Vi llegar a Layla, dirigí instantáneamente mi mirada hacia ella, observándola un tanto triste, ¿confundida? Fruncí un poco el ceño, pero al verla avanzar hacia mí con Afri le dediqué una sonrisa, nuevamente. Pronunció mi nombre con dificultad, cosa que me alarmó. Sabía que algo malo estaba pasando, realmente, era algo obvio. — ¿Layla? ¿Qué pasa, Layla? —pregunté con inseguridad, entrecerrando los ojos y esperando al menos una explicación de su parte. Las siguientes palabras fueron devastadoras y eso se notó visiblemente por el cambio de mi expresión. Me quedé mudo, observándola, esperando una explicación. — ¿Tenías razón? —articulé, cerrando los puños con fuerza.
— ¿Tenías razón? —repetí, incrédulo— ¿Eso es lo único que piensas decirme? ¿"Tenías razón"? —fruncí nuevamente el ceño, sin entender nada de lo que estaba pasando. Hace un escaso tiempo me había negado todo, me había dicho que me amaba. Y ahora, todo eso se iba a la basura. — ¿No piensas explicarme nada? ¿¡Después de todo lo que ha pasado, no crees que me merezco una explicación!? —mi tono de voz subió un tanto, pero no me podía contener en aquél momento. La observé irse y desvié la mirada, la mente se me nublaba.