Picadero de salto .Exterior

-Excelente, chico-lo acaricié, con una sonrisa radiante.-¿Te parece si damos otra vuelta o vamos a algún prado?-sugerí dándole una manzana.

Asentí alegremente, mordiendo el bocado de mi cabezal y moviendo la cola.

Le retiré el bocal con cuidado, le aflojé la cincha y le recogi los estribos para conducirlo a la pradera norte.

Nos dimos cuenta al llegar, que se habian llevado las vallas a limpiarlas, refusé y nos tubimos que dirigir al prado, parecia que este dia no hibamos a saltar

El día se veía algo pesado, pero lindo por lo que decidí ir a la pista exterior. Armé un recorrido rápido, centrándome en la posición de las rías, que estuviesen ubicadas de tal manera que Tornesch tuviera tiempo a concentrarse.

Miré a Nahiara mientras montaba los obstáculos. Cuando terminó, los saltamos de a uno por uno, ella siempre acompañándome como era debido y yo saltándolos con ligereza y agilidad.
Mantuvo el contacto especialmente en las rías, lo que me dio confianza y seguridad para saltarla correctamente
Después de un rato saltando, me condujo al prado, para quitarme lo aburrido un ratito y seguir entrenando después.

Llegamos a la pista con Sombra. Desmonté y puse unas cuantas barras en el suelo a una distancia de un metro y medio. Volví con Sombra y revisé la cincha, luego acorté un poco los estribos. Le estiré las patas y luego monté. Le di un toque con los talones para que pasara por encima de las barras, me incliné un poco hacia adelante. - Venga muchacha -la animé con una voz calma.

Salté las barras, con algo de miedo pues era nuevo para mí. No era que inspirara mucha confianza, pero de todos modos lo hice.

Cuando las pasó me sentí aliviado, puesto que pensé que al principio las iba a rechazar. Desmonté y la acaricie. Además le di un poco de avena para recompensarla. - ¡Muy bien pequeña! Lo hiciste fenomenal, aunque no hayamos comenzado a saltar sé que lo harás genial. Y sé que unas barras tiradas en el suelo no te deben motivar mucho, pero bueno -la felicité riendo y agregué unas pocas barras más, volví a montar y la conduje hacia el inicio de las barras. Le pedí trote mientras me acomodaba en la silla como si estuviésemos saltando ya.

Miré las barras con algo de desconfianza, pero decidida a pasarlas todas...si podía, claro. Pasé las barras de a una a una, alzando las patas exageradamente y pegando un bote de vez en cuando, pero leves, no lo suficiente como para tirarlo de la silla.
Las barras me sacaban de quicio, claro estaba, pero de todos modos logré esquivarlas todas.

La hice pasar una vez más para que se acostumbrara, luego coloqué al final de todas las barras, a una distancia considerable, un obstáculo de unos treinta centímetros aproximadamente. Le dí un leve toque mientras me aseguraba de que mis piernas estuvieran en contacto con ella al igual que mis manos. - Venga, tu puedes. Solo ten confianza -dije tratando de animarla.

Clavé mi mirada en el salto al final del obstáculo...bueno, aquello animaba un poco las cosas. Pasé de nuevo por las barras en el suelo, de nuevo alzando las patas demasiado, como si la arena estuviera caliente y quemara, casi danzando y pegando pequeños brinquitos.
Cuando llegué al obstáculo final, lo pasé sin problema, pero salté de lejos a pesar de llevar una buena velocidad.

Cuando pasó el salto me sentí realmente feliz, la acaricié y felicité efusivamente. Lo había hecho genial. Desmonté y abracé su cuello, le di un poco más de avena y monté otros dos obstáculos apenas más altos a una distancia prudente. Quité las barras, puesto que la ponían bastante nerviosa y no ayudaban demasiado. - Demuéstrame todo lo que heredaste de tus padres -bromee- Y recuerda, acércate bastante al salto antes de saltar -le pedí, luego la acaricié.

Aunque no lo hubiera pedido, la sangre que llevaba desde mi nacimiento comenzó a correr, gracias a la adrenalina y en parte a los nervios que tenía por ahora. Avancé hacia el salto con una velocidad realmente alta como para saltar, que en realidad era más un galope bastante extendido. A pesar de eso, lo salté sin ningún problema, de lejos pero no demasiado, aceptable. El segundo intenté acercarme un poco más, por lo que tuve que aminorar la velocidad pero no lo logré, terminé saltándolo de lejos...por lo menos, en los tres había derribado nada, ni tampoco rozado algo.
Me quedé al otro extremo de la pista, masticando el bocado.

- Genial chica, pero tranquila, no te apresures. Sé que Wild es una yegua de carreras y tienes su sangre, pero para saltar necesitas tener paciencia. Saltas sobrado, pero cuando comencemos con los obstáculos enserio si vas a esta velocidad no te va a dar el tiempo para saltar, así que paciencia. De todas formas lo has hecho genial, mucho mejor de lo que esperaba -le sonreí y armé un nuevo circuito de 40 cm con cinco obstáculos en total, bastante separados para que le diera el tiempo en caso de tener que frenar.

Cabeceé un poco al ver los obstáculos, esta vez eran más pero me tranquilizó la distancia y sus palabras. Esta vez me acerqué a las barras a un trote, extendido y rápido, pero más lento que un galope y por lo tanto más manejable. Salté el primero de cerca y como si la altura fuera mucho mayor, aterrizando justa. El segundo lo salvé por poco sin rozar las varas, pues no estaba bastante acostumbrada a saltar así.
El resto de ellos me valí más de impulso antes del salto que vuelo con velocidad, por lo que los salté de cerca, sobrados por mucho pero el saltar de cerca ya era una ventaja en sí.

- ¡Muy bien! Ahora sí que lo hiciste genial -le dije con una voz suave y alentadora. Saltaba muy suavemente, parecía que volábamos puesto que ni siquiera sentía cuando terminaba el salto.

- ¿Quieres seguir o estás cansada ya? No quiero exigirte demasiado -desmonté y le sonreí.

Incliné la cabeza y la coloqué entre sus manos, estaba algo cansada, quería (ahora sí) irme a mi box.

- Muy bien, vamos al box -le acaricié y le di una manzana como recompensa por todo lo que había echo, hoy le tocaría una abundante comida con muchísimos premios. Me monté y la conduje hacia los boxes.

llegamos y puse la balla muy baja y le dije a tormenta que trotara para saltarla

empece a trotar muy concentrada en el obstaculo y di un pequeño salto atenta a las indicaciones de llena

genial subi la balla un poco mas

dije nevvisa lista para saltar
me monte en ella y la anime a galopar para que saltara el obstaculo

yo empece a trotar, despues a galopar y finalmente salte la valla. relinche muy flojito en señal de que me gusto y que queria seguir

Llegué con Afri y me puse a montar el recorrido tan pronto entramos, para que una vez que hubiésemos calentado comenzáramos a saltar ya y no se enfriara.
Comenzamos a dar un par de vueltas al paso y al trote, con cambios de mano y después al galope