Boxes del establo

Layla entró a los establos, a lo que la recibí con una sonrisa.
- Hola, Layla -seguí su trayectoria y vi que se presentó con Anaís, por lo que me mantuve en silencio mientras las chicas hablaban. Luego, al ver que terminaban seguí hablando- ¿cómo estás? -dije finalmente viendo como ingresaba en el box de Afri.

Aspiré el aire del lugar. Busqué con la mirada a la persona que buscaba, aunque en el fondo dudaba que la reconociera.

Le limpié con rapidez el box a Afri, a pesar de que ya estaba más o menos bien cuidado gracias a los mozos que se pasaban a diario por ahí.
Cuando terminé me levanté, escuché la pregunta de Ethan y decidida a contestarle con la misma sonrisa de siempre, levanté la vista; por lo que me di cuenta que había otro chico ahí. Era terriblemente familiar, aquellos ojos de un azul profundo y sus rasgos físicos en general.
-Bien...-le respondí a Ethan, a pesar de que la confusión se reflejaba en mis ojos. Unos segundos después, todo hizo clic en mi cabeza, por lo que no pude evitar pegar un brinco al reconocer en ese chico a uno de mis mejores amigos de la infancia.
-¡DANIEL!-exclamé, abriendo los ojos de par en par. Poco me importaba si me reconocía o no, me limité a correr en su dirección y abrazarlo como no lo había hecho en muchos años.

Asentí con la cabeza ante la respuesta de Layla, sin embargo algo perturbó todos mis pensamientos. Otro chico. ¿Quién...? Entrecerré los ojos mientras le miraba desde mi lugar, todo iba bien hasta que vi que Layla se acercaba a él y lo abrazaba, demasiado efusiva para mi gusto. Fruncí el ceño y seguí mirándolos disimuladamente, aunque poco a poco perdía el disimulo, por lo que acabé desviando la mirada hacia Pampa. ¿Quién diablos era él, y que hacía allí? Me sobé la nuca y seguidamente me crucé de brazos, observando fijamente la escena. ¿Daniel? Me repetí la pregunta de hace unos pocos minutos: ¿Quién diablos era "Daniel"?

Escuché a alguien gritar mi nombre. Giré la cabeza, y al reconocer la cara de la chica una sonrisa enorme iluminó mi rostro. Ella saltó hacia mi, y me dio un fuerte abrazo.. Desde luego, me fue imposible no regresarle el abrazo (con la diferencia de que mi abrazo era mucho más fuerte). -¡Tanto tiempo!- exclamé, sin soltarla.

mire a gitana con el raoal en la mano y le ofreci un terrón de ázucar a ver si esta vez me dejaba

Quizas no tenia mucha confianza con los humanos peor que ahora la dejaban morirse de hambre y sed, pero la necesidad hizo que se acercara y aceptara el terron de azucar.

Llegué a los establos entusiasmada, había mucha gente últimamente. Saludé con un 'Hola' muy general a los que allí se encontraban y me dirigí al box de Wild y Tornesch para hacer la limpieza diaria. Les cambié el lecho, saqué la paja sucia, puse nueva, limpié el comedero y bebedero de ambos boxes y los llené de agua y alimento. Luego les puse el boza, saqué a los caballos de a uno para limpiarlos, les pasé el cepillo de goma, luego el de cedras metálicas, siempre siguiendo el sentido del pelo. Les pasé un cepillo para remover la suciedad restante, cepillé sus crines y colas con otro y las peiné con cuidado.Les quité las lagañas y les limpié los ollares con un trapito y les regalé unas golosinas a ambos. Me quedé un rato mimándolos, puesto que sus boxes estaban muy cerca uno del otro.

-Sí, desde que me mudé-reí con una alegre carcajada, sin llegar a ser una risa escandalosa ni molesta.-No has cambiado nada, ¿eh?-deshice el abrazo con suavidad y di un paso atrás, arqueando una ceja mientras dejaba que aquellos ojos azul cielo me recordaran viejos juegos de años atrás, cuando apenas era una niña y él y yo éramos vecinos.
Me giré lentamente y me di cuenta que Ethan miraba a mi amigo con una expresión no muy satisfecha. Sentí que la sangre corría por mis mejillas, probablemente me estaría ruborizando en ése mismo instante, pero solté una risita para intentar disimularlo.
-Ethan, te presento a Daniel. Es un viejo amigo- puse una media sonrisa en mis labios rosados, manteniendo una ceja alzada con expresión de satisfacción. El ver a Daniel me había recordado varias cosas, haciendo que mi ánimo se alegrara aún más.

Empujé a Layla por detrás con el morro, jueguetón y cariñoso, mordiendo algunos mechones de su pelo y relinchando alegre, aunque con tanto movimiento sentía algo de nervios, además hacía tiempo que no salía.

Sentí un suave empujón detrás de mí. Afri.
-Hola chico- giré de nuevo la cabeza y miré a Afri. Dejé que mi mano acariciara suavemente su morro, terso y suave como siempre; pero de todos modos una cepillada no le iría nada mal.-Lamento no haberte sacado antes, pero ya sabes que no podía-hice alusión a las muletas, lo cual causó que una mueca se dibujara en mi rostro inevitablemente.
Sustituí mi expresión por una sonrisa y dejé que los chicos se presentaran, dando un paso hacia atrás para pasar un rato con Afri aunque no lo sacara a entrenar de inmediato.

entre al box de Gitana y a intente poner la cabaezada

Resoplé, mirándo a todos los que estaban allí. Sólo logré reconocer a Ethan, por lo que me invadió un pequeña oleada de celos, pero no hice caso y me dediqué a molestar de forma juguetona a Lay.

La primer respuesta que se me cruzó por la mente al oír a Layla fue un gigantesco "¿Y a mí qué me importa quién sea él?", pero al darme cuenta de que sería bastante grosero me limité a asentir con la cabeza sin demostrar demasiada amabilidad en mi rostro. Traté de esbozar una sonrisa, sin embargo no lo logré y tampoco volví a intentarlo. - Aja... Daniel... -dije en voz baja, acercándome a él y mirándole fijamente a los ojos. - Ethan -hice una pausa y luego continué- es un gusto -comenté extendiendo mi mano. ¿Un gusto? Claro, un gusto, menuda mentira. Traté de quitarme esas ideas de mi mente, después de todo el chico no había hecho nada malo.

Penso: Quizas quiere darme un paseo...ufff lo necesito esta puerta al parecer lo han creado especialmente para mi porque no lo he podido destruir.

Dejo colocarse el cabezal

Tenía muchas ganas de montar, ya que mis caballos estaban bien limpios y preparados fui por el equipo de Tornesch, más tarde sacaría a Wild al Hipódromo, pues habíamos perdido algo de práctica.
Puse a mi semental todo el equipo con cuidado, haciendo caso omiso a que cada detalle estuviese perfecto. Lo saqué con cuidado de su box y lo saqué fuera de los establos, caminando despacio hacia afuera, teniendo cuidado de no llevarme nadie por delante.

se la coloque y como se porto tan bien lle di un terrón de ázucar-la saque y me fui a la pista para domarla

Sentí un tono de voz poco amable en el tal "Ethan". Sofoqué las ganas de tirar de su mano y golpearlo en el suelo, me molestaba mucho que me hablaran así. Le extendí mi mano sin decir palabra

Deboro el terron de azucar con prisa

Dejé a Tornesch en su box, soltándole el bozal.
- Luego practicarémos más -prometí, iríamos de a poco, pues hacía tiempo que estábamos sin entrenar. Le regalé una golosina y me quedé mimándolo desde la puerta de su box. Miré al rededor y vi a Layla y Ethan, más otras personas que no lograba identificar.
- ¡Hola Lay! -saludé a mi amiga, algo de lejos, sonriendo dulcemente. Posé mi mirada en los chicos que estaban cerca de ella y los saludé con la mano- Hola Ethan... y companía -bromeé, puesto que no sabía quién era el otro muchacho.

-Hola Nahi-saludé con una sonrisa amable. Noté que el ambiente se tornaba tenso repentinamente, lo que me hizo sonrojar otra vez. La manera en la que se miraban Daniel y Ethan no terminaba de...asustarme, no, simplemente no me agradaba. Di otro paso hacia atrás, refugiándome con Afri y acariciándolo sin parar.

Relicnhé fuertemente, casi agresivo. Aquel ambiente me ponía los pelos de punta; fulminé con la mirada a Ethan y al otro chico, totalmente nuevo para mí, pero no para Layla, al aparecer. La abracé con el cuello y relinché por lo bajo.
- Por favor, no te vayas -decía, sabiendo que no era necesario, además de que no comprendería- esos dos tiene q ue irse -refunfuñé, celoso, mirándolos fijamente.

Me quedé con Tornesch un buen rato, tratando de no hacer caso a la situación que se generaba allí y, al parecer, ponía nerviosos a los caballos. Acaricié suave, tranquila y cariñosamente ami bello semental, mirando de vez en cuando a Layla, Ethan y el otro chico.

Me reí irónicamente, de manera casi fanfarrona. - Un chico de pocas palabras, ¿eh? Bueno, seguro tendré tiempo para conocerte mejor -le miré con una sonrisa de lado y luego, me voltee, acercándome más al box de Pampa y observándolo un poco. Debía, de alguna manera, controlarme. Ni siquiera sabía porque trataba así a aquél desconocido, sin embargo no me había acabado de caer bien.

- Hola, Nahi -dije, dedicándole una sonrisa sincera, ahora.

Me acerqué a Lay. -Te tengo que confesar algo...-murmuré. No sabia si estar nervioso.. O feliz.. Le heché un vistazo al tal Ethan. Me puse frente a ella, con las manos en los bolsillos y mirando distraidamente a su caballo.