La Gran Pradera

Sonreí y tomé su cabeza etre mis manos, besándolo y sujetándola contra mi cuerpo.
- Pero yo te quiero más... -susurré, riendo muy levemente- realmente venir aquí ah sido la mejor desición que pude tomar -admití, sin dejar de sonreír- conocí a muy buena gente y caballos hermosos y maravillosos -agregué, mirándolo fijamente, dándo a entender que él era un caso específico.

- Imposible -reclamé, mirándola de manera dulce e incluso se podría decir que tierna. Apoyé mi cabeza en su pecho, cerrando los ojos y disfrutando de el momento. - Y yo conocí a la mejor dueña que podría haber llegado a tener jamás -respondí a su comentario, sabía que a pesar de que no habláramos en el mismo idioma, en aquél momento ella me entendía perfectamente cada cosa que le decía.

Reí muy levemente, evitando que le incomodara, pues él estaba apoyado sobre mi pecho. Suspiré, feliz y lo abracé como pude.
- A veces la vida parece no ser justa, pero todo ocurre por alguna razón, todo tiene su recompenza... creo que la vida está demasiado a mi favor -comenté, acariciándolo, cerrando los ojos y escuchándo el sonido de su respiración, se corazón.

- Vaya que sé sobre eso -dije en voz baja, cerrando con fuerza mis ojos- no te imaginas cuánto he pensado sobre qué haría cuando Eric me dejara aquí, sólo. Ni siquiera pudo darme una razón coherente sobre porqué me vendía, aunque supongo que será algo realmente importante -suspiré, un tanto melancólico, más no triste- se le notaba amargado -comenté, recordando lo mal que lo había pasado en el camino a la Hípica. - Y ahora mírame, imaginé muchas cosas, pero entre mis planes no estaba encontrarme contigo -sonreí levemente- sin embargo, confío en que es cosa del destino, no una simple casualidad -me quedé en silencio unos momentos, pensativo, feliz.

- Sea como sea, cruzarme contigo fue lo mejor que podría haberme pasado.

- Conocerte, definitivamente, es una de las mejores cosas que me han sucedido durante toda mi vida -'respondí', aferrándome a él, pero no fuerte, más bien 'sosteniéndonos'- lo repetiré muy seguido, Hick... te quiero -dije, soltándolo para brazarlo, rodeandolo al cuello con mis brazos. Aquellos momentos me traían muchos recuerdos de viejos tiempos, lo que me ponía algo 'sensible'. Noté que mis ojos se humedecieron un poco.

No pude evitar que una enorme sonrisa se formara en mi rostro al oírla.

Era increíblemente tierna y todas y cada una de sus palabras no hacían más que mi cariño hacia ella aumentara a pasos agigantados. - Yo también -dije en un susurro, aunque sabía que ni siquiera hacía falta, tenía la necesidad de decírselo. De hacerle saber que todo aquél amor era correspondido por mi parte, obviamente- muchísimo -noté que su voz se quebró un poco en sus últimas palabras y me pareció notar como su respiración cambiaba, tornándose un poco más agitada. ¿Estaba llorando? Sentí que el corazón se me partió, por lo que intenté de una manera casi desesperada animarla, haciéndole saber que siempre iba a estár allí con ella, abrazándola con fuerza.

- No llores... Por favor, no llores.

Reí un poco, secándo las pocas lágrimas que corrían por mis mejillas.
- Eres una ternurita, mi amor -le dije, regalándole un beso- estoy bien, en serio -premetí, sonriendo, con los ojos enrojecidos- no son lágrimas de tristeza, sólo algo de nostalgia y, sobre todo, felicidad -aseguré, mirándolo fijamente a los ojos- felicidad de haber llegado aqui, concer a Lin, felicidad de haberte conocido, más que por otra cosa -murumuré, sin poder evitar que otras lágrimas se desvordaran de mi ojos. ¿Realmente era posible tenerle tanto cariño a alguien, tan rápido? al parecer, sí. Y no había duda alguna.

Escuchar su melódica risa fue algo que me tranquilizó de cierta manera, sin embargo acerqué mi morro hasta ella para secarle también las lágrimas que habían acabado desbordándose de sus preciosos ojos. No pude evitar sonreír también al sentir que depositaba un suave beso en mí. Escuché sus palabras con atención, quedándome un poco más tranquilo al verla mejor.

Sin embargo seguía sintiéndome un poco mal al haberla visto llorar, era algo que me partía el corazón.

- Cambiemos de tema -dije de pronto, esbozando una sonrisita- no quiero que vuelvas a llorar, ¿entendiste? -reclamé en voz baja, mirándola de forma un tanto seria, luego acabé por reírme. Le dí un leve empujoncito, para animarla.

Reí, sacudiendo la cbeza y secándo mis lágrimas.
- Bien, lo siento, no volveré a llorar -prometí en tono burlón- por cierto, se acerca la fiesta de Halloween... -hice una mueca.

Moví mis orejas al escuchar aquella palabra rara. ¿Halloween?

- ¿Qué es Halloween? -pregunté, un tanto curioso, en mis años no había escuchado aquella palabra, sin embargo sí sabía lo que era una fiesta y aquello me entusiasmaba- ¿y qué se hace en una fiesta de Halloween? -moví mi cola con cierta curioidad.

Sonreí, sacando de mi mochilas unas fotos.
- ¿Nunca participaste en una fiesta de Halloween? -pregunté curiosa, aunque no sabría si me contestaría claramente- Halloween o Noche de Brujas es una fiesta que se celebra en la noche del 31 de octubre. Las actividades típicas de Halloween son el famoso truco o trato y las fiestas de disfraces, además de las hogueras, la visita de casas encantadas, las bromas, la lectura historias de miedo y el visionado películas de terror -informé- es decir, una noche terrorífica, como para resumir un poco -bromeé- y tengo en mente unos disfraces para nosotros -reí.

Al escuchar su pregunta, negué con mi cabeza.

Escuché atentamente todo lo que decía, con toda mi atención posada en ella. No saba nada mal, de hecho, parecía ser entretenido. No perdería la oportunidad de asustar a unos cuantos, Katy incluída. Sonreí e hice una mini levada, sonaba realmente bien. - ¿Disfraces? -pregunté curioso, sonriendo y dando saltitos cargados de entusiasmo- ¿qué tienes pensado? ¡cuéntame -pedí, con ojos brillantes.

Reí y saqué un album de fotos del pasado Halloween, en una hípica vecina.

Spoiler:

Lo miré de reojo y sonreí
- ¿Qué dices? tenemos una gran variedad para elegir, tanto para ti como para Lin -observé

Sonreí y asentí con mi cabeza, entusiasmado al ver todas las opciones que teníamos. - ¡Me encanta! -relinché entusiasmado, moviendo mi cabeza felizmente- ¿cuándo será? -dije con ansiedad, esperando que entendiera.

(Jajajaj; cuantos disfraces *w*)

Guardé las fotos.
- Bueno, no falta mucho, así que tendremos que empezar a prepararnos -anuncié- faltan... ¿qyé día es hoy? -pregunté en voz baja- ¡faltan muy pocos días! (no se cuándo lo va a celebrar el club xD) -grité, algo sorprendida- ¿no estás entusiasmado? -reí, yo sí lo estaba-

- ¡Claro que lo estoy! -contesté con entusiasmo visible. Lo mejor de todo era sin lugar a dudas que estaría con ella, a éstas alturas ya cualquier cosa parecía ser interesante mientras fuera con Katy. Me quedé pensativo, pensando por unos momentos que clase de actividades habría, sería sin lugar a dudas muy divertido.

- Según Mr.Galoguey anunció, además de la fiesta de disfraces, vamos a tener una acampada, búsqueda del caballo fantasma y paseos nocturos -informé, y me qudé pensando en aquella historia que estaba escrita en los anuncios de la fiesta, sobre Atila.

Moví mis orejas con curiosidad, lo de "la búsqueda del caballo fantasma" me sonó raro.

- ¿Cómo harás para ir a las actividades con dos caballos? -pregunté, observando a Lin y soltando una risita. Luego, me quedé pensativo nuevamente sobre lo de la búsqueda del caballo fantasma, me producía ciertos escalofríos.

- ¿Qué es eso del caballo fantasma? suena... raro -comenté entre risas.

- Ahora que lo pienso... -dije entre risitas- tendré que turnarme con ambos -comenté, miándo a Lin tal y como Hick lo había hecho- te cuento lo que leí sobre la historia del caballo fantasma -agregué, imtando una sonrisa malvada- mejor lo leo, para que suene más terrorífico: "Hace aproximadamente 50 años, en el Club Hipico había un precioso semental negro, de gran tamaño musculso y extremadamente fuerte. Pero no era como un caballo cualquiera, por asi decir... la paja o el pasto no eran suficiente para satisfacer su hambre... necesitaba algo más... jugoso! El mozo que estaba encargado de cuidarlo se entero de que este caballo llamado Atila, no estaba comiendo su comida, y estaba comenzando a adelgazar, entonces, el mozo observo algo aterrador, un ratón paso al lado de Atila y este, rápidamente se lazo sobre el ratón comiéndoselo de un solo bocado, mientras la sangre caía por sus dientes. El mozo empezó alimentar a Atila con conejos, ratones o incluso carne de ciervo , pues si el caballo adelgazaba y enfermara sería su culpa. Las mascotas y animales como perros, gatos, ratones, comenzaron a desaparecer en el club, o bien habían huido o habían sido victimas de Atila. pero Atila, comenzó poco a poco a rechazar la carne de los animales, no parecía satisfacerlo, hasta que un día un niño pequeño que pasaba a su lado... desapareció.... el mozo aterrorizado por lo que Atila había echo lo encadeno a su cuadra, por la noche Atila enfurecido rompió las cadenas y se escondio por los establos para a la mañana siguiente vengarse.
Cuando el mozo vino a la mañana siguiente comprobó que la cuadara de Atila estaba vacía, aterrorizado pidio ayuda y le exlico todo a la polícia local y al dueño de la Hípica. Pero para el fue demasiado tarde, antes de que el pudiera escapar de la hípica Atila lo atrapó, y no dejo nada de el. Tras un largo día, en el que Atila andaba suelto por la hipica hubo numerosos asesintatos hasta que le dieron caza.
Pero aun asi se dice que su fantasma sigue por el club, sediento de sangre, arrastrando sus cadenas por el suelo haciendolas sonar,y se aparece el dia en que lo mataron... ¡en Halloween!" -terminé esto con una especie de grito, que resultó ser una risa- ¿qué opinas, encontraremos a Atila? -pregunté, burlona

Reí, la idea de que tuviera que estar cambiándose de caballo me resultaba graciosa.

Luego me puse serio y escuché atentamente la historia, asombrándome bastante. Realmente era bastante difícil de creer, sin embargo todo era posible allí, y sabiendo que las personas que manejaban la Hípica eran serios y no bromearían con ello la idea de que fuera una broma se iba esfumando lentamente de mi mente. Ante su última pregunta, asentí con la cabeza y me levanté sobre mis patas traseras, dejando que mis crines volaran con el viento; agité mis patas delanteras y sonreí.

- ¡Claro qué lo encontraremos! -dije, bajando y mirándola con entusiasmo.

- Tomaré eso como un sí -dije con tono bromista, y me acerqué para regalarle unas caricias- a ver si tenemos suerte... siempre y cuando no nos coma, estaremos bien -reí y ladeé la cabeza.

- ¿Comernos? ¡Claro qué no! -me reí y negué con mi cabeza, de manera algo efusiva- es más; no dejaré que se te acerqué -prometí, mirando a mi preciosa dueña de manera orgullosa, erguido y derecho.

- Cielos... -exclamé al verlo de aquella forma- tranquilo, campeón, nada nos pásara nada -prometí entre risitas, sin dejar de acariciarlo. Noté que el sol iba escondiendo detrás de unas nubes que amenazaban con forman un cielo tormentoso, por lo que hice una mueca.

Sonreí a Cyebele y observé un tanto cabizbajo a Katy . Moví la cabeza y continué pastando .

Sonreí y disfruté de sus caricias, observándola.

Luego de un rato dirigí mi mirada hacia donde ella lo hacía, el cielo estaba comenzando a nublarse. Me sacudí y olatee un poco el aire, algo desanimado. - No quiero que llueva -me quejé para mis adentros.