Picadero de cuerda

Deje que pasaran 40 minutos para que descansara, para luego ir a entrenar – Oye Elvis! Vamos a entrenar! Vamos al picadero de entrenamiento- dije acariciando su morro, nos fuimos hatas el picadero de entrenamiento.

Vine y me puse a galopar como si no hubiera mañana

Llegue con Elvis, y apenas lo solté, empezó a galopar, era realmente hermoso verlo divertirse – Vamos amigo ¡ corre!- dije alentándolo.

Me pare al trote y fui hacia la humana, era realmente simpática, le ofrecí que me montara

Quería que lo montara, así que me subí y empezamos a correr.

Galope rapido y fui mas lento hasta el trote

Mozo:
Entre con Indiana y cerre la vaya.
-Luego desenganche el ramal corto y le coloque uno mas largo.
Se lo coloque de un modo especial para darle cuerda.
-Bueno cicha haya vamos -dije levnatando la mano dejando parte de el ramal suelto y diciendo -
Al paso -mientras levante la mano hacineod un ruido

Entendí lo que me pedia , me fui alejando de el hasta tener la cuerda un poco tensa , ya me habian dado cuerda antes y me gustaba mucho , empece con un paso bastante ligero .

Despues de un par de vueltas a paso, ahroa calentariamos un poco al trote.
- DIje-trote - ala vez que hacia un equeño ruido con la boc apara señalarselo

Salí al trote bastante rapido , era un trote energico y ligero , movia un poco la cabeza , para señalar que estaba feliz . Llevaba la cola en alto como cualquier otro arabe . Relinchaba y sonreia!

No podia parar de sonreir al ver a la yegua tan feliz, y la contemplaba maravillado con el hermoso trote.
Tras unos minutos dijE:
-Venga chica, al galope -dije hacineo un chaskido con la boca mas fuerte y tensando un poco la cuerda

Yo sonreia feliz . Para salir a galope yo aveces daba una pequeña coz sin importancia , la di y sali a un galope ligero de trabajo , tampoco queria cansarme mucho si no me lo pedian .

Pare un momento a Indiana y dije.
-Que tal si probamos una cosa? -colque un pequeño salto en el suelo,uno en un lado y otro salto en el otro.
-¿Quete parece pequeña¿? -dije sonriendo

Sonreí y asenti con la cabeza , queria saltar!

Sonrei y le solte la cuerda para que pudiera galopar.
-Vamos chica, al galope -dije contento

Pase de paso a trote y de trote a galope , un galope ligero , no pensaba en nada , estaba disfrutando , me acerqué al primer obstaculo , desde un poco lejos tomé carrerilla y lo salté , relinché de alegria!

Sonrei al ver que se lo pasaba bien.
Luego coloque uno un poco mas complicado, era un salto pequeño, seguido de uno poco mas alto y luego ya un salto mejor.
-Haber que tal se te da chica -dije sonriendo

Seguí al galope feliz , los salté uno detrás de otros , esforzandome cada vez mas en cada uno que pasaba , el ultimo lo roce , pero no lo tire , que alegria mas grande tenia encima!

Tras unos minutos de cuerda ya era suficiente por hoy, la pare al paso y la enfrie al paso un poco apra evitar que que luego tubiera agujetas o se le incharan las patas.

-Lo has echo de maravilla chica-dije acariciandola alegre -vega vamos a ducharte

Sonreí y relinche! hice un poco de retrote y le seguí hasta las duchas!

Me tire contra una de las cercas y lo mire sigilosamente

Llevé todo el equipo y lo dejé en la cerca, también había llevado zanahorias y terrones de azúcar para recompensarla si hacía las cosas bien. Me acerqué a ella con la cabezada de cuadra para comenzar a darle un poco de cuerda para ver que tal iba y si se sentía cómoda, además de que era ideal para que liberara energía. La acaricié para darle confianza y le hablé suavemente.

– Esto no te hará daño, pequeña. Confía en mí.

Empeze a galopar rapidamente por alrededor de el picadero

Fui hacia donde tenía las zanahorias y recompensas y la llamé dulcemente. – Sombra, ven. Tranquila, pequeña. Te prometo que no te hará daño de ninguna manera –me quedé esperando a que ella se acercara, ya que generalmente la curiosidad les ganaba.

Viendo que no avanzábamos, decidí llevarla al box para que descansara.

Había pasado a recoger una silla y bridas por si acaso, además de protectores. Llegamos a la pista con el caballo, que según lo que había leído en el papel que había firmado hace escasos minutos se llamaba Irak, un nombre sin lugar a dudas muy lindo e interesante. Me acerqué a él y le até el ramal a la cabezada de cuadra, cogí la fusta por si era necesario usarla para animarlo a caminar, aunque lo dudaba. Ya le había colocado los protectores. Me ubiqué en el centro de la pista y agité el ramal indicándole que comenzara a caminar.

— Vamos, Irak, al paso —lo animé con una voz entusiasmada.