Picadero de salto .Exterior

Aumenté más la velocidad que la zancada, y se me escapó un poco en las últimas 2 zancadas, pero sólo resultó problemático al aterrizar. Caí con fuerza, pero la usé paa impulsarme hacia adelante, por lo que necesité recorrer más pista al galope anes de poder frenar.

-Bien- Dije sonriendo, acariciándola y ofreciéndole una manzana como recompensa.

Me puse algo tensa, pero lo disimulé lo mejor posible, aflojando un poco las riendas para que Mishaal tuviera más libertad. Nos dirigimos al siguiente obstáculo, esta vez de 80 cm.

Al terminar el recorrido, dejé que frenara por completo antes de desmontar.
-Hora de llevarte con el vet-comenté con una sonrisa, acariciándole el cuello.-Saltas muy bien-lo felicité, ensanchando mi sonrisa. Le di una manzana, le aflojé la cincha y le recogí los estribos sobre la silla, para después conducirlo de las riendas hacia el veterinario.

Me relajé y relinché, comiendo la manzana y siguiendo a Layla, a su lado con suma lealtad, como protegiéndola en caso de cuaquier cosa que surgiera.

Troté alegremente hacia aquel corto obstáculo, con elegancia y agilidad. Incliné un poco el cuello, arqueando la cabeza durante el salto, aterrizando con suma precisión y relajada, pues aquel gesto me permitía mover la cabeza.

Me alegré y sonreí levemente ante aquela "hazaña".
-Bien Mishi.- Dje acariciándola y ofreciéndole una manzana.
Esta vez, nos dirigimos al último y más difícil obstáculo, era uno de casi 100 cm, pero era de 95 (?..)

No había visto uno tan alto, pero usé la misma técnica que para los demás: impulsarme con la velocidad, y justo antes de chocar con el obstáculo, alzarme sobre de él, pasándolo ligero y cayendo justo al otro lado, recogiendo mis patas durante el salto y aterrizando bien marcado.

Felicité a Mishaal nuevamente, pero esta vez con una amplia sonrisa, y le ofrecí una manzana.
-¿Querés darte una ducha? ¿O tal vez ir al mar a divertirnos?- Pregunté amablemente mientras le daba suaves palmaditas en su cuello.

¿Ducha? Para nada, ni había sudado...relinché y sacudí mi cabeza, dando un par de pasos hacia atrás y después una pequeña levada; aún tenía bastante energía para dar y regalar.

-Bien, tranquila.- Dije entre risitas, en son de broma.
-¿Entonces? ¿Quieres saltar un poco más? ¿O prefieres ir a otra pista o picadero?- Pregunté.

Por mi cuenta, pegué una carrera alrededor de toda la pista, sin llegar a la máxima velocidad. Quería correr, mis patas me hormigueaban y sentía mi corazón palpitando con fuerza; no necesariamente por el cansancio sino por la adrenalina.

-Vaya, eres realmente rápida.- Dije mientras me acomodaba en la silla.

Ése era justamente el punto...relinché levemente, dándole un toquecito con el morro para empujarla hacia el hipódromo.

-Oh, quieres ir al Hipódromo- Dije sonriendo. -No sé si Mr Galoguey nos dejará pasar...- Dije algo decepcionada.

Llegamos al picadero con Sombra. Antes de subir le estiré las patas con el objetivo de que no se lesionara. Monté el recorrido con seis obstáculos de 40 cm ya que a pesar de que que era capáz de saltar eso y mucho más, hacía mucho no lo hacíamos, pero sabía que no me decepcionaría. Subí en Sombra y dimos unas cuantas vueltas de calentamiento tanto al paso, como al trote y al galope. Cuando estuvo lista la dirigí hacia el primer obstáculo asegurándome de darle seguridad a través de mis piernas y manos.

En las vueltas al trote me concentré más en estirar las patas para desentumirme, y en las de galope en alzarlas bien para tomar un poco de impulso, a manera de práctica. Seguí dando vueltas alrededor de toda la pista, a un paso natural y de alguna manera lento; pero aquella sensación fue pasando conforme los músculos de mis patas iban recordando la sensación de saltar, hasta que estuve bien lista y preparada para correr como era debido.

Todos los obstáculos eran verticales simples, así que no me preocupé. Llegamos al primer obstáculo, el cual Sombra saltó, pero no demasiado cerca, por lo que tuvo que estirarse más para lograr pasarlo. Igualmente no tocó ni derribó ninguna valla, por lo que la animé con caricias en el cuello. — Recuerda, desde cerca —pedí cuando nos acercábamos al segundo obstáculo.

De cerca, de cerca...era necesario para saltarlo sin estirarme, aunque en realidad no lo quisiera así; pero bueno. Al segundo obstáculo intenté acercarme más, gracias a lo cual llegué incluso algo sobrada al otro extremo. Sonreí para mis adentros, dirigiéndome al próximo obstáculo con un trote extendido, natural y relajado, alargando ligeramente la zancada para tomar mayor velocidad.

Mantuve las riendas flojas y la acompañé en los saltos. Para el tercer obstáculo la llevé al trote y unos metros antes de llegar hicimos una transición al galope, por lo que saltó de cerca y sobrada por mucho.
La felicité con unas caricias y la guié por una curva un tanto cerrada para el cuarto obstáculo.

Aminoré el paso para girar en la curva correctamente, terminando con el cuarto obstáculo justo frente a mí. Tomé mayor velocidad y estiré las patas, saltando ligera, casi sin necesidad de impulsarme antes del salto por la escasa altura del obstáculo y por el ritmo que llevaba.

Saltó los últimos dos obstáculos con facilidad, y me di cuenta de que haber bajado la altura no habría sido necesario a pesar de que hace bastante no saltaba. Desmonté y la acaricié, dándole un poco de avena. — Simplemente genial, Sombra. A este paso creo que ya se quienes van a ganar el concurso —dije, bromeando. Monté un nuevo recorrido de ahora 60 cm, con suerte competiríamos en 80.

Tomé la avena con suavidad y me la pasé, era deliciosa. Me mantuve dándole un par de vueltas alrededor de la pista al trote mientras montaba el recorrido, no quería enfriarme; tanto tiempo entumida ya había sido suficiente como para añadirle que me había enfriado.

Terminé de montar el recorrido y monté en Sombra, dimos unas vueltas al trote ya que había tardado un poco creando el recorrido. Luego de haber calentado nuevamente la dirigí hacia el primer obstáculo, el recorrido estaba compuesto principalmente por verticales aunque había agregado un oxer a una buena distancia de los demás obstáculos, ya era hora de comenzar a practicarlos.

Los obstáculos eran ligeramente más altos, pero tan ligeramente que ni me inmuté. Además, todos eran verticales...excepto el último, que parecía ser el doble o triple de ancho. Simplemente tendría que estirarme más, ¿no? Le resté importancia y arranqué en trote hacia el primer vertical, saltando más o menos de cerca y recogiendo las patas durante el salto, cayendo con suavidad al otro extremo.

La seguí con mis movimientos, dejando la espalda derecha y doblándola desde la cadera, con las piernas fijas para sostener mi peso. Saltó los siguientes obstáculos con facilidad y gracia, levantando bien las patas y saltando sobrada. La dirigí hacia el oxer, cediéndole un poco más de rienda para que se sintiera cómoda al estirar el cuello.