La Gran Pradera

-Claro- asentí con la cabeza al mismo tiempo que arrancaba en un súbito sprint para ponerme a su paso, llegando y entrando al lago apenas segundos después que ella. Dado que no había frenado antes de entrar, detrás de mí fui dejando una estela de agua por donde mis patas iban pasando, con gran ímpetu y fuerza; salpicando por doquier. Sonreí con malicia mientras me acercaba lentamente a Shaw por detrás, sin apenas hacer el más mínimo ruido pese a estar sumergido hasta las patas en la laguna, y haciendo acopio de mi fuerza me alcé sobre los cuartos traseros para empaparle el lomo a la yegua. -¡Bu!- relinché al mismo tiempo que elevaba mis patas delanteras en el aire, arrojándole más agua aún.

Pasé de estar totalmente tranquila a sobresaltada en cuestión de segundos, los segundos que le tomó a Tornesch llegar hasta detrás de mí y mojarme en un acto malicioso y algo malvado. Me giré, sacudiéndome mientras comenzaba a reírme, dedicándole luego una mirada severa al semental. - Con que sí, eh... -exclamé, frunciendo el ceño mientras me acercaba a él, clavando mis patas en el agua con vehemencia, sin quitarle la vista de encima- ya verás -avisé, mientras hacia una especie de capriole, salpicando el doble de agua que él me había salpicado a mí. Le mojé luego con mi morro, riendo posteriormente y adentrándome más en el lago, hasta una zona donde el agua me llegaba hasta poco menos del lomo. Me sacudí nuevamente, bebiendo un poco más de agua.

Resoplé por lo bajo, fingiendo enfado. La perseguí a nado hasta donde ella estaba, con el agua llegándome algo más abajo puesto que yo era ligeramente más alto. -Enana- me mofé en son de burla, arremolinando mis patas para avanzar un par de centímetros más. Sabía que si ella se adentraba más adentro quizá perdiese el equilibro, por la que no la provoqué a seguirme. De todos modos, continué salpicándole agua con mi hocico relinchando por lo bajo. La miré desafiante, clavando mis ojos sobre ella pero aún sin establecer un contacto visual fijo, como solía hacerlo desde que la había conocido.

Me reí, levemente, y le miré con los ojos entrecerrados. - ¡Oye! -me quejé, al escuchar éso de "enana"- eres apenas unos centímetros más alto que yo -aclaré, mientras negaba con la cabeza al verle avanzar. Lo seguí, dando pie bastante terreno más, hasta que me puse a nadar un poco, sin irme demasiado profundo sólo por si acaso. Luego de un rato de nadar, volví hacia donde estaba antes, recibiendo agua de parte de Tornesch- no te rindes, ¿verdad? -pregunté entre risitas leves, salpicándolo también con mi morro, tratando de que fuese más agua sin lograrlo. Acabé suspirando, feliz, levantando mi mirada hacia el cielo y posándola allí por unos instantes.

-¿Rendirme? No sé lo que es eso- bromeé. Noté que suspiraba con felicidad y alegría, lo que me hizo sonreír. Si alguien se la estaba pasando bien, a mí me contagiaba. Quizá esta vez no con tanto entusiasmo por...motivos obvios, claro; pero podía sentir que cada momento que pasaba con ella servía para hacerme más feliz de algún modo. Incliné ligeramente el cuello para beber algo de agua, sin que me importara la profundidad en la que estaba sumergido en ésos instantes.

Observé al semental, clavando mis orbes chocolates en los suyos, sosteniéndole la mirada; cosa que él no había hecho.
- Gracias por todo, Tornesch -le dije, con voz dulce y cargada de verdadero agradecimiento totalmente genuino. De no ser por él, seguramente habría acabado aburriéndome en aquél prado, sola, pues ni siquiera Taloubet había hecho acto de presencia después de mí. O al menos, no lo había visto- realmente me estoy divirtiendo mucho -aseguré, mientras caminaba un poco en el agua, yendo más profundo, pero todavía tocando el suelo con mis cascos y moviendo el agua con mi morro.

Escuché sus palabras agachando las orejas en acto de modestia.
-No, gracias a ti- murmuré, como si las palabras pesaran y me doliera el decirlas. -Gracias por animarme...tanto- admití, moviendo ligeramente la cabeza hacia un lado. Miré su reluciente costado castaño, con sus crines cortas pero abundantes flanqueándole el cuello mientras que el viento jugaba con ellas. -Creo que si no te hubieras aparecido por ahí estaría muriéndome en mi box- resoplé con ironía, pero ésa era exactamente la imágen que tenía de mí mismo estando encerrado: triste, solo y moribundo de dolor. Con ella, por lo menos, mi cruel destino había cambiado favorablemente.

Sonreí, de forma sincera, negando levemente con la cabeza luego. - No hay nada que agradecer. Creo que a ambos nos favoreció la presencia del otro -aseguré, con un tono de voz bromista, pero hablando enserio después de todo. Sus últimas palabras sonaron duras, por lo que fruncí un poco el ceño. Y todo llevaba siempre a un mismo nombre: Indi. Esperaba en algún momento, saber realmente que había pasado, pero de ninguna manera presionaría a Tornesch para que lo dijera y menos, ahora, que estaba poco a poco animándose. Sería como meter el dedo en la llaga luego de que ésta estuviese sanando. Me acerqué a él y seguí salpicándolo, en broma, juguetona.

-Tienes razón- marqué con una leve sonrisa. Pude ver la indecisión y la curiosidad en su modo de actuar e incluso ligeramente en su tono de voz, pero lo pasé por alto. Lo que más quería justo ahora era olvidar por completo el tema y afrontarlo cuando pudiera pensar en éso sin sentirme un débil e impotente. Miré la orilla, que quedaba a un puñado de metros de distancia, tan verde y llena de vida por el agua que continuamente le daba renovados alientos de verdor. Resoplé y me incliné de nuevo a beber agua, acción por la cual el hocico terminó chorreándome después de levantar la cabeza y cosa que aproveche para mojar más todavía a Shaw.

Sonreí, sacudiéndome luego. No había logrado escuchar la risa de Tornesch desde que habíamos llegado, cosa que en parte me indicó que todavía quedaba un arduo trabajo por delante. Luego de estar un rato más en el agua, me fui más a la orilla, pisando tierra firme finalmente, sin agua de por medio. Volví a sacudirme para quitar restos de agua de mis crines especialmente, a pesar de que en todo mi pelaje todavía pequeñas gotitas cristalinas estaban impregnadas, brillando ante la intensa luz proveniente del sol. Seguí observando a Tornesch, bajando la mirada de a ratos y clavándola en el agua, algo inquieta. Acabé pastando un poco, a pesar de que no tenía demasiada hambre, sonriéndole al semental de a ratos, observando como el sol ya no estaba en lo más alto del cielo ni mucho menos.

Alzando una ansiosa mirada al cielo mientras que salía del agua al mismo tiempo que la yegua, noté que ya no era tan temprano como esperaba. El sol iba bajando, lenta y paulatinamente, pero ya iba en descenso. Y si quería recorrer con Shaw de verdad toda la hípica, lo mejor sería hacerlo cuanto antes. Sonriendo, pensé en el lugar que tenía planeado para la puesta del sol: la playa. -Es hora de visitar el próximo lugar- avisé, sacudiéndome con fuerza y agitando mi cola de lado a lado en un afán de secarla.

Sus palabras me entusiasmaron, por lo que sonreí, asintiendo con la cabeza y sacudiéndome nuevamente en un pobre intento de quitar el exceso de agua. Acabé resignándome, confiada en que cuando fuéramos al próximo lugar me secaría automáticamente con el viento.
- ¿A qué esperamos, entonces? -pregunté, con visible ansiedad, dispuesta a seguir a Tornesch en cuanto él se moviese, pues era mi guía.
- Cuando quieras -anuncié, sonriente aún, preguntándome a dónde iríamos ahora. Seguro el lugar sería hermoso, como los demás.

-Vamos- sonreí, medianamente alegre por la idea de pensar en la playa. Los bellos tonos del rosado cielo al atardecer seguían flotando en mi mente, y puesto que para mí, que vivía relativamente cerca, aquel paisaje era hermoso; pensé cuánto lo sería para Shaw. -Ya verás qué bello es- la animé y tomé el sendero rumbo a la costa con un paso que asemejaba más un trote apresurado que un paso tranquilo, como quien tuviese todo el tiempo del mundo para llegar a su destino; cosa que obviamente no era nuestro caso.

*El cielo se comienza a nublar y empiezan a caer pequeños y blancos copos de nieve, que inundan en lugar cubriendolo de un manto blanca de nieve *

aquí estamos
- mira caballos salvajes pero cuidado son vastante ariscos

- Ya se que son ariscos, a y tampoco me iba hacer amiga de ellos,fíjate no me echo amiga ni de ti, como para hacerme de ellos.

me voy ha acercar creo que tengo un amigo por ahí
yo : -hey jack estas hey
jack: - totilas ¿eres tu?
yo: - si soy yo voy para allá
athenea quieres conocer a alguien

-No , no quiero conocer a nadie , pero gracias por preguntar.

si quieres te lo traigo
ahora vuelvo

-No ,no quiero conorcer a caballos, voy ha ver si me hago amiga de alguna yegua.

vine
espera querias conocer a yeguas pues vale dije
jo no puede ser la amo la amo tanto
-te amo athenea te amo tanto
grite ups

- No me puedo creer que me allas dicho eso.

lo siento no queria decirtelo pero es verdad me pareces muy guapa y como siempre me quedo solo no soy capaz de conseguir callarme mis sentimientos

-Pues es mejor que controles tus sentimientos.

bueno vale no hace falta que me trates asi me voy y si no encuentras el camino allá tu
y me fui al galope