba con Llena de diferentes cosas que nos habían ocurrido durante este tiempo sin vernos.

Selena venia escuchando musica con los cascos, a su lado venia un gran tordo, muy nervioso, daba saltos de alegría, miraba muy ilusionado a los demas caballos. Selena lo guadó en un box libre.

El mozo me trajo hasta los establos, había descubierto cual era el camino Prado-Establo, estiré mi largo cuello hacia arriba y observé todos los boxes, leyendo algunas leyendas que se encontraban en las placas, el mozo me llevó hacia un box nuevo, con todo bien limpio, puso unas manzanas y zanahorias en el comedero y se retiró.
Observé atentamente la zanahoria, me estaba tentando.. Luego de unos minutos mirándolo cedí y tomé la zanahoria con mis dientes, la empecé a cortar y a masticar, luego de dos minutos ya me la había deborado.