En cuanto dio la señal de partida, me impulsé con todo mi cuerpo hacia el frente, sin que me importara nada más. Mantuve los ojos bien abiertos para fijarme por dónde pisaba, ya que si a la velocidad que iba tropezaba con algo, cualquier cosa por más mínima en tamaño que fuese, podría terminar en patas rotas o cuellos lastimados. Nada que fuera muy bonito, seguramente, pero no por ello frené. Seguí corriendo a toda velocidad, soltando mis patas y moviéndolas rápidamente, tomando velocidad con las delanteras y fuerza con las traseras, impulsándome siempre hacia delante. Cuando llegamos a la roca, frené en seco echándome hacia atrás y clavando los cascos en la tierra para después pegar, literalmente, un salto en la dirección contraria y reanudar la carrera, con la inercia a mi favor ayudándome siempre. Llegué y frené resbalando un par de metros más allá de la línea de meta, por lo que tuve que incorporarme y regresar de nuevo al grupo. -Yo si vi. Ganaste tú- clamé, sonriéndole a Ankira. Sí, había ganado justamente, además de que era lo más lógico y obvio: Cammeron y yo ya habíamos gastado una buena parte de nuestras fuerzas corriendo entre los establos hasta llegar a donde estábamos ahora, por lo que Ankira era quien tenía más fuerzas. Y siguiendo toda ley de la lógica, había ganado la carrera.
Clup Hipico