Me alegré casi tanto como Sea al oír la proposición de Ana al semental. Sí, estaba más que claro que ansiaba que lograsen entenderse como lo habían hecho, que ella lo comprase y que lentamente fuesen construyendo una buena relación. Y sabía que lo lograrían. Sin mencionar que sería el primero en asistir a todos los entrenamientos que me fuese posible, ya que me había quedado maravillado ante la rapidez del semental, y no dudaba que con más entrenamiento directamente volaría. Observé aquella escena ciertamente conmovedor, esbozando una amplia sonrisa al ver que Ana dirigía su mirada hacia mí. Esperé a que se acercase antes de posar totalmente mi atención y mirada en ella, ladeando ligeramente el rostro y observando sus ojos con cierta fijeza poco habitual. Algo pasaba. Qué era ese algo, ni idea. Hice una pausa con aquella tarea que tan enserio me había tomado, el observarla, al ver que ella desviaba la mirada. Joder, Jacob, acabarás asustándola me reclamé a mí mismo, apretando los dientes hasta cierto punto en el que comenzó a dolerme la mandíbula. Me relajé, o al menos lo intenté, cruzándome de brazos con una clara sensación de pura tensión. Al oírla la observé, nuevamente, fingiendo desinterés. -Sí, ya me voy- le dediqué una sonrisa, acercándome a Taloubet y acariciándolo como despedida, dejándole unas golosinas.
-¿Te llevo?- le pregunté al volver junto a ella, riéndome levemente, pese a que el ofrecimiento iba muy enserio. El desviarme de mi camino habitual por causa de Ana, para al menos pasar un rato más con ella resultaba un plan ciertamente tentador. Muy tentador.
-¿Te llevo?- le pregunté al volver junto a ella, riéndome levemente, pese a que el ofrecimiento iba muy enserio. El desviarme de mi camino habitual por causa de Ana, para al menos pasar un rato más con ella resultaba un plan ciertamente tentador. Muy tentador.