La amplia sonrisa que había surgido de la nada en mi rostro... permaneció ahí, estática, quieta en su lugar. Por fin podía contemplar el rostro de Lizzie una vez más, y como ya pensaba... lo que había ocurrido el día anterior no había resultado ser una simple invención de mi imaginación, alimentada por el deseo y el anhelo. Suspiré, pasando ahora mis manos por su cintura, creando así una "presa" entre ellas. Reí por lo bajo, observando con atención los ojos de Lizzie, sus ojos azules, cristalinos, limpios, puros... Todo en ella resultaba fascinante, irresistible, hermoso...
La estreché contra mi, evitando así que se alejara más de lo que le convenía. Reí ante esa idea. Deshice un poco la presa que había entre mis manos, para poder contemplarla y recibir con comodidad el suave beso que había depositado en mis labios. - Estuve todo el día por aquí. Puesto que no te había podido contemplar en todo el día... concebía la esperanza de poder encontrarte aquí. Y así era - Afirmé, asintiendo lentamente, mientras acariciaba con suavidad la mejilla de Lizzie. - Anhelaba el momento de volver a verte... y asegurarme de que lo que ocurrió ayer no era un simple sueño, una simple invención de mi imaginación - Esbocé una media sonrisa - Una invención alimentada por el deseo y anhelo - Suspiré, paseando ahora la mirada por la perfección de su rostro, deteniéndome de nuevo en sus cristalinos ojos.