Supe instantáneamente que la respuesta iba a ser un sí. Sí. Siempre me quedaría con ellas, me aseguraría de protegerlas y estar a su lado siempre que me fuese posible. -Claro que me quedaré- aseguré, con toda la seguridad y firmeza que pude demostrar en mi tono de voz. Sonreí, mientras mis ojos volvían a brillar con la misma intensidad y vitalidad de antes, aquella felicidad que me brindaban Tormenta y Ginger no era comparable con nada más. Y me sentía enormemente afortunado por aquello. En cuanto ella se acercó, luego de hablar, ensanché más mi sonrisa. Rocé mi morro con el suyo, tan feliz como antes, reviviendo aquél día en la playa en el que pude decirle todo lo que sentía. Y agradecía haber tenido el valor suficiente para hacerlo, pues de no ser así, mi vida no tendría sentido alguno.
Clup Hipico