Boxes del establo

- Gracias! - Sonreí . Observé una chica llegar , puesto que ella y Ethan no se saludaron supuse que ya se conocian o algo parecido . Noté un poco lo que les pasaba a los dos , estaba claro ... estaba bastante claro ... (desde mi punto de vista) Preferí dejar en paz a Ethan sin molestarlo mas e irme a otro lugar , no sabia a donde , pero no me importaba - Bueno , te dejo tránquilo Ethan - Dije mientrás sonreia muy levemente .

El cambio en su tono de voz fue notorio al instante. Tragué saliva con fuerza, escuchando la fras eque sonaba a amarga despedida saliendo de los labios de la chica; Cariba a juzgar por cómo la había escuchado hablar antes. Había pensando el presentarme, pero al notar que ya estaba por retirarse guardé silencio, mordiendo mi labio inferior.
Intenté alegrarme a toda costa, distraerme, luchando por arrumbar en el fondo de mi cabeza los sentimientos y emociones que jugaban en mi mente. Comencé para ello a tararear una canción en voz baja, lo suficiente cómoda para mi voz para entonarla sin desafinar o quedar en ridículo por ello.

Al ver que Layla ni siquiera se había acercado a saludar, la llama de la desilusión aplazó todos mis sentimientos, dejándome hecho un mar de dudas. Se suponía que éramos amigos, después de todo, y antes, cuando éramos amigos me saludaba. Siempre. Me plantee que debía dejarla en paz, y quizás cuando le apeteciera me saludaría. Pero al ver su rostro expresivo, esos cabellos largos, rodeando su cara y aquellos ojos chispeantes, llenos de vida, sabía que sería casi imposible. Nuevamente observé a Cariba y le dediqué una sencilla sonrisa, sin haber entendido completamente lo que había dicho hacía apenas unos segundos. - Bueno, supongo que nos veremos seguido por aquí - aseguré. Lo único que había entendido era que se iba, o quería irse. O quizás había dicho algo totalmente diferente y yo había respondido cualquier idiotez... De cualquier manera, mantuve mi sonrisa y observé a Sombra.

Noté que Ethan igualmente se despedía. Corté la canción de manera súbita, vacilando entre guardar silencio o ir a saludarlo. Opté por la segunda canción si es que quería que las cosas mejoraran de verdad entre él y yo; uno de mis mayores deseos.
Inhalé profundamente sin hacer ruido, mantuve la respiración y la solté poco a poco, intentango mantener mis nervios a raya cuando fui capaz. Cuando me sentí más o menos controlada lo mismo que el leve temblor de mis manos, giré la cabeza con delicadeza.
-Hola Ethan-saludé en voz más o menos alta, lo suficiente como para ser audible en el silencio casi absoluto que reinaba en los establos.

Seguí acariciando a Sombra, mientras ésta parecía disfrutar de mi presencia. Y de un momento a otro, su voz, aquella voz que tanto conocía me sacó de mis pensamientos y tomó lugar en mi mente, retumbando y quedándose grabada allí, apoderándose del lugar.
- Hola... -dije, al voltearme, haciendo una pausa. - ¿Cómo estás? -pregunté, esbozando un intento de sonrisa torcida.

Su sonrisa era falsa, forzada, fingida. Inhalé lentamente y exhalé el aire a medida que hablaba.
-Bien, supongo- mentira torcida. Siempre que estaba cerca de el, por menor que fuera la distancia, bastaba para hacerme sentir mal, recordar lo vivido antaño y el dolor reflejado en sus ojos...aquella vez.
Me giré a medias, dándole la cara a la poni blanca mientras reanudaba mi canto distraídamente, intentando con todas mis fuerzas relajarme.
-"...en mi corazón, tú vivirás; desde hoy y para siempre..."-murmuré en mi voz de soprano lírica, canturreando para mis adentros. Fue tarde cuando me di cuenta qué canción era y cuánto decía de mi situación actual, por lo que abrí los ojos de repente. Los cerré de inmediato y comencé a cepillar a la cruza de árabe que me miraba con fijeza, descifrando los pensamientos que eran reflejados de manera instantánea en mi verde mirar una vez que forcé a mis párpados a abrirse.

Supongo. ¿Supone? O estaba bien, o no lo estaba. Y no la notaba tan bien cómo antes, aunque debía admitir que yo tampoco era el mismo que hace unos meses, pero habían pasado muchas cosas y no podía culparla. Me quedé en silencio, escrutando sus acciones, observando a Montse y paseando mi mirada entre ella y Sombra. Suspiré y seguí acariciándola, sumido en un silencio total. - Hace bastante no nos veíamos -dije, finalmente, saliendo del box de mi yegua y recostándome a la pared, observándola.
- Se te ha extrañado por aquí -mascullé.

-Lo sé- ya había maldecido una y otra vez aquel accidente pasado bastantes veces, por lo que guardé mis próximas palabras para mis adentros. -Yo también extrañaba estar aquí: la danza, equitación, salto...y a ti-murmuré, sin que me importara el haberlo dicho. Después de todo, era la verdad; y aunque me hubiera gustado más el haberme ahorrado aquel comentario, ya lo había dicho de todos modos.
Sentí su mirada escrutándome por fuera, pero no me sorprendió. Podría decir que ya estaba casi acostumbrada, por lo que salí con cautela del box de mi poni, cerré la puerta y me recliné a medias contra la pared, pasando mi peso a mi pierna izquierda y cruzándome de brazos debajo del pecho.
Alcé mi mirada y la posé sobre la suya, sin que me intimidara ya. Después de todo, éramos amigos, ¿no?

Asentí con la cabeza, haciendo de cuenta que sus últimas palabras me habían resbalado, que no me importaban o no hacían diferencia dentro de mí. Mentira. Gran mentira. ¿Qué no me importaba que hubiera dicho, después de tanto, que me había extrañado? Aunque fuera mentira, aunque lo dijera para hacerme sentir bien o darme a entender de alguna manera que todavía le importaba. Lo había dicho y eso era más que suficiente para mí, me bastaba y sobraba. - Bueno, yo también te he extrañado. Mucho, de hecho, no creí que hiciera falta especificarlo. Sin embargo, siento la necesidad de decírtelo. Además, el otro día en la rosaleda no pudimos hablar tanto como hubiera querido, tampoco era momento, creo que tú lo notaste... -y ahí,cerré la boca. Lo próximo que saldría de ésta, sino, sería cuanto la extrañaba como algo más. Cuanto odiaba tenerla como una simple amiga y luego, posiblemente, mi cuerpo actuara por sí sólo sin siquiera preguntarme nada a mí. Por esa misma razón, preferí evitarlo, ejerciendo control sobre la poca fuerza de voluntad que tenía.

Estiré un poco mi cuello para tomar unos mechones de la cabellera de mi dueña, la única humana capaz de inspirarme la suficiente confianza. Observé, luego y con curiosidad a Ethan, solté un suave relincho y golpeé con fuerza el suelo, un poco nerviosa- como de costumbre -, volteando, hasta quedar de espaldas a ellos, para luego volver a mi ubicación inicial, asomando la cabeza cerca de Layla.

Entré sin molestar a los establos . Directamente me dirigí hacia el box de Cybele , tenia muchas ganas de verla - Hola , mi pillina! - Dije con voz pícara mientras la acariciaba . De mi mochila saqué los cepillos y me puse a cepillarla , le desenredé las crines , le hice unas trenzas en esta , le limpié los cascos y les puse grasa . Cuando terminé sonreí y le dije - Alomejor vuelvo mas tarde o mañana - Sonreí y salí tratando de que no se percataran de mi presencia .

Luego de un rato, fui al guardarnes a buscar las cosas de Sombra. Al volver, comencé a prepararla, poniéndole un sudadero azul y vendas de el mismo color, la silla de salto y el bocado. La saqué del box y observé a Layla, haciendo un gesto con la cabeza.
- Nos veremos luego -aseguré, dando por sentado que así sería, después de todo era algo obvio. Saqué a Sombra de los establos rumbo a el picadero de salto, necesitábamos entrenar un poco para no perder la costumbre.

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Al volver, dejé a Sombra en su box. Estaba totalmente limpio y tenía tanto comida como agua, por lo que no me preocupé por aquello. Fui al box de Irak y lo cepillé, prometiéndole que en unas horas iríamos a entrenar un poco. Fui hasta el box de Pampa y lo acaricié, se le notaba mucho más feliz y animado desde que Katy había llegado a la Hípica. Lo cepillé a pesar de que estaba bastante limpio y le puse únicamente la brida. Lo saqué de allí rumbo a los prados, sin preocuparme por llevar silla.

Le seguí con la mirada hasta que desapareció con Pampa a través del umbral de los establos. Tomé aire, inhalé profundamente y después lo saqué todo de golpe, como si me hubieran dado una fuerte patada en el estómago. Extrañaba el ambiente dulce y alegre, la relación estrecha y unida que anteriormente había entre él y yo; pero ahora todo se tornaba negro y tenso teniéndonos a ambos un metro a la redonda. Suspiré con resignación, tenía que aprender a vivir con aquello aunque de corazón no quisiera así.
Ignoraba su paradero, por lo que decidí ir a pasear yo también.
Giré sobre mí misma y me percaté de que la cabeza de mi poni estaba fuera de la puerta de su box, cerca de mi hombro. Le dediqué una sonrisa alegre y le di una zanahoria que había por ahí cerca y limpia, después de eso procedí a cepillarla bien. Cuando estuvo brillante, le puse una manta, una brida simple y la monté a pelo. Jamás había hecho con ella antes, no que yo recordara, pero siempre había una primera vez para todo y necesitaba distraerme con urgencia.
Le acaricié su cuello distraídamente un par de veces antes de pedirle trote hacia el prado sur, el lugar más alegre que se me ocurría para visitar ahora.

Entré en los establos. Me había pasado un par de días sin pasarme por allí y mis pobres caballos estarían fatal, muy aburridos. Hoy probablemente no podría sacarlos y no se si mañana podría. Pero lo intentaré de todas formas. Fui en busca de Zicab. Me recibió con un gran coro de relinchos, bufidos y mini-levadas dentro del box. Yo le acaricié el morro para tranquilizarlo. Cogí su cepillo y comencé a cepillarlo hasta que brillara. Le desenrredé las crines y la cola y le limpié el box. Le dejé agua fresca y avena en su comedero junto con muchas zanahorias como premio de la espera. Si mañana no lo sacara, lo llevaría al prado para sacarlo de allí y que se despeje.

Repetí la misma acción con Marismeño y Yaki, que también los dejé aburridos a los pobres en los boxes.

Dejé que me cepillara, la había extrañado, por lo tanto la saludé de una manera efusiva. Sin embargo, a pesar de que ella hacía todo lo posible por que sus caballos estuvieran contentos, por darles todo lo necesario y quizás más, la vida se estaba volviendo un tanto monótona. Salía apenas para entrenar y ni siquiera conocía a otros caballos por allí, por lo que observé el lugar un tanto desanimado.

Llegué a los boxes un poco triste. Últimamente no tenía tiempo para estar con mis caballos, casi ni siquiera para poder respirar. Después de la muerte de Zicab, todo se había vuelto oscuro (me he inventado lo de su muerte para tener una explicación sobre su desaparición del rol xD). Entré en el box de Marismeño, le acaricié un poco para calmarlo, ya que se había puesto muy contento al verme y le puse el ramal y lo saqué. Ese día no tenía ganas de entrenar, pero no creo que él se mereciera quedarse encerrado ahí. Lo saqué y me lo llevé a dar una vuelta...

Relinché, según lo que había entendido algo malo le había pasado a Zicab. El hecho es que no estaba más allí y eso entristecía a Anita, aquello se notaba. Le dí un toqueccito amistoso con el morro y apoyé mi cabeza en su hombro en cuanto vino, quería consolarla de alguna manera, a pesar de que siendo un simple caballo se me hacía imposible. A pesar de ésto, sabía que me comprendía. Dejé que me colocara el ramal y salí detrás de ella, con paso lento y tratando de estirar mis patas.

Ahh vaya! me pregunto ahora que aun sigo viva y con algo de comida xDD...¿Donde estara Rehaan? hace tiempo que ni lo veo! .-.-se altero- Lo habran llevado a otra hipica? habra muerto? o.o huyo y me dejo sola .-.?-suspiro

Traje a Linaje alos boxes, lo metí en un box vacío, que parecía estar bien limpio. Le saqué el bozal y lo dejé dentro, mientras fui por comida y agua limpia para darle. Recojí un poco de la cama sucia y cerré la puerta del box con cuidado.
- Listo bonito, por ahora descanza -dije dulcemente.

Le agradecí que me dejara allí . Curioso observé a mi alrededor . Aquello me gustaba se estaba a gusto . Sonreí y me tumbé en mi lecho limpio a descansar , feliz y contento .

Por esa tarde lo dejé descanzar, ya tenía agua y comida. Volvería más tarde para limpiarlo y sacarlo a estirar las patas un poco.
- Te veo luego, campeón -dije y me dirigí a la salida de los establos.

Después de descansar un rato , me levanté y asomé mi cabeza por fuera del box . Relinché feliz mientras me estiraba. Comí un poco y bebí agua . Me pasaba algo raro , extrañaba a la humana , aunque supuse que me pasaría mas veces ahora que era mi dueña . Golpeé el suelo y mientras prestaba atención a los humanos que pasaban por allí (por si alguno era ella) , recosté mi cabeza en la puerta y esperé fírmemente .

Llegué a los boxes observando los caballos con atención.
Antes de pasarme por la recepción había decido dar una vuelta por las instalaciones, varios mozos de cuadra salían y entraban con rapidez, sin embargo no vi a nadie que pudiera guiarme.

Volvimos con Pampa. Lo amararé y le dí una ducha rápida, lo cepillé luego lo dejé en su box con algunas golosinas. Ya tenía agua y comida así que no me preocupé. Me quedé con él, acariciándolo, y me di cuenta de la presencia de una nueva chica. Dejé a Pampa por unos momentos y caminé hacia ella con paso lento, seguro y una sonrisa en el rostro. - ¡Hola! -saludé en voz alta. - ¿Nueva por aquí?

Sentí una voz a mis espaldas, por lo que me giré con rapidez.
- ¡¡Hola!! -respondí, sonriendo y observando al chico que se había acercado.
- Sí, de hecho sí. Acabo de llegar... Me llamo Anaís -me presenté, estirando mi mano y esperando que la tomara.