Sonreí. Sí, todo estaba bien. Más que bien, de hecho. Ahora no tenía ningún peso que cargar en la espalda, no me sentía mal al verlo, ni cohibida, ni avergonzada por el simple motivo de no haberle dicho lo que sentía. Escuché tanto a Tornesch como a Mishaal, sonriente, no me sorprendía que se hubiesen visto alguna vez, pues ambos llevaban ya un buen tiempo en el Club y era lo lógico. Si no había sido en los boxes, quizás se hubiesen visto en alguna pista; como la de salto. Tornesch saltaba. Mishaal, deducía que también, pues me daba más a yegua de salto que de doma. Escuché el grito de Wild, una de las "líderes" de aquél paseo, asintiendo con la cabeza. -Genial- dije despacio, por lo bajini, casi para mí misma. -Muero de hambre- me quejé, divertida, aunque no tenía tanto de broma en ése momento.