Llegamos y antes de montar el circuito nos pusimos a calentar un buen rato, pues en realidad Afri sólo era bueno para cross de parte de su padre, y hacía mucho no practicábamos esa disciplina.
Los obstáculos ya estaban puestos, pero opté por dirigirnos a los más bajitos para que no hubiera tanto problema al comenzar. Saltamos un par de troncos sin ninguna dificultad, resbalando un poco por lo al terminar, hice que Afri comenzara de nuevo para controlarlo en la recepción.
Lo hizo mucho mejor en la segunda vuelta, ya mas firme y decidido al saltar, ligero y elegante como siempre, con la cabeza siempre al frente y las patas ágiles. Cuando vi que se acostumbró al terreno, me aventuré con fondos y troncos más gruesos, pero siempre con cuidado y acompañándolo correctamente durante el salto.
Cuando saltamos lo suficiente, lo conduje al prado a descansar un poco. Si estaba de modo después, seguiríamos con el entrenamiento.