La playa

El caballo me empujó de nuevo y yo reí, mientras sentía que mordisqueaba mi ropa.
-Parece que tiene hambre ¿no crees?- dije riendo.
Era muy bonito y observé como se alejaba haciendo pequeñas cabriolas y trotando por la playa.

Me reí, claro que era bueno el saber que mi poca dignidad sería respetada, al menos por el momento. Esbocé una sonrisa, negando con la cabeza y acariciando a Taloubet, pasando mi mano por todo su suave cuello. Ante su reflexión sobre aquella simple palabra; mono, fruncí levemente el ceño. -Estás loca- aseguré, carcajeándome posteriormente. Había interpretado aquella palabra de la mejor manera, sin llegar a imaginar que Ana se pudiese estar refiriendo a otra cosa al decirnos monos. Me quedé un momento en silencio, el suficiente como para idear en mi mente una competición de salto ideal. Sonreí sin poder evitarlo prácticamente, riéndome levemente luego. -No subestimes a Sea. ¿Acaso no viste el tronco que saltó en el prado?- sugerí, no me sorprendería que aquél caballo pese a destacarse en las carreras saltase también muy bien. Quizás no como Talou, cosa más que lógica, pero no por ello dejaría de saltar bien.

Me reí ante las palabras de Jake. -Sí, lo reconozco. Estoy como una cabra.-reconocí, asintiendo con la cabeza con una expresión pensativa, riendo después. -Pero he de asegurar que no soy la única...-añadí, mirándolo, sin dejar de reír. No mentía. Aunque sí que se podía decir que era la más loca de los dos. Acaricié el cuello de Sea, peinando sus crines con los dedos de vez en cuando. Hasta que nuevamente, Jacob habló. -Claro que lo ví. No estoy ciega. Fue un salto estupendo.-respondí, palmeándole con cariño el cuello a Sea. Estaba deseando probarlo en salto; estaba segura de que sería genial también en esa disciplina. Me fijé en que las olas mojaban las patas de Seabiscuit al llegar a la orilla y reí por lo bajo. -Lástima que ya mismo vaya a hacerse de noche... Sería divertido mojaros un poco...-dije, mirando a Jake, riendo después. Era una verdadera lástima. Estaba segura de que si hubiese sido de día ya estarían más que empapados, y entre ellos me incluiría yo. Aquello sonaba tan tentador...

-El primer paso es reconocerlo- asentí con la cabeza levemente, con aquél gesto bromista y divertido aún. La locura característica de Ana era otra de las cosas que tanto me gustaban de ella, y estaba más que claro. -¿No eres la única? ¿Qué, Sea también está loco?- mascullé con falsa confusión, haciéndome claramente el desentendido. Observé hacia otro lado, como quién no quiere la cosa, riéndome finalmente sin poder resistirlo. Hice una pausa antes de volver a dirigir mi mirada expectante hacia mi compañera, dedicándole una sonrisa. -Bueno, sé que no estás ciega. El tronco no era demasiado pequeño, con decirte que fue Talou el primero en saltarlo...- me reí levemente, recordando en mi mente aquél momento en el que el semental había hecho acto de presencia, demostrando lo veloz que llegaba a ser y sus habilidades igualmente innatas para el salto. -Oh, sí, lástima que ya sea tarde- me quejé, dirigiendo nuevamente mi mirada hacia el agua. Ya estaba calmo hasta el punto de que las olas tenían un tamaño mínimo, a lo que sonreí de forma medianamente pícara.
-¿Importa que sea tarde?- pregunté, para escasos segundos después dirigir a Talou hacia el agua, comenzando a reírme.

Me reí ante el comentario de Jake. Negué con la cabeza al ver que se hacía el desentendido, mirando a otro lado, a la vez que suspiraba, sin poder dejar de reír. -No, me parece que Sea y Talou son los más normales aquí...-dije, riendo, acariciando a Seabiscuit, regalándole una sonrisa divertida a Jake. -No dudo que Talou lo hubiese saltado antes que Sea, él ya estaba en el prado cuando nosotros aparecimos.-respondí, riendo. -Pero estoy segura de que Sea saltó el tronco con mucho más estilo.-añadí, bromeando, asintiendo con la cabeza, aparentando estar muy segura de mis palabras. Miré nuevamente al chico cuando éste habló. -Sí...una veradera...-fui a responder, pero antes de terminar mi frase, Jake y Talou se dirigieron hacia el agua. -...Lástima.-finalicé mi frase, dirigiendo también a Seabiscuit hacia el agua, siguiendo a Jake y a Talou, riendo.

Ambos equinos estaban lejos de poseer siquiera un ápice de la locura de sus correspondientes jinetes. Sí, Sea se veía lo suficientemente cuerdo como para no parecerse en nada a Anita y algo similar pasaba con Taloubet, así que no podía negar que las palabras de Ana cargaban una gran cuota de verdad en ellas. No respondí lo demás, puesto que con el sonido de los cascos ingresando al agua poco pude oír, sin embargo no pude contener una risa. Estaba empapado por el simple hecho de haber ingresado al agua, ya que los cascos de Taloubet se encargaban de salpicar la suficiente cantidad de agua al ingresar al mar. Me reí, dejándolo que ingresase un poco más al agua, palmeándole el cuello luego y volteándome a observar a Ana, que estaba ingresando detrás de nosotros junto a Sea. Volví a reírme nuevamente. -Sí, qué lástima- continué su última frase, a lo que cada vez sentía como las gotas de agua mojaban mis prendas.

Justo en el momento en el que me pensaba dos veces el hacer alguna locura, como mojarme siendo la hora que era, Jake lo hacía por mí. No iba a quedarme allí, estaba claro. Seabiscuit entró en el agua, salpicando bastante con sus patas. A los pocos segundos ya estaba totalmente mojada. Reí por lo bajo, escurriendo las gotas de agua salada que habían ido a parar a mi cabello, totalmente mojado. En unos instantes, Sea y yo nos colocamos nuevamente junto a Jake y Talou. No podía parar de reír. -Mírate.-dije, no sin dificultad, pues de tanta risa apenas había tenido la oportunidad de respirar. Pensé las oportunidades que tenía de mojar a Jacob y las formas de hacerlo. Tenía que desmontar. Aquello significaba que acabaría con la ropa aún más mojada que como quedaría tras salir del agua. -Estoy loca.-dije casi para mí misma, mirando el agua. Finalmente, desmonté, riendo por lo bajo. Me quedé quieta unos segundos, hasta que, cuando vi que Jake estaba algo distraído; entonces aproveché. Sumergí mis manos en el agua y, bruscamente las levanté, asegurándome de no salpicar en el rostro a Talou, pero sin dejar de mojar a Jake.

Como si no me hubiese mojado ya lo suficiente gracias a las patas de Talou, Sea se sumó a la fiesta, dejándome chorreando, literalmente. Hice una mueca, pasando mi mano derecha por mi cabello con rapidez, quitando la cantidad excesiva de agua que había ido a parar allí. Pese a todo no me podía quejar, aunque la idea había surgido de la brillante mente de Ana, el que la había llevado a cabo había sido yo. Así que me limité a esbozar una amplia sonrisa, quedándome en silencio por unos momentos, hasta que tanto equino como humana se posaron al lado de Taloubet y yo. No pude reprimir la risa que escapó de mis labios al oír sus palabras. -Lo sé- aseguré de mala gana, negando con la cabeza mientras intentaba escurrirme la camisa. La ropa no era lo peor, siquiera el pelo, lo que saldría más desfavorecido sería el equipo de Talou. Pero bueno, tampoco es que pensara privarme de un momento divertido por el simple hecho de que la silla se desgastase un poco más de lo normal. -Lo estás- aseguré al oír sus palabras, dirigiendo ahora mi mirada hacia zonas más profundas del agua. Lo único que logró sacarme de aquél ensimismamiento fue el sentir el agua impactar directamente contra mí, a lo que tuve el acto reflejo de taparme el rostro con un brazo. -¡Para!- exigí, entre risas, pensando como librarme de eso con rapidez. Bien, ya sabía como. Desmonté por el lado contrario al que estaba Ana, pasando luego por debajo de las patas del semental de salto y acercándome a la chica a toda prisa, tomándola en brazos y soltando una risa ciertamente maliciosa. -Ya verás- advertí, yendo hacia una zona más profunda, lo suficientemente profunda como para que Ana no se hiciese daño en cuanto llevase a cabo la idea que tenía. Finalmente me detuve, soltando a la chica, dejándola caer en el agua, entre risas, negando con la cabeza; divertido por la situación.

No podía dejar de reír. Estábamos totalmente empapados de agua. Me carcajeé al ver la reacción de Jake cuando lo mojé. Justo en ese instante, Jacob desmontó. Ahora me tocaba a mí ser mojada. Me alejé de él un poco, riendo, tratando de alejarme de él y no terminar empapada de agua. Tarde. Me resistí un poco cuando el chico trató de cogerme, pero mis intentos por escapar fueron en vano. -¡No, no, no!-exclamé sin dejar de reír, viendo cómo me llevaba a una zona más profunda. En ese momento supe cuál era su objetivo. Entonces, Jake se quedó quieto y yo me vi en el agua. En cuanto pude, me levanté, mirándome de arriba a abajo, totalmente mojada. Miré a Jake, clavando mi mirada en sus ojos, riendo después. Pensé cómo podía mojarlo a él. Estaba claro que no lo haría con tanta facilidad como con la que él me había mojado. Justo en ese momento, con una mano, le cogí del brazo con suavidad y con la otra mano lo empujé por la espalda hacia el agua, viendo cómo caía, a la vez que también caía yo, quedándome en el agua, que, de rodillas, me llegaba hasta los hombros. Continué riendo, viendo cómo Jake estaba tan mojado como yo. Había caído justo a su lado, lo que significaba que si no escapaba, probablemente volvería a verme sumergida en el agua salada. Aún así, no me moví de donde estaba, quizá por las risas o quizá porque no quería alejarme de su lado. ¿No quería alejarme de él? ¿Por qué? Otra vez miles de preguntas sin respuesta. Traté de no hacerle caso a mis pensamientos y a centrarme en lo que estaba ocurriendo a mi alrededor. Comencé a reír de nuevo, tras unos segundos de silencio para recuperarme de tantas risas. Negué con la cabeza y me quedé allí, mirando ahora a los dos sementales, para después mirar a Jake.

No podía negar que el intento de Ana de tirare al agua me tomó por sorpresa, en parte porque esperaba que presentase bandera blanca y se rindiese con facilidad. Esbocé una sonrisa, sin oponer demasiada resistencia, únicamente asegurarme de tener la mano de Ana bien sujeta con la mía. Al caer, la llevé junto conmigo, comenzando a reírme, sacudiendo la cabeza. Si pensaba que sería yo el que se rendiría ahora estaba más que equivocada. Me levanté con rapidez del agua, las ropa me dificultaba el trabajo ya que la sentía increíblemente pesada, peso que no me ayudaba para moverme de forma al menos rápida y ágil. Esbocé una sonrisa medianamente traviesa, volviendo a tomar en Ana en brazos mientras dirigía mi mirada hacia otra zona más profunda aún. -¿Te rindes?- pregunté, dirigiendo mi mirada ahora hacia ella, asegurándome de ejercer la suficiente fuerza en mi agarre como para que no se librase con facilidad de éste, aunque sin llegar a causarle ningún tipo de dolor. Esperé una respuesta antes de comenzar a caminar, posando mi mirada en los celestes y cristalinos ojos de la chica. Una sensación que variaba desde la incomodidad, cierta adrenalina y algunas otras emociones que no llegaba a reconocer. Tragué saliva con gesto más que confundido, esbozando una sonrisa un tanto forzada para borrar aquella expresión bobalicona de mi rostro. El hecho de que aquello me pasase cuando estaba con ella, ante los momentos de cercanía entre nosotros, sin embargo preferí no buscar un porqué en aquél momento, por el simple hecho de que solo dificultaría más mi forma de actuar para con ella.

También observé a Hick, sonriendo.
- Sí, tal vez tiene hambre -reí y lo vi alejarse con sus magníficos y armoniosos movimientos, todo un espectáculo para los ojos de cualquiera. Dejé una bolsita con trozos de zanahoria a mano, por si algunos de los caballos venía a reclamar algo de alimento- Y, Alex ¿cómo llegaste a la Hípica? -pregunté curiosa, mirándolo.

Vi cómo Jake se levantaba, riendo. Me levanté yo también. Mal hecho. Justo en ese momento Jacob aprovechó para cogerme otra vez y llevarme a una zona más profunda. Escuché su propuesta, riendo. Me agarré con fuerza a él, mirándolo con una sonrisa pícara. -Si me dejas caer, tú caerás conmigo.-le amenacé, riendo después. Cuando estaba junto a él, unas nuevas sensaciones que nunca antes había sentido se apoderaban de mi cuerpo y mente, confundiéndome. Me encantaban esos momentos en los que el espacio que nos separaba era escaso, como sucedía ahora, pero, por otra parte, una especie de sensación de incomodidad se apoderaba de mí. Pero aquello sólo me pasaba cuando estaba junto a él, no me ocurría con nadie más. Me obligué a mí misma a esbozar una sonrisa, sin dejar de navegar por los oscuros ojos de Jake. -Entonces, ¿me vas a soltar o prefieres volver al agua?-pregunté, esbozando una sonrisa algo pícara, esperando una respuesta de su parte, sin soltarme de él.

-No es una mala idea, después de todo- aseguré, esbozando una sonrisa ahora un tanto más verdadera, ya más tranquilo pese a que en mi mente todavía reinaba una profunda confusión. Me quedé en silencio unos escasos momentos más, librando ahora a Ana de mi agarre pero soltándola con suavidad, dejándola de pie en el agua. Reí un poco más, observando ahora la playa y a los caballos, para dirigir posteriormente mi mirada al cielo. -Será mejor que salgamos- sugerí; ya que a pesar e que nos estábamos divirtiendo mucho en verdad, se hacía cada vez más tarde, y si queríamos secarnos un poco antes de volver el seguir mojándonos no ayudaría. Comencé a caminar hacia la orilla, sentándome en la arena y dedicándole una sonrisa a Ana. Aproveché para quitarme al camiseta y escurrirla, quitando todo el exceso de agua, negando con la cabeza. Al menos serviría para recobrar el calor, igualmente estaba prácticamente seguro de que si conseguíamos que nuestra ropa se secase, sería de forma mínima, por no decir prácticamente nula.

Reí ante el comentario de Jake, pero no dije nada más al respecto. Me limité a esbozar una sonrisa ladina, mientras que el chico me soltaba suavemente, quedando así de pie en el agua. Observé a los sementales, a los que habíamos casi olvidado por completo mientras nos preocupábamos por mojarnos el uno al otro. Escuché sus siguientes palabras, desviando mi mirada ahora al cielo, el cual ya iba dejando a un lado los tonos anaranjados y dando paso a la noche. Ya se podían ver a las primeras estrellas brillar. -Tienes razón.-respondí, haciendo una mueca. Seguí sus pasos, acercándome a Sea y llevándolo también a la orilla. Miré a Jacob, que se había sentado en la arena. Escurrí un poco mi camiseta, la cual chorreaba bastante agua, a pesar de que sabía que no se secaría en lo más mínimo. Luego me dediqué a escurrir mi pelo, el cual ya se había secado bastante con la suave brisa que allí corría. Después de aquello, me acerqué a donde estaba Jake y me senté a su lado, regalándole una sonrisa simpática. Flexioné las rodillas, apoyando mi cabeza sobre éstas, observando a los dos hermosos sementales, Sea y Talou, que se encontraban en la orilla. -Que corto se me ha hecho el día...-reflexioné, mirando el cielo, que a la vez se veía reflejado en el mar, creando así un paisaje precioso.

Me volví a pasar la mano por el cabello, haciendo a la misma vez un amago de peinarme y de paso secarme un poco. Pese a tener el torso desnudo en el momento el agua seguía chorreando sin cesar, pero tampoco podía pretender que en cuestión de segundos me encontrase ya totalmente seco. Afortunadamente corría una brisa fresca, suave y muy leve, pero brisa al fin. Observé a ambos equinos, que se encontraban todavía en la orilla del agua, dedicándole una sonrisa a Talou e invitándolo a venir junto a nosotros; la razón por la cual no lo había traído por cuenta propia era que él también tenía derecho a un poco de libertad después de todo. Pese a ser el dueño, no era mi idea estar todo el tiempo encima de él, sí que era pesado, pero hasta cierto punto. -A mí igual- me lamenté, haciendo una mueca, encogiéndome de hombros y quedándome en silencio luego. Suspiré, observando el agua, pasando mi mano por la fina arena. -Pero, aunque se haya hecho corto, me divertí muchísimo- acepté, esbozando una amplia sonrisa, genuina y más que verdadera.

Miré el cielo. Ya era totalmente de noche. La única luz que nos iluminaba era la plateada luz de la Luna Llena que aquella noche había. Suspiré, mirando ahora la fina arena. Escuché las palabras de Jake. -Sí, hacía mucho tiempo que no lo pasaba tan bien. Gracias.-dije, esbozando una gran sonrisa sincera. Me lo había pasado genial aquella tarde. Era hora de volver a los establos, pero no quería irme. Hice una mueca y, resistiéndome al deseo de quedarme allí, me levanté, sacudiendo mi pantalón, eliminando lo restos de arena. -Creo que es hora de irse.-dije con algo de pesadez. Me obligué a mí misma esbozar una sonrisa, mirando a Jake, acercándome a Sea para montar sobre él. -¿Te quedarás ahí o vendrás con nosotros?-pregunté, con un tono algo bromista, soltando una leve risita por lo bajo. Monté sobre Sea, eesbozando una dulce sonrisa sincera.

Apoyé mis codos en la arena, flexionándolos y levantando mi mirada hacia el cielo. Miles de estrellas ya alumbraban el oscuro manto de la noche, la cual había comenzado a reinar hacía ya cierto tiempo. Miles de millones de pequeños cuerpos luminosos, junto a aquella luna llena llegaban a crear un clima tranquilo y sumamente armonioso. Suspiré, acomodándome en cuanto sentí las palabras de Anita, ya que me había mantenido absorto en mis pensamientos. Le dediqué una sonrisa. -Soy yo el que tiene que agradecer- aseguré, quedándome en silencio luego. La noche era ciertamente perfecta para tratar de aclarar mis ideas respecto a Ana, a aquella chica que había dejado mi mundo de cabeza a los pocos días de conocerla. Y sí. Efectivamente al parecer no era el momento, pues apenas abrí mi boca con el objetivo de comentarle lo que me sucedía para con ella -algo que ni siquiera yo entendía- pero con la esperanza de que supiese guiarme de alguna u otra forma en aquello, ella se levantó y fue junto a Sea. No, aquella noche no sabría porque no podía mantenerme tranquilo cuando estaba junto a ella. Hice una mueca, levantándome pocos segundos después, de mala gana. Le dediqué una sonrisa a Ana, acercándome a Taloubet y sacándolo de la orilla, masajeándole las patas, ya que no dudaba que las tuviese entumecidas debido a la temperatura del agua. -Vamos, pues- le dije a la chica mientras montaba, dándole un toquecito a Talou con mis talones, manteniendo siempre la misma sonrisa en mi rostro, todavía algo inquieto por el hecho de no haber logrado entablar aquella conversación tan importante para mí, capaz de aclarar toda la cantidad de dudas que asaltaban mi mente constantemente, momento a momento.

El pura sangre acudió enseguida al llamado de Ana, la chica que lo había liberado de aquella cárcel que lo humanos llamaban boxes, dedicándole una profunda sonrisa más que agradecida. Sabía valorar lo que los demás hacían por él, fuesen humanos o caballos, esos eran detalles menores. Se quedó estático mientras la amazona montaba, girando su cabeza únicamente para darle un toque en su pie con su morro, saliendo del agua y comenzando a caminar con tranquilidad, al paso, colocándose justamente al lado de Taloubet. Había sido un día más que divertido y bueno para él, así que sonrió más que satisfecho, emprendiendo el camino hacia la hípica. Estaba bastante cansado, así que no dudaba que una noche de sueño reparador en su box lo dejaría como nuevo, preparado para un nuevo día.

Katherine me preguntó que cómo había llegado a la hípica.
Me lo pensé bien pues en realidad no sabía realmente la respuesta.
-La verdad es que fue persiguiendo a mi perro.- reí.- Verás, estaba en casa y mi perro, Chase, salió tras un gato. No me dio tiempo a hacer otra cosa que coger el coche y salir tras él. Cuando conseguí encontrarlo estaba en el picadero de llegada, ladrandole a un caballo blanco.

Sonreí recordando la historia.
-No tuve más remedio que venir.- dije.- ¿Y tu?

Escuché con atención su historia, entretenida por cada palabra. Al final, reí por lo bajo.
- Cielos, que manera de llegar a la hípica -comenté, regalándole una tierna sonrisa- pero, lo dices como si fuera algo malo... "No tuve más remedio que venir" -cité sus palabras exactas, las cuales llamaron mi atención. Tal vez sólo había sido mi imaginación- Mi llegada al Club no es tan excitante y divertida como la tuya -respondí en tono bromista- simplemente me mudé lejos de mi... padrastro -pronuncié las últimas palabras con sequedad, apartando la mirada. Me aclaré la garganta antes de seguir - vine porque quería empezar de nuevo, lejos de lo que me hacía mal -volví a sonreír. La mejor decisión de mi vida.

Llegue con Soña a la playa y la miré.
Galopamos chica? -sonrei

era la primera vez que veía este lugar,había agua y un terreno desconocido para mi pero mis ganas de correr hacían que ignorara cualquier detalle,entonces sali a galope tendido lo mas rapido que podian correr mis patas,siendo conciente de que tenía a la muchahcha arriba,disminuí rapidamente la velocidad hasta tener un galope ligero y estable.

Aquello se sentía realmente bien.Estaba deseando volver a galopar así. Deje las riendas sueltas que se extendiera tanto como ella quisiera. -Galopa libre - reí mientras lo decía contenta.
El agua nos rozaba cuando galopabamos por la orilla y se sentía refrescante en aquellos días de sol.

cuando ella soltó las riendas sentí una sensación de libertad casi como estar ontando a pelo.entonces galope sentía la arena en mis cascos,e viento en mi cara y el agua en mi lomo fue realmente hermoso,ese día.luego yo seguí galopando hasta que mi amazona diera alguna orden

Al llegar al final de la playa volvía sostener las riendas y frené lentamente y sin tirar demasiado del bocado a Soña. Cuando alfín bajamos al paso la acaricie y contenta dije:
-Eso si que fue una buena galopada - sonreí
Miré el agua y acerqué a ella a soña.
-Nos bañamos? - pregunté con una pícara sonrisa mientras veía los brillos del sol reflejados en la clara agua marina.