Traje a mi semental. Le ajusté la cincha y acomodé los estribos, subiéndo a la silla con rapidez.
- Bueno bonito, hoy estamos tranquilos, es sólo para que no quedes duro en el box -bromeé, pidiédole paso. Dimos una vuelta hasta que pedí trote, acortando en los lados más cortos y alargándo considerablemente en los más largos. Hicimos círculos, medias vueltas, cambios diagonales y trasversales, fuimos a ambas manos y descansamos una media vuelta. Luego pedí galope. Salió en seguida, cómodo, elegante y ligero, cone sos aires suyos tan hermosos. Dimos unas vueltas, practicamos cambios de mano, círculos de varios tamaños y pasamos por algunos caballetes. Luego lo acariicié y lo dejé dar una vuelta al paso. Me bajé y acomodé una vertical a 60cm., una crruzada a 90cm, y un oxer a 1m. Todos separados el uno del otro.
Volví a montar y pedí galope, dirigiéndolo al más bajo, la vertical. La saltó sin problemas, siempre elegante y ligero, aunque lo sentía algo apresurado, pues estaba lleno de energía, hacía timepo que no lo sacaba y me sentí culpable por ello. Le di una vuelta a un galope más bien tendido y luego acortamos para vovler a pasar. Mucho mejor; sin parar lo dirigí a la cruzada de 90 cm., saltándola como si nada. Lo dirigí nuevamente a la cruzada y luego a la vetical. Descansamos un poco y volví a pedirle galope para pasar por el oxer de un metro. Sus zancadas se alargaron mientras que su ritmo se mantuvo constante, siempre siguiéndolo en cada movimiento sin perder el contacto de las riendas y las manos, saltamos juntos el oxer con total naturalidad, uno, dos tres... cinco veces, descanzando un poco.
Hacía calor y Tornesch ya estaba algo sudado, por lo que decidí llevarlo a las duchas.
- Bueno bonito, hoy estamos tranquilos, es sólo para que no quedes duro en el box -bromeé, pidiédole paso. Dimos una vuelta hasta que pedí trote, acortando en los lados más cortos y alargándo considerablemente en los más largos. Hicimos círculos, medias vueltas, cambios diagonales y trasversales, fuimos a ambas manos y descansamos una media vuelta. Luego pedí galope. Salió en seguida, cómodo, elegante y ligero, cone sos aires suyos tan hermosos. Dimos unas vueltas, practicamos cambios de mano, círculos de varios tamaños y pasamos por algunos caballetes. Luego lo acariicié y lo dejé dar una vuelta al paso. Me bajé y acomodé una vertical a 60cm., una crruzada a 90cm, y un oxer a 1m. Todos separados el uno del otro.
Volví a montar y pedí galope, dirigiéndolo al más bajo, la vertical. La saltó sin problemas, siempre elegante y ligero, aunque lo sentía algo apresurado, pues estaba lleno de energía, hacía timepo que no lo sacaba y me sentí culpable por ello. Le di una vuelta a un galope más bien tendido y luego acortamos para vovler a pasar. Mucho mejor; sin parar lo dirigí a la cruzada de 90 cm., saltándola como si nada. Lo dirigí nuevamente a la cruzada y luego a la vetical. Descansamos un poco y volví a pedirle galope para pasar por el oxer de un metro. Sus zancadas se alargaron mientras que su ritmo se mantuvo constante, siempre siguiéndolo en cada movimiento sin perder el contacto de las riendas y las manos, saltamos juntos el oxer con total naturalidad, uno, dos tres... cinco veces, descanzando un poco.
Hacía calor y Tornesch ya estaba algo sudado, por lo que decidí llevarlo a las duchas.